Cancel Preloader

Un angelito regresó al cielo

 Un angelito regresó al cielo

Isidro Gómez de la Cruz
La leche materna fue su último alimento antes de cerrar sus ojos para siempre en la mañana de este sábado en el mercado público Guadalupe de Palenque.
Únicamente tenía siete meses de nacida, no conoció el oficio de su madre, sin embargo, la acompañaba todos los días a vender verduras; esa mañana fue la última para la pequeña que cerró sus ojos en el rebozo en donde siempre la resguardaba su progenitora.
A las 09:00 horas, se escucharon los gritos de la afligida mujer que incrédula, veía el cuerpo inerte de su hija a la que momentos antes mientras vendías sus elotes, había amamantado con el amor que únicamente una madre sabe dar.
¿Qué pasó? Decían quienes no sabían en ese momento, qué sucedía en los puestos ambulantes de dónde provenían los gritos de la mujer que después se sabría pertenece a la etnia Tseltal del ejido Santa María del municipio de Salto de Agua.
El ulular de una patrulla de la policía municipal se mesclaba con el de la ambulancia de Protección Civil; todo era confusión, los intentos de los paramédicos para salvar la vida de la niña, fueron inútiles; la pequeña ya no respiraba ante la mirada de dolor de su madre.
“Era un angelito”, dijo una señora que reflejaba en su rostro, la impotencia de no poder ayudar a salvar a la pequeña niña; los listones amarillos y la estrecha vigilancia de elementos policiacos y de la fiscalía, impedían el paso.
“Dios nos libre de estos momentos”, suplicó mirando al cielo, una de las vendedoras que a diario se instalan afuera del mercado; “pobrecita”, dijo en voz baja, un señor que, secándose el sudor de la frente, miraba detrás de la cinta amarilla al igual que decenas de curiosos.
Corrió el rumor que la muerte de la pequeña fue por asfixia, pero, todo era suposiciones, rumores de la gente que lamentaba la tragedia de una madre ante el deceso de su pequeña.
Fua la mañana del sábado seis de febrero. Una bebé de tan sólo siete meses de edad, perdió la vida en el rebozo donde su madre siempre la llevaba al mercado para vender verduras; su leche materna fue su último alimento antes de cerrar para siempre sus pequeños ojos.

Redaccion Diario de Palenque

Notas Relacionadas