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Dio a luz a su nieto

Ángel Hebert, de 25 años, residente en el pueblo de Madawaska, en el Estado estadounidense de Maine, fue diagnosticada con una grave enfermedad del corazón que hacía que su posible embarazo fuese sumamente peligroso. Por esa razón, tras la enorme decepción, recurrió a meses de tratamiento sin éxito. Por esa razón decidió optar por un vientre de alquiler. Ángel confesó que siempre tuvo la predisposición de su madre, Linda Sirois. “Desde el principio, mi madre decía: ‘Yo estoy aquí y puedo llevarlo por ti'”, aseguró la joven.
La mayoría de las clínicas de fertilidad en el área rechazaron atender a Sirois por su edad, hasta que finalmente un centro médico de Massachusetts aceptó llevar a cabo el embarazo de la mujer en condiciones muy estrictas.
Finalmente, el óvulo de la joven Ángel, fertilizado con el esperma de su marido, Brian Hebert, fue implantado satisfactoriamente, y el embarazo se desarrolló sin complicaciones.  Ahora Sirois, que tiene otros cuatro hijos, incluyendo dos gemelos, afirma que este embarazo con el pequeño Madden, que nació sano el 13 de agosto, resultó ser “el más fácil de todos”.
No es el primer caso. Los hay más extremos. En febrero en 2011, Sara Connell, una joven de Chicago que no conseguía un embarazo a término decidió recurrir a su madre de 61 años para que gestase a su pequeño. Hace tres días Kristine Casey dio a luz a su nieto. El óvulo es de su hija Sara y el esperma de su yerno Bill, pero el útero lo ha puesto ella.

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