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Pistola de Francisco Villa

 Pistola de Francisco Villa

AGENCIA:
MÉXICO

Fue elaborado por instrucciones del líder revolucionario Francisco I. Madero y a su vez, entregado al caudillo José Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa.
El revólver, de 38 milímetros fue fabricado en Éibar, España, hacia 1910 por la firma Irióndo y Guisasola. Sus materiales consisten en acero y oro, y está ataviado con figuras en color amarillo y detalles en azul, además de una “U” con doble corona real como inscripción.
Acompañan a la pieza dos cartuchos de bala percutidos y una caja elaborada en madera, nácar y plata, que suma una breve placa con la dedicatoria del entonces presidente Provisional de México, don Francisco I. Madero (1873–1913), obsequió en 1910 —año en que fue promulgado el Plan de San Luis— a Francisco Villa (1878–1923), “por su valor a la Patria”. El arma por sí sola, no tendría nada de extraordinario, más que el tiempo que ha existido, sin embargo, toma relevancia porque fue una pistola que perteneció al revolucionario José Doroteo Arango Arámbula, mejor conocido como Pancho Villa. Aunado a esto, se le agrega que el arma fue mandada a hacer por el expresidente Francisco I. Madero, mismo que se la obsequió a Villa, “por su valor a la patria”.
Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), declaró que “esta es una pieza histórica y artística pero también un objeto que guarda una diversidad de significados: primero, la relación entre el líder que se ocupa de iniciar la Revolución Mexicana, y el caudillo cuyo papel fue vital en el desarrollo de este episodio histórico”.
Según la página oficial del INAH, en los días inmediatos al golpe de Estado, por medio del cual Victoriano Huerta depuso a Francisco I. Madero, se sabe que el embajador de Cuba en México de ese momento, Manuel Márquez Sterling, ofreció a Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez asilo político en su nación.
Cuando la pistola regresó a México, la titular de la Secretaría de Cultura, Alejandra Frausto, y el director general del INAH, señalaron su reconocimiento a Eusebio Leal Spengler, un historiador cubano, quien adquirió la pistola luego de que esta, según se especula, fuera llevada a la isla, posiblemente, por algún veterano revolucionario.
Javier Spengler Estébanez, hijo de Leal Spengler, entregó la pieza el pasado mes de abril a la Oficina del Historiador, en La Habana, solicitando la expresa voluntad de su padre: “que se restituyera al patrimonio cultural de la gran nación mexicana”.
Esta pieza de incalculable valor histórico, hecha de acero y oro, ahora se encuentra en la sala Revolución, de la exposición La Grandeza de México, en el Museo Nacional de Antropología e Historia.

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