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“¡Que me odien mientras me teman!”; la muerte de Calígula, un día como hoy

 “¡Que me odien mientras me teman!”; la muerte de Calígula, un día como hoy

Emmanuel Dorantes Balanzar

Cayo César “Calígula” fue emperador de Roma tras la muerte de Tiberio, quien a su vez sucedió a Augusto y éste a Julio César; los dos últimos son los responsables de la modificación del calendario al agregar dos meses adicionales con sus nombres (julio y agosto) lo que causó que el octavo, noveno y décimo mes se recorrieran para dejar sus nombres como un absurdo.

Por otra parte, Tiberio fue emperador en los tiempos de Jesús. Él era el monarca del imperio romano que tuvo bajo su jurisdicción a Vitelio como cónsul que a su vez tenía bajo su supervisión al mismísimo Poncio Pilatos, procurador de Judea con su triste celebridad. Sin embargo, el sucesor de todos ellos tiene un aún más negro historial sustentado en datos históricos que lo colocan en un lugar poco privilegiado en la historia.

El apodo de Calígula se debe a su padre el general Germánico cuando éste lo llevaba a los campamentos militares siendo Cayo César muy pequeño. Se dice que los legionarios romanos usaron al pequeño hijo del general como juguete sexual, lo que marcó su destino corrompido y perverso. Fueron los soldados de su padre los que también le dieron el apodo que toda su vida llevó: Calígula.

La “caliga” era el calzado del soldado romano, la palabra “calígula” era el diminutivo. Los hombres de su padre lo llamaban así, que en el equivalente actual podría traducirse como “botitas”. Lo cierto es que al heredar el cargo de emperador romano ya padecía de una enfermedad mental que lo hacía creerse un dios. Se dice que acudió ante la estatua del Júpiter Olímpico con una comitiva para “arrancar la cabeza de la escultura y poner la de Calígula”. Cuenta la leyenda que la estatua del dios romano soltó una carcajada estremecedora.

Gustaba de tener una orgía después de ofrecer un banquete. Una noche, en la mesa, ante sus invitados, repentinamente empezó a reír y sólo dijo: “me hace gracia que en este momento puedo mandarlos a matar a todos”. Entre tantas excentricidades, su hermana Drusila fue también su amante, lo mismo que cualquier otro muchacho romano que se acostaría con el emperador. Alguna vez, Calígula nombró a su caballo Incitatus con el título de Cónsul y dispuso para él establos rodeados de mármol y visitas obligadas de la jerarquía romana.

Se volvió insoportable y fue asesinado el 24 de enero del año 41 por un grupo de guardias pretorianos encabezados por Casio Querea y un guerrero a quien apodaban El Tigre. Terminaba la vida de perversión de Cayo César Calígula a quien se le atribuye el haber nacido el 12 de agosto del año 12. Fue sucedido por su tío Claudio en el trono romano. Como dato curioso, el libro de Roberth Graves “Yo Claudio”, una presunta biografía del emperador Claudio, narra una anécdota de un pequeño Calígula en su visita a Jerusalén y se cita que Cayo César tuvo un encuentro frente a frente con un jovencito que predicaba afuera del templo. El chiquillo aquel le sonrió.

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