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LOS DIOSES ENTRAN A SUS CASAS: LAS CEREMONIAS CONSAGRATORIAS DEL DÍA 5.

 LOS DIOSES ENTRAN A SUS CASAS: LAS CEREMONIAS CONSAGRATORIAS DEL DÍA 5.

UNSPECIFIED – MARCH 01: Pakal’s sarcophagus lid, found in the Temple of the Inscriptions in Palenque. Mayan civilisation, 7th-8th century. Mexico City, Museo Nacional De Antropolog√≠a (Anthropology Museum) (Photo by DeAgostini/Getty Images)

Según las inscripciones, un año y medio después de la cocción de los incensarios y del rito efectuado en la Gran Montaña del Quetzal Descendente, K’inich Kan B’ahlam llevó a cabo
las ceremonias de consagración de los templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol.
Estos ritos ocurrieron el 7 de enero de 692.

Conceptuados como los momentos más importantes del proceso de renovación del Grupo
de las Cruces, el gobernante concedió a estos ritos una gran relevancia y ordenó
registrarlos varias veces en las inscripciones de los nuevos edificios, específicamente en
los tableros de las alfardas y en las jambas esculpidas de los santuarios pib’-naah.

En términos generales, las alfardas registran dos pasajes. El primero refiere el nacimiento
mítico (“el tocamiento de la tierra”) de la deidad regente del templo, fechándolo mediante una notación de Rueda Calendárica.

Un cómputo traslada el escenario temporal hasta la Rueda Calendárica 5 Eb’ 5K’ayab’, fecha histórica con la cual comienza el segundo pasaje. Con algunas variantes de declinación verbal, se presenta la expresión “(es) la entrada a la Casa”, seguida del hombre del pib’-naah/temazcal y señalando que éste pertenecía “al dios de K’inich Kan B’ahlam”.

No se menciona el nombre de tal identidad, pero se sobreentiende que se trata de la deidad patrona del templo en cuestión, referida en el pasaje anterior.

Los pasajes señalan que en la fecha 5 K’ayab’ la deidad regente de cada uno de los
templos hizo su entrada al pib’-naah, recinto que era “su casa” y que comenzó a habitar.

Esto quiere decir que ese día de los tres dioses trasladaron su esencia/presencia desde sus
respectivos hábitats del cosmos hacia esos habitáculos: GI, desde el cielo; Unen-K’awiil, a
partir de la tierra, y GIII, desde las profundidades del inframundo.

Los edificios en sí fueron las imágenes arquitectónicas de esos ámbitos, como destacamos antes. Sin embargo, los textos del grupo de las cruces no refieren de modo explícito cuál fue el procedimiento ritual que promovió la incorporación de los dioses en sus recintos.

Por fortuna, el texto de un fragmento del Tablero de la Casa A-D del Palacio permite
despejar esa incógnita. La inscripción refiere que en 5 Eb’5 K’ayab’ “fueron albergados por
primera vez los dioses-incensarios” de los tres dioses de la Tríada.

Ello indica que dichos objetos fueron introducidos en sus pib’-naah. Estos temazcales simbólicos fueron concebidos como los escenarios de la gestación y el nacimiento de las deidades.

Dotados de esta poderosa atribución, eran los espacios donde, reproduciendo el nacimiento de las deidades, los incensarios adquirían la esencia de los númenes que representaban, después de lo cual “nacían” como materializaciones rituales de los dioses este nacimiento de los dioses-incensarios guarda una estrecha relación con la situación k’atúnica de estos objetos ceremoniales.
Los incensarios que habían sido usados previamente morían al caducar su vida virtual útil
y eran enterrados en basamentos y pisos del Grupo de las Cruces, siendo remplazados por
los nuevos ejemplares.

Redaccion Diario de Palenque

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