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EL ASCESO A LA CASA DEL QUETZAL DE ROSTRO SOLAR

 EL ASCESO A LA CASA DEL QUETZAL DE ROSTRO SOLAR

En el atardecer del 21 de junio de 690, es decir, un día después de la cocción de los incensarios, K’inich Kan B’ahlam llevó a cabo un rito que parece haber sido continuación de ese suceso anterior.

En la ceremonia también participó el sacerdote Nuk Yaw Chan, quien jugó un papel relevante en la entronización del gobernante, pues fue él quien le colocó la insignia fundamental del poder dinástico: la diadema señorial.

Los textos que asientan que el 21 de junio de 690 ocurrió un ascenso a la “Casa de Quetzal de Rostro Solar”, en la casa de El Incensador, K’inich Kan B’ahlam, “Sagrado Señor de Palenque”.

La información adquiere un tono dramático cuando se refiere el Siguiente episodio: “por tercera vez fue conjurada la deidad del ‘nahb’at’ Nuk Yajaw-Chan y que esto ocurrió “en su creación” o “penitencia”.

Nuk Yajaw-Chan es referido como “El del Anudamiento de la Diadema del Dios de K’inich Kan B’ahlam, Sagrado señor de Palenque”. El acto de conjurar en la “creación” o “penitencia” del señor Nuk Yajaw-Chan ilustra el caso de un “nahb’at” que se autosacrificó y ofrendó su sangre para propiciar que una deidad se manifestara.

El objetivo específico del ritual que llevaron a cabo conjuntamente el gobernante Kan B’ahlam y Nuk Yajaw-Chan quizá fue un llamado a las entidades divinas para que se manifestaran durante la ceremonia realizada en “la Casa del Quetzal Resplandeciente”.

Por otra parte, si consideramos que esta ceremonia fue una continuación de la cocción de los incensarios de los dioses de la Tríada, podemos suponer que estuvo conectada con la delicada tarea de crear tales representaciones. Fray Diego de Landa, siglos después, refiere la significación que tenía para los mayas elaborar representaciones de los dioses.

Es probable que el “conjuro” a las deidades aluda a un momento en el cual los incensarios comenzaban a absorber la esencia vital de los números sagrados, o éstos a encarnar en sus imágenes, pues las deidades eran concebidas como materialidades sutiles, invisibles e impalpables, capaces de manifestarse en diversas formas durante los ritos.

Un texto del Tablero del Templo del Sol refiere que la ubicación concreta de la casa del Quetzal Resplandeciente fue la cima de la denominada “Gran Montaña del Quetzal Descendente”, que puede ser identificada arqueológicamente como el Cerro del Mirador, elevación que limita al Grupo de las Cruces por su lado oriente.

Y Matwiil aparece como un espacio escencialmente ritual para los gobernantes.

Redaccion Diario de Palenque

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