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Sustancias que afectan la salud

 Sustancias que afectan la salud

Utilizar recipientes exclusivos para las actividades de fumigación

El uso de plaguicidas en el campo está causando enfermedades a las personas que están constantemente en contacto con estos productos.
De acuerdo con Greenpeace, los impactos en la salud declarados en niños expuestos a altos niveles de plaguicidas en el útero, incluyen un retraso en el desarrollo cognitivo, alteraciones en el  comportamiento y malformaciones congénitas. Existe, asimismo, una fuerte correlación entre la exposición a plaguicidas y la incidencia de leucemia infantil.
En este tema Edmundo Gómez Horta, médico veterinario zootecnista comentó, que uno de los efectos graves que puede causar el contacto directo de los plaguicidas con el ser humano, es la intoxicación por la exposición al producto, además por la absorción en la piel y la acumulación de estas sustancias, que se va dando al estar expuesto permanentemente al producto en tiempos prolongados, en la grasa corporal y esto se refleja después de 15 o 20 años.
Cabe hacer mención, que se denomina plaguicida a cualquier sustancia o mezcla de sustancias que se destine a controlar una plaga, incluyendo los vectores de enfermedades humanas y de animales, así como las especies no deseadas que causen perjuicio o que interfieran con la producción agropecuaria y forestal.
El especialista dijo que el uso más frecuente de estos productos es en las parcelas rurales, hablando de un 90 por ciento, y el 10 por ciento restante se da en las casas de la zona urbana.
“La información que he obtenido de las comunidades, es que hay personas que se han enfermado de cáncer de útero, cáncer de piel y una alta incidencia de diabetes. Yo le recomiendo a la gente del campo que retire estos productos de los lugares cercanos a los alimentos o donde duermen las familias”, expresó.
Además, los plaguicidas sintéticos se utilizan ampliamente en la agricultura industrial de todo el mundo, desde los años cincuenta; con el tiempo, muchas de estas sustancias químicas se han   propagado   hasta   el   extremo   en   nuestro   entorno,   como   resultado   de   su   uso generalizado reiterado y, en algunos casos, su persistencia medioambiental. Algunas tardan muchísimo tiempo en degradarse, de forma que, incluso es habitual encontrar, aún hoy aquellas prohibidas hace décadas, incluyendo el DDT y sus derivados.
Por su parte, Regulo Díaz Díaz, coordinador de Protección Contra Riesgos Sanitarios de la Jurisdicción Sanitaria VI Selva, dio a conocer que en sí el producto como tal no es malo para la salud, claro está si se utiliza adecuadamente, el detalle más grande que existe es, que el campesino lo utiliza de manera inadecuada (no utilizar equipo para fumigar, mezclar varios productos en una acción que no lo es), entonces sí, ahí se presentan los problemas a la salud, no sólo del ser humano sino de todo lo que lo rodea.
“El problema grave es la absorción a través de la piel dañando algunas partes de la persona como: pulmones, riñones, hígado y piel, al momento no se presentará, lo hará a largo plazo. El hombre del campo ya no quiere utilizar el machete sino los productos agroquímicos para hacer más práctica su vida. El trabajo que llevamos a cabo, es dar pláticas de manera preventiva a los comercializadores como a algunos grupos de usuarios, desafortunadamente puedo decir que el campesino dice saber todo en materia de agroquímicos y hace caso omiso a las recomendaciones que le proporcionamos”, sostuvo.
Subrayó que llevan cabo revisiones periódicas a los negocios relacionados con estos productos (cada seis meses o en su momento cuando se presente una denuncia de algún producto), la cual consiste en llevar a cabo una verificación sanitaria, viendo si las etiquetas cumplen con los protocolos autorizados, observar si es un producto nuevo y revisar la fecha de caducidad.
El funcionario refirió que en esta ciudad se tienen 35 comercios registrados que venden los agroquímicos.
ESTUDIOS DE GREENPEACE
De acuerdo a datos de este organismo del 2015, la dependencia de insumos externos – fertilizantes y plaguicidas– continúa siendo la solución a corto plazo en los grandes sistemas de agricultura intensiva. La población en general está expuesta a un cóctel de plaguicidas a través de la comida que consumimos   a   diario.
En   zonas   agrícolas   en   las   que   se   utilizan   plaguicidas, se   dispersan  en el aire, contaminan el suelo y  el agua y son, a veces sistemáticamente absorbidas por especies vegetales no objetivos. En las ciudades, la fumigación de zonas de recreo también expone a la población cercana a una mezcla de sustancias   químicas.   El   uso   común   de   diversas   sustancias   de   control   de   plagas domésticas contamina, asimismo, hogares y jardines.
Ciertos estudios, han relacionado también una mayor exposición a plaguicidas con un aumento en la incidencia de varios tipos de cáncer (próstata y pulmón entre otros) y enfermedades neurodegenerativas, como párkinson y alzhéimer.
LA SOLUCIÓN: AGRICULTURA ORGÁNICA
De acuerdo a la SEMARNAT, la agricultura orgánica es un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agroecosistema y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. Los sistemas de producción orgánica se basan en normas de producción específicas y precisas cuya finalidad es lograr agroecosistemas óptimos, que sean sostenibles desde el punto de vista social, ecológico y económico.
En el intento de describir más claramente el sistema orgánico se usan también términos como: biológico y ecológico. Los requisitos para los alimentos producidos orgánicamente difieren de los relativos a otros productos agrícolas, en el hecho de que los procedimientos de producción son parte intrínseca de la identificación y etiquetado de tales productos, así como de las declaraciones de propiedades atribuidas a los mismos.
La agricultura orgánica constituye una parte cada vez más importante del sector agrícola; sus ventajas ambientales y económicas han atraído la atención de muchos países. La diversificación biológica resultante de los sistemas orgánicos aumenta la estabilidad del ecosistema agrícola y brinda protección contra la tensión ambiental, lo que a su vez aumenta la capacidad de adaptación de las economías agrícolas.

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