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Rusia recupera su agresividad

 Rusia recupera su agresividad

Pese a que los dirigentes rusos aseguran desear una solución pacífica al conflicto en Ucrania y una normalización de las relaciones con Occidente, los hechos indican lo contrario. La OSCE y la OTAN han constatado la entrada en el este de Ucrania desde territorio ruso de equipamiento, tanques, artillería, sistemas de defensa antiaérea e incluso tropas en ayuda de las milicias separatistas. Pero la agresividad de Rusia no se limita a Ucrania. Ante el aislamiento al que le someten los aliados, el Kremlin intenta amedrentar a Occidente con una agresividad propia de los tiempos de la Guerra Fría y una presencia militar ampliada a buena parte del planeta.
Moscú ha enviado cuatro navíos de guerra fuertemente armados al norte de Australia, donde este fin de semana se celebrará la cumbre del G20, a la que asistirá el presidente ruso, Vladímir Putin. Asimismo, el secretario de Defensa británico, Michael Fallon, afirmó ayer en Oslo que «la OTAN ha registrado más de 100 interceptaciones de aviones de combate rusos sobre el espacio aéreo europeo en lo que va del año, tres veces más que en 2013». Fallon habló directamente de «intimidación» por parte de Rusia y de «violación» de las normas de la aviación internacional.
Los ministros de Defensa de Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Estonia, Letonia, Lituania y el Reino Unido se reunieron ayer en Oslo a fin de tomar medidas para contrarrestar la «actividad militar» que Rusia ha desplegado en los últimos meses. Todos estos países, además de Irlanda y Portugal, han visto recientemente sus espacios aéreos violados por cazas rusos.

Rozando la tragedia

Según el «European Leadership Network», con sede en Londres, Rusia y Occidente han protagonizado en los últimos meses cerca de 40 incidentes de alto riesgo, entre ellos uno en el que casi chocaron en vuelo un avión de la compañía sueca SAS y un avión espía ruso. Es más, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, acaba de anunciar que las Fuerzas Aéreas del país se proponen «patrullar» en breve todo el espacio comprendido entre el Ártico y el Golfo de México con «bombarderos» de largo alcance. También por mar Rusia trata de mostrar músculo, como se vio en Suecia, país en el que se detectó hace la presencia de un submarino presumiblemente ruso. Al tiempo que Australia tiene bajo vigilancia cuatro buques rusos que navegan por aguas internacionales, pero muy cercanas a su costa norte. En un comunicado del Gobierno se informa de que la patrulla marítima esta compuesta por un crucero «fuertemente armado», un destructor, una fragata y un barco de reabastecimiento. Una descarada demostración de fuerza de Putin ante la cumbre del G20. Ya el mes pasado, el presidente ruso advirtió en Sochi ante expertos del llamado foro de Valdái que «el oso ruso no va a ceder» ni va a pedir permiso «a nadie».
Así las cosas, Estados Unidos intenta consensuar con la Unión Europea una nueva tanda de sanciones contra Moscú por su actitud en Ucrania. La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Jen Psaki, anunció ayer que Washington «continúa trabajando» con la UE a fin de castigar a Rusia por su «comportamiento inaceptable». La representante de EEUU ante la ONU, Samantha Power, ha acusado al Kremlin de «atizar el conflicto» en el este de Ucrania. Según Power, «Rusia habla de paz, pero sigue alimentando la guerra». En la reunión del Consejo de Seguridad intervino también el secretario general adjunto interino de Naciones Unidas para Asuntos Políticos, Jens Anders Toyberg-Frandzen, quien calificó de «muy peligrosa» la actual situación en las regiones del este de Ucrania. A su juicio, «el fracaso en garantizar la seguridad en la frontera entre Rusia y Ucrania es un factor que sigue impidiendo avanzar hacia la paz».

Violación de fronteras

A través de esa frontera llega la ayuda militar rusa a los insurgentes, de ahí que en Moscú no haya ningún interés en sellarla. Y eso que devolver el control de la línea fronteriza a los ucranianos es una de la exigencias de los acuerdos de Minsk de septiembre. También que sea puesta bajo la vigilancia de la OSCE, para lo que se había previsto el empleo de drones.
Sin embargo, las milicias prorrusas no permiten el vuelo de drones ni la presencia de observadores en la frontera. El viceprimer ministro de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Andréi Purguín, opinó que la OSCE no puede ejercer «funciones de control» y solicitó que de tal tarea se encarguen «fuerzas de paz» rusas. Así las cosas, Kiev cree que Moscú prepara «una invasión masiva» de Ucrania, aunque lo haya desmentido el portavoz del ministerio de Exteriores ruso, Alexánder Lukashévich. El ministro de Defensa ucraniano, Stepán Poltorak, por si acaso, anunció que tropas del país se «preparan» para hacer frente a esa ofensiva. Al tiempo que Maja Kocijancic, portavoz de la Alta Representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, pidió a Moscú que evite «nuevos movimientos de tropas, armas y equipos militares hacia territorio ucraniano».

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