A Fuego Lento

ALBERTO RAMOS GARCÍA
Seco “el elotazo”

A veces no contestar infundios a personas protagonistas, puede ser una medida saludable, sin embargo, hemos leído que un trabajador “ganaba” un millón de pesos. Bueno, es para zurrarse de risa, o bien, que jamás se le iba a pagar el bono del burócrata o de los útiles escolares, pues, ni uno ni lo otro, ayer, internamente, el director general del Icatech, Enoc Hernández Cruz, dio a conocer muy temprano lo siguiente:

Compañeros y compañeras me informan que hoy quedó depositado el bono del burócrata y los útiles escolares, gracias a todos por su espera y por su apoyo”. Esto vino a cambiar el panorama de aquellas voces amarillistas que sembraron incertidumbre entre los trabajadores de este Instituto, y no se olviden, que el Icatech opera con reglas administrativas de la federación y el pago de ambas prestaciones es en la misma fecha y que ambas han sido cubiertas al 100 %.

Es decir, por algo Icatech está en el Cuadro de Honor en el manejo de su cuenta pública y está entre los tres primeros lugares en el país, cuando antes estaba reprobado y en los últimos lugares de cobertura en la capacitación de calidad. Y es más, me atrevo a decir, la noche trágica del Icatech pertenece al pasado de quienes lo administraron para el saqueo, la rapiña y el enriquecimiento.

Hoy,  el Icatech es un Instituto que genera confianza porque sus resultados son contundentes y solamente los frustrados y resentidos se niegan a reconocer que el Icatech con Manuel Velasco Coello está de moda, y Enoc Hernández es un funcionario que sí funciona en el gabinete del joven mandatario chiapaneco.

Sin embargo, no se puede olvidar, que el Órgano de Fiscalización solamente en la auditoría 2012 a mayo de 2013, con  Jorge Gutiérrez Mota como director, detectó un quebranto financiero de casi 2 millones de pesos y ya venció el paso para solventar o reintegrar el daño económico al Instituto.

Y no han hecho ni lo uno ni lo otro, por lo que debiera proceder la denuncia ante la Fiscalía por delitos cometidos por Servidores Públicos de la Procuraduría y el actual titular del Icatech, en lugar de denostar a su antecesor se ha dedicado a trabajar y con un gran equipo de trabajo ha logrado resultados que en mucho pone en alto y dan prestigio al Icatech, entonces, ¿por qué tantos sombrerazos?

ENTRE LÍNEAS…

No cabe duda: el peor enemigo del proyecto del joven gobernador Manuel Velasco Coello, vive en la Secretaría de Salud
Pero el vetusto Carlos Eugenio Ruiz Hernández, tiene otras prioridades. Acomodarse en el regazo. Gestionar su ingreso a la Colina Universitaria, y presumiendo ser ahijado político de Jesús Agustín Velasco Siles, hijo del doctor Manuel Velasco Suárez, y tío del gobernador, administrar una de sus fundaciones privadas. Departir con los amigos y tomar una buena copa. Proteger al líder de la sección 50, José Luis Díaz Selvas. Continuar el negocio porque ya se acerca el momento de partir. ¿Y la gobernabilidad de Chiapas? Que se hunda, pues, de un momento a otro va a explotar la problemática sindical, y no será sorpresa que se tome la Jurisdicción Sanitaria de Tuxtla Gutiérrez.

Pero con escándalos como este “todo se sale de control”. Y la responsabilidad del endurecimiento del régimen se encuentra en la SG. Aunque Luis Enrique Fernández Moreno se vende como un operador de altos vuelos, está probado que palidece frente a lo que Eduardo Ramírez sí podría hacer: contener la belicosidad del secretario de Salud, al que le gusta la mano dura. Dibujando escenarios, archivando acciones represivas, poniendo la bolsa de hielos necesaria en el momento correcto, dialogando, negociando.

Y cuentan que el secretario de Salud, Ruiz Hernández, hace énfasis de su soberbia, y dice: “A mí, ni  doña Leticia Coello de Velasco, ni el propio gobernador Manuel Velasco Coello, me pueden remover de la secretaría, pues, yo llegué por la vía de Jesús Agustín Velasco Siles. ¿Qué tal eso?
Finalmente: Los terrenos del Bonampak, será un hotel de 5 estrellas, así lo anuncia Leonardo Castañón, el mero mero de las Farmacias del Ahorro. Nos leemos en la próxima cita, Dios mediante.