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Que siempre no fueron incinerados

 Que siempre no fueron incinerados

Uno de los normalistas murió luego de declarar en una rueda de prensa. 

Peritos peruanos afirmaron que los 43 normalistas no murieron quemados en un basurero de Cocula, debido a que el lugar no es óptimo para ese tipo de actos.

En la entrega final de la investigación, los expertos afirmaron que la quema de 43 cuerpos en el basurero municipal de Cocula no ocurrió porque José Torero, un experto peruano, acudió al lugar y determinó que las evidencias que la zona no es óptima para incinerar un sólo cuerpo.

De acuerdo con el experto, para la quema de una persona, se requiere un horno crematorio y las condiciones del basurero no lo permitían. Se necesitan entre 90 y 120 minutos para que se consuma un sólo cuerpo.

Además, al ser un lugar abierto, el 30 por ciento del calor se irradia a los lados, el resto, la gran mayoría sube hacia el aire. Y sólo el 1 por ciento se destina al consumo del objeto a quemar o incinerar un cuerpo y para eso se necesitan 700 kilos de madera, 310 kilos de neumático y la duración de esa incineración son 12 horas.

En el caso de 43 cuerpos, la carga de combustible es de 30 mil 100 kilogramos de madera, de neumáticos de 13 mil 300 kilogramos y la duración de consumo sería de 60 horas.

En enero pasado, Jesús Murillo Karam, entonces titular de la Procuraduría General de la República, dijo que “la verdad histórica de los hechos” fue la quema de los 43 estudiantes en el basurero municipal de Cocula.

Hoy los expertos descartaron todo esto.

Ángela Buitrago, de Colombia, dijo que toda la investigación de los expertos está soportada en documentos oficiales, en pruebas reportadas en el expediente judicial, en declaraciones tomadas por el grupo y en los establecimientos oficiales decomisados C4, tarjetas informativas y reportes oficiales y documentos desclasificados del Ejército.

Los estudiantes salieron desde la Normal Rural Raúl Isidro Burgos a las 5:35 de la tarde del 26 de septiembre con rumbo a Chilpancingo; sin embargo, en el camino se encontraron con patrullas federales y se desviaron hacia Huitzuco y a la caseta de peaje de Iguala.

DISPAROS

La primera llamada sobre la existencia de disparos contra los jóvenes fue a las 9:53 de la noche del 26 de septiembre, mientras los normalistas avanzaban sobre la calle Galeana. Mucho antes de llegar al Zócalo de Iguala. Desde entonces ya los perseguían cuatro patrullas. Pero ya no había ningún acto político.

Policías estatales, federales y el Ejército lo sabían. Los disparos no fueron al aire, sino directos. En consecuencia en la cabeza a Aldo Gutiérrez.

El segundo ataque uno de los normalistas bajó con un extintor y fue atacado a balazos, fue herido en una mano.

También hirieron a otro joven que sigue desaparecido.

Luego de este primer ataque, los jóvenes realizaron una conferencia de prensa improvisada. Durante el evento llegó un carro, bajaron tres hombres encapuchados y dispararon directamente contra los estudiantes.

Ahí murieron Daniel Solís Gallardo y a Julio César Ramírez Nava. Ellos son normalistas que no fueron al boteo, sino que fueron a apoyar a sus compañeros.

Los disparos a estos dos jóvenes fueron a quemaropa. Otro quedó gravemente herido, Edgar. También fue ese el último momento en que se vio con vida a Julio César Mondragón, quien fue encontrado después desollado y torturado.

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