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Se cumplen 95 años sin la pluma

 Se cumplen 95 años sin la pluma

El nombre del connotado poeta y escritor nayarita Amado Nervo, a quien se recuerda mañana a 95 años de su muerte, es evocado a través de un premio que lleva su nombre y que motiva y reconoce a los poetas de este país.

De igual manera, la importancia del literato queda de manifiesto en un Festival Cultural que también lleva su nombre y se realiza en Nayarit, tierra natal del autor de “Serenidad”, “Elevación” y “La hermana agua”, entre otras.

Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, mejor conocido como Amado Nervo, nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, Nayarit.

En 1884 asistió a un colegio en Jacona, Michoacán, y después al Seminario Conciliar de Zamora, donde permaneció cinco años, cita su biografía publicada en el portal de Internet “amadonervo.net” .

De acuerdo con sus biógrafos, la familia del poeta era de clase media y tuvo que enfrentar problemas económicos que lo obligaron a dejar sus estudios eclesiásticos, aunque también se considera que sus inclinaciones literarias influenciaron en esta decisión.

Tiempo después se trasladó a la capital del país, donde radicó y comenzó a trabajar en pequeños negocios, al tiempo que se relacionó con personajes del periodismo y las letras.

En este medio ganó fama a través de su oración fúnebre a la muerte de Manuel Gutiérrez Nájera, en 1895, y a la publicación de su novela “El bachiller”.

Posteriormente, el poeta comenzó a colaborar en varios periódicos que publicaron sus poemas, cuentos, crónicas, semblanzas y críticas de libros y teatro.

En esta etapa de su vida, el diario “El Imparcial” lo envió a París, Francia, para cubrir la Exposición Universal de fin de Siglo y prolongó su estancia por Europa dos años, en los que entabló una gran amistad con personajes como Rubén Darío (1867-1916) y otros escritores del llamado Modernismo.

A partir de ese momento, su obra se vio innegablemente influenciada por Darío, además de dejarse llevar por sus intuiciones y raíces religiosas de la juventud, que inspiraron las publicaciones “Perlas Negras” (1869) y “Místicas” (1898) .

Nervo optó por seguir los principios y la filosofía del “Parnaso”, grupo que intentó reaccionar contra la poesía utilitaria y declamatoria que se encontraba en boga en aquel periodo, así como contra el romanticismo lírico.

En 1901 conoció, en Paris, a Ana Cecilia Luisa Dailliez, quien fue el amor de su vida y con quien vivió hasta la muerte de ella, acaecida en 1912.

El sitio web “biografiasyvidas.com” señala que la muerte de Ana fue un golpe muy doloroso en la vida de Nervo, del cual se valió para escribir los versos “La amada inmóvil”, obra que vio la luz hasta después de la muerte del autor.

El siguiente periodo escribió la obra “Poemas” (1901), a la que le siguieron “El Éxodo y las flores del camino”, “Hermana agua” y “Lira heroica”.

“Los jardines interiores ” cerró este ciclo en el que Nervo mostró un estilo depurado a la hora de escribir, acompañado de una gran preocupación por perfeccionar la forma de la estrofa y de la escritura.

A su regreso a México, luego de años de cultivar su pasión por las letras, siguió colaborando para diferentes periódicos y publicó algunos libros, además de desempeñarse como profesor de español, historia y literatura en la Escuela Nacional Preparatoria.

En 1906 fungió como diplomático mexicano en Argentina y Uruguay, con lo que inició su carrera política, que concluyó cuando fue designado secretario segundo de la Legación de México en España.

En 1918 recibió el cargo de Ministro Plenipotenciario de Argentina y Uruguay, y conoció al notable escritor y periodista Juan Zorrilla San Martín (1855-1931), quien influyó de manera decisiva en el acercamiento que Nervo tuvo con la iglesia católica en los últimos días de su vida.

Sus obras siguientes fueron: “Elevación” (1916), “El estanque de los lotos” (1917) y “Plenitud” (1918).

Un año después, el 24 de mayo de 1919, Amado Nervo falleció a los 49 años en Montevideo, Uruguay; su cadáver fue trasladado a México, donde se le rindió un homenaje sin precedente. Posteriormente, fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.

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