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Opinión: LA ERA DE K’INICH JANAHB’ PAKAL.

 Opinión: LA ERA DE K’INICH JANAHB’ PAKAL.

Como si tuviesen prisa por erigir la figura de un nuevo líder, Sak K’uk’ y K’an Mo’ Hix prtomovieron la entronización de su hijo K’inich Jannab’ Pakal, acontecida el 26 de julio de 615, cuando apenas contaba con 12 años de edad.

Es indudable que Pakal todavía no tenía la madurez suficiente para conducir los destinos del estado, por lo que sus padres debieron ser los verdaderos depositarios del poder dinastico hasta que él adquirió la edad y experiencia para hacerlo por si mismo.

El señorío de Palenque continuó siendo acechado, esta vez por el belicoso y vecino señorío de piedras negras: el 10 de noviembre de 624, K’inich Yo’nal Ahk I. principal jerarca de Yookib’, capturó a Ch’ok B’ahlam, un importante ministro religioso de Palenque. No obstante, a diferencia de las desastrosas guerras anteriores, este conflicto no provocó la caída de la dinastía.

La llegada de la señora Tz’ak-b’u Ajaw Poco tiempo después, el 19 de marzo de 626, ocurrió un acontecimiento crucial en la historia dinastica local.

Ese día llegó a Lakamha’ una mujer llamada Ix Tz’ak-b’u Ajaw.

Contraer nupcias con K’inich Janahb’ Pakal, quien cuatro días después cumplió 23 años de edad.

Ella pudo haber tenido alrededor de 13 años.

Es posible que Ux Te’ K’uh hubiese ganado importancia durante las épocas de exilio de la dinastía palencana, cuando habría servido como una población de refugio.

El matrimonio de pakal quizá marcó el inicio del ejercicio pleno de sus facultades como gobernante.

El 24 de enero de 633 celebró el final de K’atun I Ajaw y reanudó los cultos que con esta periodicidad k’atúnica se consagraban a las tres deidades patronas del señorío.

El 20 de mayo de 635, tras casi nueve años de vida conyugal con K’inich Janahb’ Pakal, la señora Tz’ak-b’u Ajaw dio a luz a un varón: K’inich Kan B’ahlam.

Al igual que cualquier heredero potencial al trono, este niño debió haber recibido una educación muy esmerada.

Es posible que su primer maestro fuese un noble llamado B’ahlam, quien ocupaba el cargo de Ajaw “nahb’at”, el más eminente dentro del grupo sacerdotal palencano.

Uno de los deberes más importantes de este tipo de dignatarios era el de instruir a los hijos del gobernante en los secretos de las historias sagradas y de las actividades rituales.

Por ejemplo, les enseñaban a manipular correctamente las espinas de raya y así punzarse durante los ritos de autosacrificio sangriento.

El corazón ceremonial de la capital, fue la unidad habitacional de los sacerdotes “nahb’at”.

Tenía algunos recintos ceremoniales que posiblemente también servían como espacios de enseñanza para los jóvenes de la realeza.

Podemos imaginar que la primera infancia de K’inich Kan B’ahlam transcurrió entre doctois especialistas de los dogmas religiosos, la escritura, la historia y las artes.

Redaccion Diario de Palenque

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