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Artesanos de Chimalhuacán dan vida a Joven de Amajac

 Artesanos de Chimalhuacán dan vida a Joven de Amajac

La escultura de la Joven de Amajac, que será colocada en Paseo de la Reforma, en sustitución del conjunto escultórico de Cristóbal Colón, es tallada en dos partes por una decena de canteros de Chimalhuacán, quienes la concluirán en dos semanas.

Así lo revela, Carlos Hernández Delgado, encargado del Taller Jerusalén, donde ahora mismo afinan los rasgos de la gobernante huasteca, con cincel y martillo, para culminar los acabados de la réplica que tendrá una altura de 4.5 metros y un peso superior a las 10 toneladas, dado que llevará un alma de acero y un colado de plomo en las entrañas para hacer frente a los sismos de la CDMX.

Dicho taller —ubicado en el Barrio de San Pedro, a un kilómetro de la estación Chimalhuacán de la línea 3 del Mexibús— es un referente en la zona por la calidad de sus trabajos en cantera, por haber colaborado con artistas como Gabriel Orozco y Pedro Reyes y por participar en la restauración arquitectónica de la Columna de la Independencia, la fachada del Palacio Nacional y de la Catedral Metropolitana.

Hernández, que tiene 35 años y la virtud de un carácter sereno, explica que la Joven de Amajac ha requerido la participación de 20 canteros, quienes se encargaron de ubicar, extraer, transportar y tallar las piedras, con las especificaciones técnicas que emitió el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La cantera empleada para la escultura, dice, fue obtenida en el municipio de Amecameca, en el Estado de México, y es conocida por los lugareños como “púlpito del diablo”, la misma que se emplea para restaurar edificios históricos de la Ciudad de México.

“No sabemos con precisión por qué la llaman así, pero algo que nos han contado los nativos es que, hace años, ahí se hacía algún tipo de rituales fuera de contexto. Sin embargo, es una piedra muy especial, difícil de trabajar, apreciada por su dureza y su resistencia a la lluvia, al salitre y al moho”, comenta el cantero, quien aprendió el oficio de su papá.

¿Qué significa para usted elaborar esta pieza que ocupará un lugar especial en el corazón de la CDMX?, se le pregunta al también escultor.

“No es lo que representa para mí, sino para todos los trabajadores de la zona; es algo muy especial, porque el reconocimiento no es a una persona, sino a quienes estuvieron elaborando la pieza, en especial a Chimalhuacán, lugar emblemático que ha trabajado en el Centro Histórico de la ciudad.

“La pieza está hecha con la identidad de los canteros de la zona y eso es algo importante para nosotros, porque, lamentablemente, nuestro oficio ha ido en decadencia. Imagínate lo que nos puede dar el hacer esta pieza”, explica.

Hernández Delgado cuenta que, una vez que recibieron la réplica en 3D de la Joven de Amajac, lo primero fue ubicar el cerro de Santo Tomás, en Amecameca, donde aún es posible extraer el “púlpito del Diablo”.

Una vez obtenido el permiso de los dueños del sitio, arribaron los 20 canteros más experimentados para explorar el cerro, tender cuerdas, retirar capas de tierra con yerba y ubicar alguna veta y las cuñas que deben cincelar para desprender la piedra.

Sin embargo, advierte que el trabajo debe hacerse con pausa y precisión, ya que un mal movimiento podría arruinar la piedra o desgajar el cerro y causar un problema mayor.

“Lo primero fue pedir permiso a los dueños del sitio, pero el costo se incrementa porque esta cantera no es tan comercial y ha quedado en el olvido, aunque siempre que se requiere una restauración en el Centro Histórico vamos forzosamente allí a sacar material”, explica.

Dos semanas después de exploración y cincelado, los canteros obtuvieron las rocas necesarias para el trabajo, las cuales transportaron en una grúa de carga Hiab, de 20 toneladas.

Una vez depositados los bloques en el taller, trazaron centros, planos y plantillas para garantizar la escala perfecta de la pieza, y utilizaron una variedad de 30 martillos, barretas, marros y cinceles, conocidos como perros, patas de cabra, punzones y cuñas, entre otros, para desgajar y dar textura a la pieza.

“También utilizamos algunas herramientas eléctricas, que nos han servido de mucho, pero todo el terminado es manual, con martillo y cincel”, dice.

Finalmente, explica que aún no recibe la instrucción para elaborar el basamento que soportará a la pieza, la cual no requeriría de mucho tiempo para su realización.

Redaccion Diario de Palenque

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