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Encuentran cabeza de Dios maya

 Encuentran cabeza de Dios maya

La representación de la divinidad maya, de más de mil 300 años de antigüedad, se halló durante trabajos de conservación en un pasillo de El Palacio

AGENCIA: MÉXICO

Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), dependencia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, descubrieron una representación del joven dios del maíz en la Zona Arqueológica de Palenque, en Chiapas. Se trata del primer hallazgo en el sitio, de una cabeza estucada de esta importante deidad del panteón maya.
El descubrimiento se registró durante la temporada 2021 del proyecto “Conservación Arquitectónica y de los Acabados Decorativos de El Palacio”, la cual contó con recursos del Fondo de Embajadores del Departamento de Estado para la Preservación Cultural, auspiciado por el Gobierno de los Estados Unidos.
Una nueva cabeza de estuco fue encontrada en la zona arqueológica de Palenque, en el área de la fachada sur de la Casa B en el Palacio. Este hallazgo se suma a la cabeza encontrada en 2018, y se logró gracias a las investigaciones y trabajos de conservación arquitectónica que permitió el descubrimiento de un depósito ritual quemado en un estanque, con un sistema de drenaje sumamente sofisticado para la época.
En julio de ese año, el equipo interdisciplinario que integra la iniciativa, codirigida por el arqueólogo Arnoldo González Cruz y la restauradora Haydeé Orea Magaña, observó una cuidadosa alineación de piedras mientras retiraban el relleno de un pasillo que conecta las habitaciones de la Casa B de El Palacio con los de la adyacente Casa F.
Dentro de un receptáculo semicuadrado –formado por tres paredes– y bajo una capa de tierra suelta emergieron la nariz y la boca semiabierta de la divinidad. Conforme avanzó la exploración, se constató que la escultura es el eje de una rica ofrenda que se dispuso sobre un estanque de piso y paredes estucadas –de casi 1 m de ancho por 3 m de largo, aproximadamente–, para emular el ingreso de este dios al inframundo, en un entorno acuático.
“El descubrimiento del depósito nos permite empezar a conocer cómo los antiguos mayas de Palenque revivían de manera constante el pasaje mítico sobre el nacimiento, la muerte y la resurrección de la deidad del maíz”, sostiene el investigador del Centro INAH Chiapas, Arnoldo González Cruz.
El arqueólogo y sus colegas Carlos Varela Scherrer y Wenceslao Urbina Cruz, quienes asistieron como jefes de campo, detallan que la cabeza estucada –con una longitud y un ancho máximos de 45 cm y 16 cm, de manera respectiva, y 22 cm de altura– guardaba una orientación este-oeste, lo que simbolizaría el nacimiento de la planta del maíz con los primeros rayos del sol.

UNA OFRENDA MUY SOFISTICADA
La cabeza estucada mide 45 cm de largo, 16 cm de ancho y 22 de alto, y estaba colocada en una orientación este-oeste, posiblemente, según los investigadores, para simbolizar el nacimiento de la planta del maíz con los primeros rayos del Sol. Los arqueólogos definen así esta pieza: “La escultura, la cual debió ser modelada alrededor de un soporte de piedra caliza, tiene características gráciles: el mentón es afilado, pronunciado y partido; los labios son finos y se proyectan hacia afuera –el inferior ligeramente hacia abajo– y muestran los incisivos superiores. Los pómulos son finos y redondeados, y los ojos, alargados y delgados. De la frente amplia, larga, aplanada y de forma rectangular, nace una nariz ancha y pronunciada”. Asimismo, la cabeza se halló sobre los fragmentos de un trípode de cerámica, lo que sugiere, según los expertos, que “se concibió originalmente como una cabeza cercenada”.
González Cruz ha explicado que al final este espacio ritual fue clausurado simbólicamente: se rompió un fragmento del suelo de estuco del estanque, se retiró parte del relleno constructivo y se depositaron diversos elementos como vegetales, huesos de animales, conchas, fragmentos de cerámica y de figurillas antropomorfas, 120 pedazos de cuchillos de obsidiana, parte de una cuenta de piedra verde, dos cuentas de concha, semillas y caracoles. “La colocación de estos elementos estaba constituida de forma concéntrica y no por estratos, cubriendo casi el 75 por ciento de la cavidad, la cual sellaron con piedras sueltas. Algunos huesos de animales fueron sometidos a cocción, y otros tienen marcas de descarne y huellas de dientes, por lo que sirvieron para consumo humano como parte del ritual”, señala el arqueólogo.
Después, sobre la ofrenda se dispuso una losa de piedra caliza, aunque antes se rompió a propósito el trípode y la cabeza se asentó lateralmente sobre un lecho de fragmentos cerámicos y de piedras. Finalmente, todo se cubrió con tierra y se levantaron los tres muretes de piedra que constituyeron una especie de “caja”, donde la cabeza del dios del maíz ha permanecido oculta durante casi 1.300 años. Hasta ahora.

Redaccion Diario de Palenque

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