Hablando de historia
Profesor Agustín Román Alvares Bolívar
Cronista municipal de Palenque
Relación entre Teotihuacán y el Área Maya: HISTORIA DE LOS ENFOQUES TEÓRICOS
Las perspectivas “externalistas”
Acrópolis de Uaxactún o palacio V cuenta con una agrupación de habitaciones en las que se puede observar el arco falso, maya camas, una plataforma semi circular que cuenta con evidencia de haber tenido un techo de material perecedero etc., en este lugar se encontraron 4 tumbas que se cree fueron las de la dinastía de Rana Humeante, un guerrero de Tikal que fue el conquistador de Uaxactún por lo que obtuvo el derecho a gobernar el sitio.
La mayor parte de las perspectivas externalistas se han desarrollado a partir de las investigaciones llevadas a cabo en Teotihuacán y en el área maya entre los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Muchos investigadores propusieron que Teotihuacán se focalizo en la zona maya, en particular en la costa pacífica y en las tierras altas guatemaltecas, por sus ricos recursos que incluyeron, entre otros, el cacao, la obsidiana, el hule, la jadeíta y las plumas de quetzal (Brown, 1977a, 1977b; Cheek, 1977; Sanders, 1977; Santley, 1989). Esta perspectiva económica perfilaría un proceso que empezó con unos contactos ocasionales a través de mercaderes itinerantes, transformados gradualmente en mercaderes con presencia permanente por mano de los colonizadores teotihuacanos. Las razones por las cuales una incursión como tal habría sido favorecida y también tolerada por las élites locales son raramente señaladas. Las perspectivas externalistas tienen entonces la tendencia a considerar a los mayas como destinatarios pasivos de la influencia teotihuacana, y no como actores protagonistas dentro de una interacción que les pudiera conllevar beneficios. Para algunos autores la colonización condujo a la conquista de la “provincia” y a la consolidación de Teotihuacán, entidad que era percibida como un “imperio” centralizado (Sanders y Price, 1968). Esta “provincia” habría sido independiente sin que Teotihuacán perdiera su ubicación ideológica y política central (Sanders, 1977).
En esta dirección, y desde un modelo complementario, la independencia política local de los mayas era necesaria para mantener las relaciones económicas estables (Brown, 1977a, 1977b).
Sin embargo, el comercio no es el único elemento considerado por los externalistas como razón básica de esta relación. En 1956 Stephan de Borhegyi sugirió que la influencia del México central en la zona maya se debió a la atracción de una religión sostenida por Teotihuacán, focalizada en el culto de los dioses unidos a las fuerzas naturales, más que en la deificación de los gobernantes como ancestros. En la formulación original, Borheyi (1956) propuso la hipótesis de que estas ideas se difundieron a través de mecanismos graduales; sin embargo, en sus escritos posteriores de 1971, él sostuvo que esta difusión tuvo lugar gracias a procesos territoriales de invasión de pequeños grupos procedentes del centro de México. Entonces, según este enfoque, proselitismo religioso habría sido una segunda importante motivación en la explicación de la invasión de Teotihuacán en el área maya.
Ignacio Bernal propuso que Teotihuacán fue el centro de un imperio; sin embargo, él subrayo que un imperio no tiene la necesidad de ser monolítico y de ocupar el territorio en el cual se extiende “como una ola que todo recubre” (Bernal 1966). Al contrario, Bernal pensó Teotihuacán como un imperio disperso, con tropas y colonizadores que ocuparon solamente algunos lugares clave; el autor precisa que un imperio no implica necesariamente una continuidad territorial y que puede comprender diferentes poblaciones. Desde este punto de vista, los territorios intermedios podrían haber sido independientes o gobernados indirectamente, de manera que el control teotihuacano fuera superficial. Teotihuacán habría establecido bases militares en las regiones donde la población local absorbía elementos teotihuacanos. En el área maya, Bernal identifico la más fuerte evidencia de estos enclaves en las tierras de Guatemala –en particular en Kaminaljuyú en otros sitios de Honduras. El autor entonces relaciona la vasta distribución de los objetos teotihuacanos como una forma de dominación política. La epigrafista maya Tatiana Proskouriakoff contribuyó al debate de los modelos de los textos de las Estelas 4 y 31 de Tikal, así como de las Estelas 5, 18, 19 y 22 de Uaxactún, ella planteó que grupos extranjeros, quizás originarios de Teotihuacán, llegaron en las tierras bajas maya en la fecha 8.17.1.4.12. II Eb´ 15 Mak, es decir, el 16 de enero de 378 d.C. Estos personajes habrían tenido un rol decisivo en la historia de Tikal y criticaron a la dinastía vigente (Proskouriakoff, 1993). En esta dirección, la representación iconográfica de reyes portando indumentaria y armamento teotihuacano sería evidencia sólida para discutir la relación directa entre las dos ciudades, contactos provocados por las constantes incursiones militares teotihuacanas (Stuart, 2000).