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Hablando de Historia

Por el Cronista Municipal

Profr. Agustín Román Álvarez Bolívar

 

 

Compilación

PLÁSTICA FUNERARIA EN EL CLÁSICO TEMPRANO DE PALENQUE:

OBRA MURAL Y VAJILLA DE CÁMARA CENTRAL DEL TEMPLO XX

 Séptima parte

 

Joshua Abenamar Balcells González

Proyecto Arqueológico Palenque

Instituto Nacional de Antropología e Historia

José Constantino Armendáriz Ballesteros

Proyecto Arqueológico Palenque y Proyecto de Conservación Bonampak

Instituto Nacional de Antropología e Historia

 

A la par de estas variaciones a nivel grupal, es posible reconocer cohesión en cuanto a su manufactura local, tomando en cuenta las pastas y desgrasantes. Es probable que las variaciones técnico-estilísticas observadas en el conjunto cerámico no tengan implicaciones relacionadas con una seriación cronológica y diferentes momentos de deposición. Las diferencias mencionadas pueden responder a a coexistencia de formas, pastas y tratamientos en superficie dentro de la fase Motiepa, como resultado de flujo de ideas entre los antiguos alfareros de Palenque, así como resultado de la existencia de tradiciones d larga duración que coexistieron en un momento específico dentro del Clásico Temprano de este sitio..

Desde nuestro punto de vista, esta sería una explicación satisfactoria puesto que resulta estrecho pensar en la producción, flujo y consumo de vasijas unificadas técnico-estilísticamente de manera estricta dentro de un periodo de tiempo tan largo, o bien que determinadas configuraciones de pasta-forma-decoración puedan servir eficazmente como marcadores temporales tajantes. Además, nuestra experiencia estratigráfica y la configuración de nuestro muestrario cerámico indica el traslape de atributos en las distintas tradiciones formales, el uso de pastas y formas de larga duración.

Por otro lado, también es posible argumentar que dentro de esta variación normal en la secuencia cerámica de Palenque,  nivel formal y en cuanto a tratamiento de superficie, las vasijas muestran una unidad. Desde un punto de vista  plástico y decorativo vale la pen mencionar la importancia atribuid al color rojo puesto que 11 vasijas, 9 comparten casi el mismo proceso de elaboración cromático: un fondo crema, la aplicación del engobe naranja-rojizo, y para el caso de los platos, todos con bandas rojo-hematita en el borde interior, líneas e iconografía floral y antropomorfas. El Elemento 103 no tiene este proceso cromático, pero muestra una pasta rojiza y restos de un engobe naranja-rojizo lustroso en el interior. El Elemento 44 es el único que no posee estos atributos cromáticos en el engobe.

Desde el puno de vista espacial, plástico y artístico, estos engobes se integran muy bien con la obra mural de la cámara central es decir, el uso de pastas y tratamientos donde el color rojo y naranja-rojizo impera y se integra con las tonalidades de la misma y del programa iconográfico. En esta dirección, vale la pena mencionar los atributos iconográficos del Elemento 102: banda roja en el borde exterior, band floral alrededor del fondo del plato, entre las bandas se observan cuatro cabezas humanas de perfil con barbiquejo (al igual que los personajes de la capa pictórica), de las cuales emergen pinceles con manchas rojas en las cerda. Es posible que estos motivos hagan referencia tanto al programa iconográfico de la cámara como al o los pintores encargados de la obra, o bien a la identidad del individuo ofrendado. Con respecto a las bandas florales o “tipo gota”, al interior de los platos Motiepa (elementos 102 y 128), al parecer durante el Clásico Temprano de Palenque, funcionaron como elementos iconográficos del Clásico. Este rasgo es compartido por el plato trípode F-419 (Casa F-El Palacio), con las bandas mencionadas enmarcando un ave.

El conjunto cerámico refiere a uno de los momentos más tempranos del Clásico de Palenque (350-550 d.C.), relacionado directamente con os primeros gobernantes. También la vajilla puede estar asociada con un momento de influencia y/o contacto cerámico hacía el Oriente. La vajilla funeraria en su conjunto ofrece una de las pocas oportunidades para caracterizar las practicas funerarias en su conjunto ofrece una de las pocas oportunidades para caracterizar las prácticas funerarias tempranas de Palenque, también es uno de los pocos hallazgos cerámicos tempranos en contextos sellados hallados hasta la fecha en el sitio. Quizás sólo las cámaras funerarias del Templo Sub-XVIII y otras cámaras funerarias en espera de ser descubiertas podrán equiparse con los hallazgos logrados en la Subestructura del Templo XX, únicos en la historia de la investigación de la sociedad prehispánica de Palenque.

COMENTARIOS FINALES

Entre los mayas prehispánicos, la muerte no representaba  la culminación absoluta del ciclo, sino un fase de transición donde la continuidad simbólica entre la vida y el ocaso se manifestaba en el grado de los poderes que alcanzaba el individuo y sus objetos al morir (Welsh, 1988:1999; Tiesler, 1999:85-86). Ello no implica la inexistencia de diferencias regionales y/o locales en la concepción de la muerte como proceso simbólico, en el tratamiento mortuorio o bien en los lugares de deposición, los cuales incluyeron áreas domésticas, lugares cívico-ceremoniales, cuevas, cenotes, chultunes, etc. (Ruz, 1991). Siguiendo esta lógica, el muerto en su estado incorpóreo alcanzaba ciertos poderes, de modo que su cuerpo y los objetos usados en vida se consideraban reliquias, constituyendo los elementos que permitieron la conexión entre lo natural y lo sobrenatural. Es por ello que la exhumación, remoción de ciertas partes ósea y objetos del primer lugar de deposición para su colocación para otros lugares no resulto una práctica rara.

Para el caso de la cámara central, se hallaron 13 fragmentos óseos fuera de su deposición original. Aunque en las cámaras laterales aportaron mayor cantidad de restos óseos, ninguna de las dos presenta esqueletos completos y ambas carecen de cráneos. Este patrón no es raro en el edificio. En el año 2002 se excavó un nicho funerario ubicado  0.56 m debajo del cuarto SW, se hallaron 11 cuentas y dos orejeras de jadeíta, y 1 fragmento de molar (Balcells, 2007a). también podemos mencionar el caso de cista ubicada a 0.49 m debajo del cuarto central, donde sólo aparecieron escasos fragmentos y secciones óseas, cuatro dientes, uno de ellos con incrustaciones de una cuenta de jade, un cajete bajo y un vaso de la fase Murciélagos (700-750 d. C.). la falta de entierros humanos primarios parece haber sido una constante a lo largo de la secuencia de ocupación del edificio, lo cual indica que sus moradores reingresaban a estos espacios entes del tapiado final. Para el caso de la cámara central, este reingreso tiene que ver con el reacomodo de las ofrendas y la remoción de restos óseos para colocarlos en otro espacio funerario como reliquias.

Redaccion Diario de Palenque

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