Cancel Preloader

De la Libertad

EL CARNAVAL EN PALENQUE DE FINALES DEL SIGLO XIX: MIRADA VIAJERA DE LUDOVIC CHAMBON.
Rubén Vera Cabrera

El rescate de datos escritos dejados por viajeros y exploradores, son significativos para la historiografía Palencana y, en especial, para sustentar las bases del desarrollo económico- social y político del municipio. La hoy ciudad en crecimiento poblacional, tiene un antecedente histórico de tiempos de la conquista, recuperado por investigadores profesionales, pero con pocas referencias importantes sobre la vida de sus pobladores originarios, sin embargo, hay pasajes que se mencionan de las tradiciones, ya entrado el siglo XIX, por visitantes extranjeros y nacionales que tocan este sitio como paso a su objetivo principal, las ya conocidas ruinas arqueológicas, conocidas ahora con el nombre de Lakamj´a, en maya-ch´ol,( “en el lugar de las grandes aguas”)
El texto en referencia que consultamos trata del festejo del carnaval en Palenque a finales del siglo XIX, hoy extinto, y sin que ninguna autoridad pretenda rescatarla para los archivos documentales históricos (para lo cual no existe un sitio de resguardo) y menos para divulgarla y ejecutarlas. Así mismo, para que se apoye en la investigación de muchos otros documentos sueltos en bibliotecas y archivos nacionales y extranjeros, porque como sentencia un proverbio ruso “Al que recuerde lo viejo que le saquen un ojo y al que lo olvide, que le saquen los dos “

El 18 de febrero de 2010 , salió publicada una breve reseña de mi autoría, en el periódico estatal CHIAPAS HOY, previa lectura del libro NARRACIONES CHIAPANECAS: extranjeros en Palenque, de Viajeros Martha Poblett. –(Coneculta, Chiapas,1999).En esta colaboración, resumo la importancia que le da en el texto a esta festividad del carnaval, dicho cronista, arriba señalado, a las festividades del carnaval en Palenque de esa época. Este viajero ilustrado, escritor Filósofo y Literato Francés, que se aventuró a conocer el sitio arqueológico ya conocido en Europa y los Estados Unidos de Norte América, (que fue sin duda su principal interés), observó viejas tradiciones prehispánicas en la pequeña aldea ya conocida como Palenque o, alguna vez Santo Domingo del Palenque, allí se agrupaba un pueblo de indios y algunos ladinos y colonizadores extranjeros que compartían el mismo espacio selvático.
Ludovic Chambón, entró a nuestro país por Yucatán y visitó algunos sitios arqueológicos, de allí se trasladó por barco a la isla del Carmen o El Carmen, se encontró con Alfred Percival Mausdlay que ya trabajaba en Palenque, entablaron amistad y acordaron reunirse en el pueblo donde se encontraba éste instalado.
Chambón participó en las Labores diarias de cortar árboles y retirar la vegetación de los edificios, principalmente el del templo de las inscripciones o de las leyes, conocido popularmente. Publicó de sus notas y memoria un libro en París en 1892, y en referencia a Palenque describe al pueblo como insignificante por su tamaño. La iglesia dice, “tiene una alta fachada de ladrillo, en la cual están empotradas dos lozas finamente labradas provenientes de las ruinas que representaban, una, a un personaje viejecillo cubierto con una piel de jaguar y la otra, un joven maya orgullosamente plantado”, Hace referencia, a los dos personajes que hoy se encuentran nuevamente empotrados en el templo de la cruz y que en alguna ocasión fueron sustraídos por un ciudadano nativo del lugar y recuperado posteriormente por las autoridades federales.
Con respecto a la festividad en referencia al carnaval, describe las características de las nativas palancanas, de la mujer indígena chol y de su atuendo o vestido dice, “el traje de las indias aquí se reduce a una simple faldilla. Y senos descubiertos (sin blusa), la primera chica que ví robusta exhibía senos firmes y erectos “.
Notas de otro viajero, menciona la prohibición que las autoridades ladinas habían impuesto para los hombres de usar su indumentaria original, so pena o castigo de la autoridad de aquel tiempo, pero también hubo resistencia de sus dirigentes indios.
En fecha sin anotar del mes de febrero, relata la fiesta tradicional y escribe, “con curiosa mascarada de los indios…son casi treinta personas, todas con diferentes atuendos uno de ellos, gracias a un ocre lustroso, ha oscurecido su color ladrillo natural de su cara… .otro danzante no lleva puesto más que un calzón blanco que resalta sobre el negro humo con que se ha embadurnado el cuerpo, algunos llevan sobre su cabeza grandes cascos adornados con plumas multicolores; otros se hallan cubiertos con pieles de pumas y de tigres(jaguar)…a los lados de la cuadrilla rondan varias máscaras horribles, buscando continuamente tomar del montón, con una larga soga, al primero que encuentren. Cada tentativa le trae un hombre o por lo menos, un tocado de plumas. A pesar del desorden indescriptible producido entre ellos, todos siguen con fidelidad los movimientos que les indica el jefe con una bandera. Brincan seis pasos adelante, retroceden cuatro y sacuden sonajas rellenas de piedrecitas (o semillas) lanzando regularmente a cada salto gritos profundos y guturales. Por fin la muchedumbre salvaje y aulladora desaparece seguida por una gran cantidad de niños desnudos(fertilidad) y de indias semidesnudas, que ríen y corren haciendo sacudir sus senos”.
Observa además el cronista que, el carnaval se acompaña con instrumentos musicales como flautines de carrizo, tambores, guitarras y clarinetes (influencia española estas dos últimas) y añade: “Para despedir el carnaval el miércoles de ceniza, la gente y sobre todo muchachos llevan flores en las manos y las muchachas tenían puestos sombreros de listones brillantes que les caían sobre los hombros. Sus trajes eran de color azul, verde y rosa, todos los colores habidos y por haber…la directora y organizadora del baile, la capitana, viene con una de sus amigas y nos invita al zapateo(español), y éste se ejecuta con un clarinete.”
Originario o no de Palenque, el carnaval a que se refiere el autor dista mucho o pocos cambios, a lo que actualmente pervive en Tenosique, Tabasco, pero, es sin duda parte de esta tradición que ha cambiado simbólicamente, pero presente quizá en la región de los ríos hoy casi extinta, a lo cual por su trascendencia cultural debe profundizarse en su investigación, preservación y difusión a nivel nacional e internacional.

Redaccion Diario de Palenque

Notas Relacionadas