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A 50 años del 2 de octubre del 68

Julio César Torres
A medio siglo de haberse suscitado uno de los episodios más sangrientos, oscuros y terroríficos de nuestra historia contemporánea, el reclamo y exigencia de los colectivos estudiantiles, sociales y ciudadanos siguen siendo el mismo, la publicación de la verdad histórica, jurídica y la realidad de lo que paso el 02 de octubre de 1968 en la plaza de las tres culturas del barrio de Tlatelolco, desde luego, el paso de los años no han sido en vano, las distintas versiones a través de documentales y entrevistas de personajes que vivieron el sangriento episodio han relatado las verdades de lo que realmente ocurrió, desde donde se orquesto el ataque y como se ocultaron las decenas de cuerpos asesinados en aquella plaza, incluso, como tuvieron que lavar la plaza de las tres culturas por la mancha y escurrimiento de sangre de los estudiantes.
De lo que se trata es que el Estado Mexicano haga público todos los archivos respecto a lo que se vivió antes, durante y posterior al 02 de octubre de 1968, mas allá de la justa exigencia de justicia, mucho ayudaría a la justicia social y a la memoria de los compañeros caídos y sobrevivientes conocer la verdad existente en los archivos ocultos en poder del gobierno mexicano y de la publicidad de los archivos clasificados seguida de un reconocimiento propio del estado mexicano de su culpabilidad, es decir, un perdón público, que para nada resultaría tardío, sino que abonaría a un clima de paz y conciencia reflexiva para quienes sobreviven de aquella matanza y para quienes han sido víctimas de desapariciones forzadas, de lo que se trata, soy insistente, es de conocer la verdadera realidad, para limar asperezas en torno a este hecho tan lamentable y sembrar un precedente positivo para generar confianza social y construir un clima de estabilidad entre el nuevo gobierno y la sociedad actual, cada vez más crítica y activista.
Se debe reconocer que el gesto que tuvo el Congreso de la Unión el pasado 02 de octubre -cámara de diputados y senadores-, fue cuando menos, un acto de justicia social y de reconocimiento a la memoria de quienes lucharon en aquel 1968 por alcanzar la democracia y libertades políticas y de expresión, al organizar una ceremonia celebre de izamiento a media asta de la bandera nacional en la explanada del zócalo capitalino, ceremonias solemnes en ambas cámaras donde se develo en placas doradas la fecha enigmática de la matanza de Tlatelolco, el cambio de régimen radica también en recordar respetuosamente fechas que son dolorosas para la memoria nacional y para que nunca más vuelvan a ocurrir, mucho menos usar la fuerza para reprimir exigencias sociales y libertades, en las anteriores legislaturas de mayorías priistas y panistas, estas fechas pasaban desapercibidas, por obvias razones, porque corresponden a un pasado priista intolerante a las críticas y revoluciones de las conciencias, de ahora en adelante debemos exigir que el nuevo régimen sea sensible con los acontecimientos que costaron vidas humanas y que ayudaron en gran medida a ir forjando la fuerza ciudadana y activista con que contamos hoy en día.

La nueva realidad a la que se va a enfrentar López Obrador a partir del 01 de diciembre de este año, ya como presidente constitucional, en gran medida es consecuencia de su movimiento iniciado desde hace más de 30 años en construir una organización social opositora de exigencia de justicia, democracia, soberanía y libertad, y, consecuencia también de los muchos y tantos movimientos sociales que ocurrieron con antelación en todo el país a la aparición de AMLO como político y activista en Tabasco, le tocara gobernar a Andrés Manuel un país despierto, crítico y movilizado en comparación al México de hace 30 o 40 años, las fuerzas políticas son diversas y no necesariamente se concentran en las estructuras partidistas y gubernamentales, ahora el poder de organización y acción está en todas las organizaciones de la sociedad, estudiantes, trabajadores, intelectuales, etc. La exigencia de un cambio radical para bien de nuestro país será mayúscula para AMLO, son muchas y altas las expectativas hacia el nuevo gobierno que encabezara la izquierda en México.
Uno de los mayores pilares y sobre los cuales debe poner especial atención el nuevo gobierno será al tema de la seguridad pública y a la estrategia de como disminuir el clima de violencia e inseguridad que prevalece desde el sexenio anterior y en este que está por concluir. Serenar al país debe ser su principal ocupación y deberá ser a través de una política social óptima, tal cual genere estabilidad y confianza en la ciudadanía, trátese de creación de empleos, oportunidades de educación e incentivar la investigación científica, desde luego, que la inseguridad y violencia se debe combatir frontalmente con una policía especializada y con capacidad de respuesta eficaz, cero corrupción gubernamental y en la administración e impartición de justicia.
Las condiciones políticas evidentemente han cambiado, López Obrador ofreció consolidar una república democrática, soberana, independiente, ese será su mayor reto, apuntalar al país y encauzarlo a los canales de crecimiento y desarrollo, la ciudadanía tendrá la gran encomienda de observar, vigilar, criticar que el nuevo gobierno se desempeñe hacia esos objetivos generales, apoyar al gobierno cuando así sea conveniente, pero también emitir juicios críticos y objetivos cuando haya de ser necesario.
El 02 de octubre no se olvida, queda impreso en la memoria de los que en su momento fuimos estudiantes y ahora somos activistas políticos, es parte de los antecedentes del México que ahora nos toca construir y que sea de mejores condiciones.

Redaccion Diario de Palenque

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