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A prisión por revisar el celular de su esposa

 A prisión por revisar el celular de su esposa

El hombre descubrió que mujer lo engañaba.

Se quedó sin mujer y con una sentencia de dos años y medio de cárcel.
El refrán castellano dice que ‘ojos que no ven corazón que no siente’ y si este hombre lo hubiera aplicado a su tiempo, hoy seguro que sería más feliz. ¿Mañana? Ya no podemos asegurarlo.
El caso es que la curiosidad y las ganas de saber se ha convertido para este marido en su condena y su divorcio. Un juez de Girona le ha impuesto dos años y medio de cárcel por curiosear en el teléfono móvil de su mujer, y después de haber encontrado conversaciones íntimas y sexuales con otro hombre, además de fotos en un chat de mensajes. La sentencia, de confirmarse pues es recurrible, implicaría el ingreso en un centro penitenciario, como cuenta La Vanguardia.
Ocurrió el 22 de diciembre de 2014, según consigna la sentencia. Ese día,  cuando el hombre cogió el iphone  4 de su esposa, introdujo la contraseña y descargó un archivo de un correo electrónico, apareció ante él una foto de su mujer con otro hombre. Luego entró en la aplicación line, un chat de mensajería, donde había varias conversaciones entre las dos personas que aparecían en la imagen.
A partir de ahí, ya se sabe, sobrevino la espiral de destrucción. La espiada y burladora comprendió que la habían descubierto cuando días después, su cuñada le entregó un sobre que contenía los papeles del divorcio. Y hasta ahora los pleitos y un dilema moral y judicial: Si hurgar en ese teléfono constituía un quebranto de la intimidad. El caso es que el juez cree que sí y estima que existe un delito de descubrimiento y revelación de secretos, asegurando que no se trató de “un mero fisgoneo, o una visión fugaz o momentánea del contenido privado, sino que se ha hecho el acusado con el adecuado soporte material de captación del contenido”.
La versión del marido es que se trató de un hallazgo casual en un móvil al que tenía acceso toda la familia. De hecho, explicó que le había regalado a su mujer un iphone 6, y que el aparato causante del destrozo sentimental ya no tenía una finalidad concreta, más que todos pudieran contestar las llamadas. En su testimonio en el juicio,  relató que sólo cogió el móvil para jugar, y encontró el intercambio de mensajes, que eran muchos.
No tiene vuelta atrás: el juez ha considerado que se ha cometido un delito, porque el ámbito familiar o matrimonial no excluye la privacidad, ni permite “violar el derecho fundamental a la intimidad que, como persona, tiene el otro cónyuge, ni a vulnerar el secreto de las comunicaciones que, a toda persona otorga el artículo 18 de la Constitución”. No solamente eso, sino que el hecho de ser matrimonio constituye un agravante de parentesco.

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