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Fomento a la lectura

 Fomento a la lectura

Aunque en los últimos años hay una preferencia por el fomento a la lectura con campañas de modelo individual, existe consenso en que hoy la lectura no sólo es responsabilidad de las personas sino de la agenda pública, afirmó la especialista Carmen Pérez Camacho.
En entrevista difundida por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Pérez puso énfasis en que el fomento a la lectura debe poner en el centro al lector si quiere lograr el éxito como política pública.
Recordó que en hay avances al considerar a la lectura como una práctica fundamental para la adquisición de conocimiento, información, entretenimiento, consumo editorial, vínculo social y hasta estrategia para la inclusión o medio para el ejercicio de una ciudadanía participativa.
Eso lo ha convertido en un tema de política pública desde mediados del siglo XX, vinculada fundamentalmente con el tema de la alfabetización.
La doctora en Antropología social recordó que lo que ha caracterizado al tema de la lectura es su énfasis en el libro y el número de ejemplares que las personas leen en un año, así como la visión de que la lectura es un medio para alcanzar mejores niveles educativos y de alfabetización y, por tanto, de obligatoriedad.
Para la integrante de la asociación civil Cultura y Ciudadanía, “ya no se trata de hacer fomento a la lectura, sino poner en el centro al propio lector (más que la modalidad o medio con el que se practica la lectura) para lograr el éxito de cualquier política pública que reconoce los diversos beneficios que traen los procesos lectores y el ejercicio de la lectura como parte de sus derechos culturales”.
Así, dijo, el objetivo de cualquier iniciativa consiste en contribuir a la formación de lectores activos, a través de acciones estratégicas que permitan mejorar la autopercepción que tienen los ciudadanos sobre su identidad como lectores.
Asimismo, en el reconocimiento de las funciones que tiene la lectura en su vida cotidiana (gustos, intereses, toma de decisiones, productividad, mejora en la educación integral), en el aumento de sus prácticas lectoras y en la construcción de una ciudadanía participativa.
Para lograrlo es necesario que cualquier estrategia contemple la capacitación permanente dirigida a mediadores de lectura (bibliotecarios públicos, promotores institucionales o ciudadanos); conformación de nodos de lectura que multipliquen la formación de lectores ciudadanos mediante un trabajo en red y una campaña de comunicación que fortalezca a la ciudadanía como lector activo.

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