Cancel Preloader

Diario de un Reportero

 Diario de un Reportero

Luis Velázquez
Morbo periodístico
Entrevistas banqueteras
Todos tienen precio

Con cuidaditoDOMINGO
Morbo periodístico

Del siglo XX a la fecha, el periodismo tiene los mismos males de origen. Por ejemplo, la llamada declaracionitis, un virus peor que el SIDA, la leucemia, el cáncer, el Alzheimer y el mal de Parkinson.

Es decir, nunca se curan ni curarán.

La declaracionitis consiste en que los reporteros suelen preguntar de todo al político y el político, trepado en la vorágine del poder, contesta todas las preguntas como un experto, incluso, si le preguntan sobre la planta nuclear de Laguna Verde y/o el ébola se revela como un todólogo.

Lo peor del asunto es lo siguiente: escudríñese la portada, sólo la portada de la prensa escrita y se advertirá que la mayoría de notas son declaraciones, puntos de vista, opiniones, en tanto los hechos están arrumbados en el archivo tecnológico.

Así, el lector vive y padece un mundo de palabras sin sentido, donde con frecuencia los políticos se amarran navajas entre ellos.

La prensa, pues, sirviendo a las pasiones desordenadas de la elite encaramada en el poder. Tirios contra troyanos en una especie de reality show, donde el morbo es la sustancia básica de contar historias.

LUNES
Periodismo banquetero

Otro virus es el llamado periodismo de banqueta, donde de pronto, zas, los reporteros miran pasar a un político y todos se le van encima.

La entrevista, claro, se efectúa sobre la banqueta, con preguntas rápidas, sin sentido, laudatorias, y luego, el funcionario y/o político se retira feliz de la vida, porque al día siguiente su declaración será publicada en portada, aunque sea en la parte inferior.

El periodismo banquetero incluye lo siguiente: por lo regular, un tecleador es el encargado de redactar la nota y luego se la envía por el correo digital a los demás, quienes, oh paradoja, oh periodismo de calidad, le ponen su crédito y tal cual la entregan, con todo y errores ortográficos y de sintaxis y de contenido, a los jefes de información y redacción.

Y es que entre los reporteros hay una especie de ley no escrita: entre ellos se circulan copia de sus notas del día, de tal manera que cada uno entrega hasta diez notas con la sorpresa mayúscula de los jefes por su capacidad reporteril tipo Superman.

Y es que, bueno, ocurre que en algunos medios pagan a los trabajadores de la información por nota publicada, y así unos y otros juegan al gato y al ratón y el único daño repercute en la calidad del periódico y su circulación, pues cada vez menos lectores.

Leer un periódico, escuchar un noticiero, es lo mismo: la mayoría publica boletines. Boletines del gobierno. Y los boletines de sus notas.

MARTES
El dios mesiánico

Las ruedas de prensa son el otro virus. El político declara. Mejor dicho, pontifica. Mejor dicho, vislumbra el futuro como si tuviera una bolita de cristal.

Por supuesto, si las circunstancias son adversas, entonces, ninguna pregunta es permitida a los reporteros. El político se apega, pues, al guión.

Y como por lo regular el 80, 90 por ciento del ingreso de la prensa escrita, hablada y digital proviene del gobierno estatal y municipal, entonces, la rueda de prensa se publica tal cual, tirando incienso a diestra y siniestra, y entre más incienso, mejor.

Incluso, con frecuencia la rueda de prensa aparece en portada a 8 columnas, como la noticia principal del día en toda la comarca, con una foto del político en su mejor pose, sonriendo, aunque el país sangre.

Es el mundo color de rosa que los medios construyen como ha demostrado la película “La dictadura perfecta” de Luis Estrada, con Demián Alcázar, Joaquín Cosío y María Rojo, en cuyo debut queda claro que ya dio “el viejazo”.

MIÉRCOLES
Todos tienen precio

Las siguientes reglas mueven el periodismo:

Una. Si firmo convenio contigo, cero crítica a ningún funcionario del gabinete. Criticar a un secretario, por ejemplo, es cuestionar al góber.

Dos. Todo convenio significa impunidad absoluta. Y si el medio alardea de su libertad y publica una nota adversa, ni modo, la llave de SEFIPLAN se cierra. El convenio se mantendrá; pero el pago es congelado.

Tres. Te pago… para que cuides mi nombre, pero también para que pegues a mis enemigos y adversarios.

Cuatro. Un pago es para el dueño del medio. Otro, para el director editorial. Otro para los jefes de Información y Redacción. Otro para el reportero. Otro para el columnista… según la jerarquía.

Cinco. Con el convenio se controla al magnate periodístico. Pero una cosita son los dueños y otra las plumas. Y, por tanto, el gobierno tiene el legítimo derecho de pactar con los reporteros y columnistas. Desde el poder les llaman texto/servidores, plumíferos y/o francotiradores.

Seis. Si el reportero, además, sirve de mensajero con preguntas bravas ante los adversarios, entonces, un pago adicional. Y si espía, otro pago.

JUEVES
El cartel de Palacio

En el Veracruz de hoy, en Xalapa, por ejemplo, unos reporteros llaman a otros “El cartel de Palacio”.

El título, a tono con el acontecer nacional donde hay carteles y cartelitos, malandros y malvivientes, define a una parte del gremio periodístico que ha terminado al servicio de quien paga más, es decir, uno que otro jefe del gobierno del estado.

Una de sus funciones es desbaratar una entrevista de prensa incómoda para el jefe máximo.

Otra, espiar a los reporteros indeseables, aquellos que son como Günter Wallraff.

Otra, rafaguear con preguntas a los políticos de oposición que en verdad son oposición.

Otra más, bombardear por las redes sociales a los reporteros incómodos, metiéndose, incluso, con la vida privada.

Otra más, grabar las entrevistas a los políticos indeseables y entregarla a los jefes políticos para su manipuleo.

Otra más, tomar fotografías en posiciones comprometedoras para su circulación en las redes, facebook y tuiters y demás.

A cambio, claro, perciben un sueldo mensual, el doble, el triple (según el sapo como dice el refrán popular) y que siempre rebasa al salario del periódico.

VIERNES
La cooperativa periodística

Con sentido empresarial, unos diaristas operan de la siguiente manera: han formado una cooperativa. Su ley es universal: uno para todos, todos para uno.

Por ejemplo, procuran tener en su seno a un tundeteclas de un medio diferente. Uno de prensa escrita. Otro de radio. Otro de televisión. Todos con su periódico digital.

Entonces, echan montón a un político y alternan preguntas suaves y lisonjeras con preguntas irritantes.

Luego, todos se retiran y uno queda a solas con el político entrevistado y/o con el jefecito de prensa y le dicen, por ejemplo, basados en el lema universal músico pagado toca mejor son:

“Somos cuatro. Cubrimos todos los medios. ¿De cuánto es el embute?”.

Y el entrevistado y/o jefe de prensa cae en el juego.

Si por ejemplo les dan 5 mil pesos, se lo dividen entre los cuatro.

Si 3 mil pesos, también se lo dividen según el principio democrático: “e’to pa’ti y e’to pa’mí”.

La faena de cada día inicia a las 9 de la mañana y termina entre las 12 y 13 horas.

Cuatro horas después cada día lo dejan en unos, digamos, si bien les va, 5 mil pesos.

Eso se llama sentido de organización empresarial. Por eso tripulan una camioneta hasta blindada y Rolex y ropa y zapatos y bolsas de marca.

Don Manuel Buendía, asesinado por la espalda en el segundo año del presidente Miguel de la Madrid, lo expresaba de la siguiente manera: “Ahí donde veas a un reportero con Montblanc, Rolex y automóvil de lujo… estás ante un manifiesto caso de corrupción”.

root

Notas Relacionadas