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Estira y Afloja

 Estira y Afloja

J. Jesús Rangel M.

Slim, socio de Azcárraga en Cablevisión

+++En plena discusión del dictamen de las leyes secundarias en telecomunicaciones en la Cámara de Diputados, me sorprendió leer la información que Jean Paul Broc Haro y Amira del Olmo González, director general y directora jurídica, respectivamente, de Empresas Cablevisión, enviaron a Flérida Gutiérrez Vidal, responsable del despacho de la Dirección General de Supervisión de Mercados de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

De todos es conocido que Grupo Televisa, de Emilio Azcárraga Jean, es propietario, a través de Editora Factum, de casi 51 por ciento de las acciones de Empresas Cablevisión, una de las operadoras de servicios de telecomunicaciones más importantes de México por el número de suscriptores. Tiene la facultad de determinar el resultado del voto con respecto a todos los asuntos que se sometan a la consideración de la asamblea de accionistas, incluso el nombramiento de consejeros.

Lo asombroso es que el segundo socio accionista en importancia es Carlos Slim Helú, su familia y empresas, con 43.6347702 por ciento del total de acciones en circulación. ¿Tiene el enemigo en casa? ¿Cómo interpretar este hecho? A mí me causa desconcierto.

La información enviada a la CNBV el 27 de junio ratifica que Editora Factum posee 50.9993712 por ciento del total de acciones en circulación de Empresas Cablevisión, series A y B, como informó la firma en su informe anual, donde señala que 49.0006287 por ciento está en manos del público inversionista y que Azcárraga Jean detenta 0.0000001 por ciento, con tres acciones.

Al desglosar ante la autoridad los 10 accionistas con mayor participación accionaria directa en la empresa, Broc Haro explica que la familia Slim y sus empresas tienen 43.6347702 por ciento. Como persona física, solo Patrick Slim Domit posee 1.1096644 por ciento. ¿Desde cuándo son socios? No sé, porque los cambios a la Ley del Mercado de Valores para una mayor transparencia apenas son del año pasado.

Los detalles: Banco Inbursa, vía fideicomiso para pensiones, jubilaciones y primas de antigüedad del personal de Telmex, controla 22.0839992 por ciento; Fundación Telmex, 9.8038859; Seguros Inbursa, 2.9243356; Fundación Carlos Slim, 2.5442756; Banco Inbursa, vía fideicomiso, 1.5535081; Seguros Inbursa, vía fideicomiso para fondo de pensiones, 1.2946085; Fondo Dinámico de Inversiones Bursátiles, 1.17383999, y Fondo Inbursa, sociedad de inversión común, 1.1466530 por ciento.

 

Interludio

Román Revueltas Retes

Que siga la desobediencia ciudadana; hasta que…

El gobierno de la capital de todos los mexicanos dispone que ciertos vehículos de cierta antigüedad no pueden circular ciertos días de la semana y, ¿qué pasa? Pues que algunos pobladores directamente afectados por la medida salen a las calles, bloquean el paso de los demás ciudadanos, apedrean a los agentes (de una policía que ha recibido órdenes directas de no hacerles frente y de no salvaguardar el orden público) y arman alborotos. Esas mismas autoridades que gobiernan la antedicha ciudad intentan conectar tuberías para proveer de agua a los vecinos de cierto barrio y, ¿qué ocurre? Lo mismo: hay algaradas, violencias, desmanes, disturbios y motines. O sea, que en este país — o, por lo menos, en algunos puntos del territorio nacional— no se puede ejercer la autoridad: no se pueden aplicar reglamentos ni llevar a cabo obras públicas ni aplicar sanciones ni implementar medidas de incontestable beneficio colectivo porque, si llegan a afectar los intereses de algún grupo, por minoritario y poco representativo que sea, entonces el populacho, desobediente y furibundo, se pone en pie de guerra y organiza levantamientos que, por si fuera poco, no merecen siquiera la intervención directa de una fuerza pública que, bien a bien, no sabemos para qué diablos existe puesto que no se ocupa de cumplir con sus primerísimas obligaciones.

Bueno, ésta es nuestra realidad. Pero, vistas las cosas, ¿hasta dónde podemos llegar en esta espiral ascendiente de permisividad, desgobierno, impunidad y pisoteo de las leyes? Digo, va a llegar el momento en que México se volverá un país francamente ingobernable; estaremos todos a merced de los que causan destrozos y su ley, la del más fuerte, será la que se imponga sobre los demás. Adiós Estado. Adiós leyes. Adiós reglamentos. Adiós seguridad. Adiós certezas jurídicas. Adiós garantías. Vámonos entonces preparando para decirle adiós a todo aquello que signifique civilización y despidámonos, más pronto que tarde, de cualquier atisbo de orden. Mientras tanto, decimos que nos asustamos de todo lo que ya está ocurriendo…

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