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El cacao sufre el abandono en el campo tabasqueño

 El cacao sufre el abandono en el campo tabasqueño

El agricultor Ysidro Landero Morales abre la vaina dorada de cacao de un machetazo y muestra el color negro de su interior para que los reporteros observen los estragos que la moniliasis ocasiona en la mazorca. En el lugar, el campesino es dueño de casi 4.5 hectáreas de cacao.
Las plantaciones huelen a levadura y a hojarasca putrefacta. Bajo las copas de los árboles de la fruta mezclados con otro tipo de cultivos como naranja y mandarina, la atmósfera es quieta, húmeda y pesada. Una carretera con grandes hoyancos la comunican.
Estamos en el ejido Tierra y Libertad, en el municipio de Cunduacán, la segunda región productora de cacao en Tabasco, después de Comalcalco.
“La moniliasis comenzó a propagarse con mayor intensidad y actualmente la totalidad de las plantaciones se encuentran afectadas, la producción ha caído en más de un 50%”, narra el viejo jornalero cuando es abordado al término de su día en el campo.
Las declaraciones del productor coinciden con las de otro labriego, Juan Carlos Peralta de la ranchería Amado Gómez, donde se encuentran vestigios de lo que un día fue la Asociación Cacaotera Local No.22 del mismo nombre, y que en los tiempos de bonanza llegó a acopiar hasta mil toneladas del grano.
“La actividad cacaotera se encuentra en bancarrota, la producción está en su nivel más bajo, las plagas son incontrolables, no tenemos créditos ni ayuda de ninguna autoridad gubernamental”, expresó.
La crisis del sector cacaotero es inocultable, porque hasta las propias oficinas de la Unión Nacional de Productores de Cacao (UNPC) situadas en la carretera federal Cárdenas-Coatzacoalcos, a un costado de la Industrializadora de Cacao (Incatabsa), se encuentran cerradas. “Don Esteban Elías ya ni llega por aquí”, responde el guardia que vigila celosamente las instalaciones.

Redaccion Diario de Palenque

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