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El momento de Chiapas

-Por: Francisco Álvarez Sanen

Dos meses después de la contundente victoria de morena y su candidato a la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, ríos de tinta han corrido y muy poco hay que agregar ante las torres de análisis que hay en cualquiera de los medios de difusión habidos y por haber. La jornada fue histórica y es un hito de la vida democrática y moderna de México, y desde ese momento, en especial al día siguiente, comenzó la renovación de la vida pública del país; así como de sus dinámicas, inercias y todo lo que hemos vivido generaciones enteras en una nación con un particular estilo de gobernar, marcado por la corrupción, la crisis económica, y la violencia. Por supuesto que el 2 de julio no amaneció con un panorama distinto, pero a partir de ése día, el Presidente electo, comenzó a marcar un ritmo inédito por el trabajo intenso y llamamientos ala austeridad a raja tabla, no sólo por congruencia, sino también por necesidad; combate frontal a la corrupción desde la particular moralidad de los nuevos gobernantes hasta reformas legislativas que ayuden a garantizarla; pero sobre todo, un miramiento al sur, sincero y sin demagogias, anunciando de inmediato los beneficios de la inversión pública y privada reflejada en dos proyectos sumamente ambiciosos: El tren Maya y la plantación de árboles maderables y frutales en distintas regiones del país, entre las que se encuentra la cuenca del Usumacinta, y que el municipio de Palenque (nuestro hogar) tiene dentro de sus límites cerca de 50,000 hectáreas.

Palenque es de las selectas zonas del país que entraron en el diseño del programa gracias a la cuenca del río más caudaloso de México; programa, que en su conjunto busca beneficiar el millón de hectáreas. Esto, sin duda, es un claro ejemplo de la relevancia que nuestra región tendrá para el nuevo gobierno, ya que no sólo se considera nuestro ya tradicional potencial turístico, sino que también, se retoma la increíble riqueza hidro y orográfica que nos brinda el caudal del Usumacinta y sus ramales (por ejemplo el Chacamax) en toda nuestra región. Estamos hablando de un proyecto que básicamente busca detonar la oportunidad de aprovechar al máximo las bondades de una tierra privilegiada, y que se manifieste en beneficios directos a una población que se encuentra entre las más rezagadas del país producto de un abandono deliberado por parte de un programa neoliberal diseñado para debilitar el ejido, promover el abandono del campo y la migración a las grandes urbes. De concretarse y lograr sus metas, estaremos viendo por primera vez en décadas, un sincero apoyo al ejido mexicano pero también su crecimiento emergente. Claro está, el proyecto por su envergadura es un reto complejo y que exige la mayor atención en todos sus aspectos fundamentales, uno de ellos, la importancia de vincular y transmitir la premisa del programa a la población, sobre todo, al pequeño ejidatario o propietario, quién tendrá que elegir una vez echado a andar, continuar con el tradicional y obsoleto modelo de producción, o innovar con las herramientas y recursos que en una simbiosos entre campesino y gobierno puede ofrecer.

Tengo entendido que de 3 a 4 regiones en Chiapas se verán beneficiadas con el programa prioritario del nuevo gobierno, y que entre sus características cuenta qué el catálogo de productos a introducir sea en común acuerdo con el campesino, y no de manera forzada como antaño, y que estos productos son en su mayoría importados de otros países para el consumo nacional, teniendo con esto, un potencial mercado interno que mientras se fortalece, tendrá el respaldo de precios de garantía para el que se arrope en él. Los nuevos gobiernos que encabezarán Andrés Manuel López Obrador y en Chiapas Rutilio Escandón, han demostrado la importancia de detonar el campo y convertirlo en la gran fábrica de empleos como dijera el gobernador electo en un foro con productores aquí en Palenque durante su campaña. No sólo es prioritario por cuestiones económicas, también por la deuda histórica con los campesinos y pueblos indígenas, que ante el desprecio centenario que han vivido, hoy no tienen otra opción más que abandonar sus tierras y lugares de origen migrar a un país extraño como EEUU, o a lugares como Cancún o Playa del Carmén buscando un ingreso digno pero con un costo muy alto para ellos y sus familias. Es hora de señalar con puntualidad que la inconformidad social no es por la mala suerte o por cuestiones divinas, sino resultado de la irresponsabilidad gubernamental, el saqueo, la falta de democracia y una serie de males sociales como la pobreza y la desigualdad que en nuestro estado ha encontrado un caldo de cultivo y que en los últimos años se ha agravado; por esta razón creo, a título personal, que lo propuesto por el nuevo gobierno es la hora del campo y de Chiapas. Muy pronto lo sabremos. Agradezco a Jorge Isidro Figueroa la oportunidad de compartir a partir de hoy cada lunes, apuntes sobre lo que hoy es sin duda, la hora de la nueva república como dijera Muñoz Ledo en el pleno el viernes pasado, y también sobre nuestro estado y municipio, Palenque, que hoy están por primera vez, en los ojos de todos y en la agenda nacional.

Redaccion Diario de Palenque

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