¡Santa no tiene su dirección!

Entre la arena, jugando con las piedras, ahí se encuentra Jonathan, quien a sus cuatro años nunca ha recibido la visita del personaje que todo niño quiere ver.
¡Santa Claus perdió su dirección! Quizá jamás la ha tenido…
A sus cuatro años de vida, Jonathan jamás ha visto iluminada su navidad por el personaje fantástico del polo norte, seguramente, el intenso calor de Palenque, ha evitado que Santa, con su costal llegué a la colonia Esteban Corzo, en donde vive Jonathan, quien ve pasar el tiempo acompañado de sus padres y su abuelita.
En su sonrisa hay ilusión, juguetón como todos los pequeños de su edad, Jonathan está a la espera de despertar el 25 de diciembre y encontrar a los pies del árbol el presente que ese personaje regordete, vestido de rojo, de sonoras carcajadas, se haya atrevido a bajar en Palenque y sí, por fin dejarle un recuerdo, algo que le haga sentir que las ilusiones deben prevalecer.
Su mayor ilusión, está alejada de los juegos…
Piensa a futuro, sueña con algún día ser quien haga las maniobras de un retroexcavadora. Por cultura, está alejado de las ilusiones y sueños que todo niño de su edad mantiene… y más en esta temporada.
Mientras muchos pequeños, desde hace ya varias semanas, han puesto su carta en el árbol navideño, Jonathan no tiene quien le escriba la misiva a Santa Claus… Las carencias de la familia están alejadas a la ilusión, al sueño, a la magia…
Pese a que a su corta edad, ya sueña con ser un maquinista, guarda la esperanza de encontrar al pie del árbol un juguete, para ya no solo jugar con las piedras, y para no hacer más castillos en el aire.
Como muchos niños más de esta región, Jonathan piensa en el futuro, y lo avizoran difícil, pues solo así, se puede uno imaginar que un pequeño de cuatro años, esté soñando con ser maniobrista…
Pero esta, puede ser una navidad distinta para Jonathan…
Quizá Santa Claus le pierda el miedo al calor de Palenque y por fin esboce una sonrisa de satisfacción porque esta vez, esta vez, si se acuerde de su dirección.