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El mar devora tierra en Tapachula

 El mar devora  tierra en Tapachula

El 14 de septiembre de 2021 el mar cumplió la advertencia que ya venía dando a los pobladores de Puerto Madero. Las fuertes olas tomaron por asalto a socorristas y lugareños, que sólo se limitaron a grabar con sus teléfonos celulares la intromisión del océano Pacífico a tierra.

Ya había dado avisos desde febrero de ese mismo año, cuando las olas rompían cerca de la estructura turística construida durante el mandato de Manuel Velasco Coello, anunciada como una obra que protegería a los visitantes y al mismo tiempo serviría de atractivo turístico.

Todo quedó en ruinas. Ahora, enormes bloques de concreto se perfilan como letales objetos capaces de dañar a cualquiera. El agua partió este corredor en dos, tres, hasta cuatro pedazos y los esparció por el perímetro de más de 500 metros.

Pero no es el único sitio a donde las olas han llegado famélicas por devorar lo que encuentren a su paso. El radio de calamidad se extiende por varios kilómetros. Va desde Las Escolleras hasta la playa San Benito, donde al menos dos islotes se han formado y dado paso a nuevas playas, igual de peligrosas que el malecón, sitio que en muy poco tiempo, a voz de los expertos, podría quedar bajo el agua.

Para doña Gabriela, habitante de Puerto Madero, es común ver cómo el agua penetra tras el muro de contención creado para frenar la fuerza del mar.

“No se puede pararlo (al mar), va a seguir entrando porque mire cómo arrastró ya muchas rocas que según servirían para detenerlo”, augura mientras vigila a dos niñas ataviadas con ropa playera que sólo carcajean cuando la brisa llega hasta sus rostros.

Allí también está Teresa acompañada de su pequeño hijo Dylan, quien temeroso observa por primera vez el gruñir del mar. A decir de las dos mujeres, desde inicios de agosto suena “picado”, un regionalismo que utilizan para referirse a la fuerza con que las olas despegan y aterrizan en tierra.

“De 10 a 11 de la mañana el agua mantiene lleno el malecón. Como ha estado escarbando las orillas del muro, está deteriorada (la estructura)”, apunta la mujer que pide a las autoridades atender esta situación cuanto antes.

ADVIERTEN MÁS CATÁSTROFE

Investigadores que se han dedicado a indagar desde hace muchos años cómo se está modificando la línea de costa en Tapachula y en, prácticamente, todo el litoral chiapaneco.

Uno de los datos más preocupantes, según el investigador Vicente Castro Castro, es que desde que se construyó Puerto Chiapas las corrientes marinas fueron alteradas y eso generó que el mar poco a poco fuera ingresando al continente.

“Hasta el 2010, había zonas que tenían más de medio kilómetro de donde se había perdido playa que es la zona de Puerto Madero, justo en San Benito, por donde está el panteón y se llevó parte de este”, agregó.

Apuntó que esto es resultado de los procesos de erosión que se están dando de manera agresiva en este Estado Costero, que no cuenta con un plan de manejo. “Las pérdidas económicas han sido fuertes y siguen generándose porque tierra de cultivo ya se ha perdido en Tapachula y Mazatán. La situación es preocupante y hay que atenderla porque se están poniendo en riesgo vidas humanas”, remata.

Para Castro Castro, la llegada del mar al malecón de Puerto Madero era predecible, ya que se han abierto varias ventanas (espacios entre el muro de contención). Incluso, el agua ha llegado a cruzar la carretera principal que se extiende por toda la orilla de esta comunidad.

Pese a que no se puede combatir la fuerza del mar, el estudioso del Centro de investigaciones para Mesoamérica, adherido a la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), confía en una salida: procurar los tiempos y la magnitud de los daños a través de los disipadores de energía, una estructura que se crea mar adentro y a cierta profundidad para disminuir la fuerza superficial y subacuática, para que así el agua llegue en una intensidad baja y que no genera riesgo.

Pero para la llegada de ese proyecto, el gobierno necesitaría voltear a ver con entera preocupación lo que acaece en la frontera entre la mar y la tierra, donde el agua no tiene palabra para conquistar más extensión.

Redaccion Diario de Palenque

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