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Tren Parlamentario

Apechuga Morena: queda Laura Rojas, incondicional de Marko Cortés
VICENTE BELLO
Una mayoría calificada -forzada por la renuncia a reelegirse de Porfirio Muñoz Ledo y por la posición política sobre el asunto de Andrés Manuel López Obrador- terminó anoche por aceptar a Laura Angélica Rojas Hernández como la nueva presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
No fue nada fácil para Morena, Pt y Pes la aceptación de Rojas, quien desde su condición de diputada federal panista, es una de las artífices de las 30 demandas de amparo contra la Cámara de Diputados, que por instrucciones de Marko Cortés -líder nacional del Pan- el grupo parlamentario panista ha presentado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para mediante este recurso judicial estar “jodiendo” permanentemente al nuevo régimen, como lo ha estado haciendo Claudio X. González con los más de 80 amparos levantados ante la Corte contra la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía.
Esta mayoría de 349 votos (pergeñada con diputados de Morena, Pri, Pan, Pt y Pes) cuajó a las siete y 33 de la noche. Laura Angélica, finalmente, fue aceptada como presidenta hasta el cuarto intento de su bancada. Tres veces había sido rechazada el día anterior por un grupo mayoritario -Morena- que no tragaba ni con aceite que esa diputada terminara siendo la titular de la mesa directiva.
A Rojas, múltiples diputadas del Pt, Morena y Pes no la bajaban de matrera e hipócrita, porque no sólo era una de las instigadoras de las demandas de amparo contra la Cámara de Diputados, sino también una de las que más protagonizaron insultos contra Porfirio Muñoz Ledo, en los últimos días.
Se escuchaba decir en el curulerío morenista a las siete y cuarenta y tantos de la noche, cuando ya se había consumado el tempestuoso acuerdo: El chantaje del Pan surtió efecto: si no aceptaban a Laura, entonces la Cámara de Diputados estaría en el umbral de una crisis de constitucionalidad, porque la Cámara no tendría presidenta o presidente y, por lo tanto, estaría sin fuerza jurídica alguna para la toma de sus decisiones.
En el primer intento, Marko Cortés impuso en la planilla panista a Laura Rojas flanqueada por Alberto Villarreal, un diputado guanajuatense que lleva el sello de corrupto hasta las cachas. En el segundo intento, volvió a aparecer ella como presidenta, y ahora otro diputado -Adolfo Torres Ramírez, también incondicional de Cortés- como vicepresidente.
En el tercer intento, continuó Laura, pero ahora como su heraldo el ex gobernador de Morelos Marco Adame, quien fungió como vicepresidente en la presidencia de Porfirio.
Todo el día, Marko Cortés estuvo picoteándole la cresta a Morena. Sostuvo a Laura Rojas aun cuando Morena a través de Mario Delgado la rechazaban y la acusaban de ser una incondicional suya. Que en el panismo, sostenía Delgado Carrillo, había gente seria con la que la bancada mayoritaria podría entenderse y respetarse.
Cortés, sin embargo, se amachó, parapetándose en el reducto del tiempo: a la medianoche de este jueves 5, si no tenía la Cámara de Diputados un nuevo presidente o presidenta, entonces -como hubo declarado Porfirio Muñoz ledo al mediodía- pasaría a convertirse “de carroza a calabaza”…
Y es que con la reforma aprobada la noche del miércoles, a la Ley Orgánica del Congreso General, la Cámara quedaba a merced del Pan, porque así como quedaba la ley era el Pan el partido que rigurosamente tendría que abordar la presidencia de la mesa.
No fue ocioso el que diputados como Gerardo Fernández Noroña, un día después, todavía defendía la otra opción que terminó la mayoría por tirar a la basura: la de extender la presidencia de Porfirio de un año a un año y medio.
Fernández Noroña, fiel a su estilo claridoso, criticaba a Andrés Manuel López Obrador de haberse metido en asuntos internos de la Cámara de Diputados. El Pan, con su representación de apenas 15 por ciento, no tenía por qué tener todo un año la presidencia de la mesa directiva, y menos cuando hay un grupo mayoritario como lo es Morena.
Cuando la asamblea volvía de su último receso, y luego de que se informó del acuerdo tomado por la Junta de Coordinación Política, de aceptar la planilla de Marko Cortés con Laura Rojas como presidenta, la diputada Laura Rojas pidió la palabra, y así se dirigió al Pleno: “Quiero compartirles que, en caso de resultar electa, me desistiré de las acciones de inconstitucionalidad y de los amparos en los que he participado; esto en cumplimiento a la obligación que tiene el presidente o la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, de conducirse en todo momento con imparcialidad y con institucionalidad. Muchas gracias”.
Callaba la mayoría, aunque docenas expresaban con la mirada una animadversión a la nueva presidenta. El viejo Porfirio, cortés, matizaba: “Agradezco a la diputada su intención institucional. Solo quiero decirle que acabo de revisar las solicitudes de amparo, que son 21, y no hay ninguna interpuesta por usted, sino por otros actores. Muchas gracias”.
No son 21, corregía una diputada de Morena desde su curul, sino 30. Y en la mayoría tendría que ver Laura Rojas.
Hubo, sin embargo, un cambio significativo al interior de la mesa directiva: en el año legislativo que comienza, la presidenta Rojas no tendrá como primer vicepresidente a su correligionario Marco Adame, sino a una diputada de Morena que ha provocado dolores ed cabeza a muchos panistas: Dolores Padierna. Quien funge como primer vicepresidente, es, en los hechos, el que más protagoniza políticamente, después del presidente de la mesa. Veremos.

Redaccion Diario de Palenque

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