El cacao con nuevos horizontes en Chiapas

La ganadería extensiva, el uso de agroquímicos, la hibridación de semillas nativas, entre otros, han representado las principales amenazas del cacao que se produce en el Soconusco, cultivo que representa una de las principales actividades económicas de esta región del estado de Chiapas.
Es por ello, que desde hace varios años se conformaron cooperativas con perfil agroecológico en búsqueda de la certificación que les permitiera abrir nuevos horizontes de mercado, principalmente el de Europa.
La comercialización llevó a alianzas con clientes que exigieron altos estándares de calidad y volumen garantizados, lo cual fue posible gracias a una red de productores en que los socios no están obligados a cuotas de venta, sino a partir del principio “si te conviene, vendes, si no, no… es una sana conveniencia mutua productor-cooperativa…” dice José Adrián Caballero, de la Red Maya de Organizaciones Orgánicas.
Actualmente, los productores agroecológicos del sector social, con cinco hectáreas en promedio, son los que han resistido a estos procesos y hoy en día esta Red ha consolidado un esquema de comercio justo; actualmente pagan a sesenta y cinco pesos el kilo de cacao, y los coyotes a treinta y ocho.
Ellos decidieron identificar los árboles del cacao histórico y usarlos como pie de cría. Esta es una de las formas que usan para enfrentar el cambio climático con recursos y especies locales. Pensar globalmente y actuar localmente.
Una de ellas es doña Demetria Gutiérrez, productora de cacao orgánico del poblado Álvaro Obregón, municipio de Tapachula, y lideresa moral del Centro Agroecológico, San Francisco de Asís (CASFA), quien ve a través de su cultivo, una opción de poder obtener ingresos económicos, pues con sus granos se elabora un producto que tiene una alta demanda en el mundo: el chocolate.
Con doña Demetria participan sus hijos, nietos, y bisnietos. Cuatro generaciones de su familia están vinculadas al cacao criollo tradicional. Sesenta de sus ochenta y dos años de edad han sido como cacaotera, cuyo producto ha sido reconocido en Reino Unido, Estados Unidos, y Alemania; país este último al que acudió como invitada a la feria más importante de producción orgánica a nivel europeo.
“No queremos que nos traigan cosas químicas, porque no quiero envenenar ni a mis nietos ni a mis plantas. Queremos que nos abran mercado para vender nuestro producto procesado con nuestras técnicas antiguas, sin fumigación. Que no nos manden técnicos que nos digan que tenemos que tirar nuestras plantas, ellos no saben que si saneamos y limpiamos la planta, solita la planta se cura. La moniliasis es un hongo que sale por el exceso de humedad, pero mancha a la mazorca, no mata a la planta; no hay necesidad de sacrificar las matas…” nos dice con la seguridad que le brinda el haberse convertido en una de las principales voces honorarias del Centro Agroecológico, San Francisco de Asís (CASFA).
Los más de 220 productores del CASFA y la Red, ya tienen clientes consolidados en Canadá y Francia, tanto en productos terminados como en materia prima.
El precio del cacao es muy estable, aunada a esta ventaja, se cuenta con un gran mercado nacional e internacional. Satisfacer la gran demanda del cacao y sus derivados es el gran objetivo de esta organización, que mantiene el perfil conservacionista y la valoración del factor cultural.
Bernardina Cruz, de la colonia Aquiles Serdán, en el municipio de Mazatán, tiene a su cargo la receta para los chocolates en distintas presentaciones cuya exportación a Europa está en trámite.
“Con nuestra asociación fuimos los primeros que inauguramos el embarcadero de Puerto Chiapas en el 2006, de ahí salió a Francia nuestro primer embarque de producto orgánico…” dice orgulloso Raúl Hernández.
Desde 2006, la Red y el CASFA han colocado en el mercado europeo 620 toneladas de cacao orgánico, nos dice Jorge Aguilar, uno de los artífices del giro orgánico de los cultivos en el estado.