¿Por qué bostezamos y por qué se contagian los bostezos?
Los humanos no somos los únicos animales que bostezamos. Muchas otras especies lo hacen, aunque por motivos a menudo distintos. Las personas, al igual que otros muchos animales, bostezamos sobre todo antes de dormir y al despertar, lo que sugiere que podría estar relacionado con la necesidad de estar atentos.
Según una de las hipótesis más en boga, bostezar podría servir para enfriar el cerebro. De hecho, todo el proceso del bostezo activa el riego sanguíneo cerebral. Se ha observado que el número de bostezos se reduce cuando una persona se pone una compresa fría en la frente.
Se ha observado que el número de bostezos se reduce cuando una persona se pone una compresa fría en la frente.
Otra hipótesis propone que los bostezos podrían servir también para sincronizar conductas en el grupo. De la misma forma que un antílope empieza a correr ante la presencia de un depredador y el resto lo sigue, entre las personas y algunos animales se contagian los bostezos.
Dicho contagio serviría para sincronizar los momentos de reposo y actividad. La sincronización de conductas es especialmente importante en situaciones en que los animales deben estar alerta, de modo que una vez más el bostezo podría estar relacionado con una estrategia para favorecer la atención.
El contagio serviría para sincronizar los momentos de reposo y actividad.
Es significativa la relación entre los bostezos y la empatía. Sabemos que los bostezos no se contagian entre niños y niñas menores de cuatro años, la edad en que empiezan a tener la capacidad de comprender qué experimentan los demás. Tampoco suelen contagiarse a personas que tienen trastorno de espectro autista, que presentan dificultades para percibir las emociones y sentimientos ajenos. Curiosamente, los bostezos sí se contagian entre chimpancés, lobos y perros, animales sociales todos ellos. Los perros incluso bostezan más si ven que sus dueños lo hacen.