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Diario de un reportero

 Diario de un reportero

Crónica sobre los muertos
CARTONVeracruz, en el infierno
Una familia desaparecida

DOMINGO
Crónica sobre los muertos

En los meses de agosto y septiembre, 2012, el poeta Javier Sicilia, a cuyo hijo secuestraron y asesinaron en Morelos, encabezó la Caravana por la Paz desde la frontera norte hasta Washington con un montón de familias de desaparecidos y plagiados y ejecutados en el país, y en donde participaron padres de Veracruz.

El reportero Diego Enrique Osorno (Monterrey, 1980), autor de cinco libros de crónicas, acompañó al poeta en la travesía, de igual manera que colegas de otros medios de la ciudad de México.

De todos ellos, solo Osorno, quien publica en la revista Gatopardo de manera habitual, ha publicado un libro de aquel viaje de la esperanza y la fe denominado Contra Estados Unidos, bajo la editorial Almadía.

El libro que se lee en un domingo completito, sin bañarse para evitar la pérdida de tiempo, con la piyama puesto para sentirse cómodo, contiene la historia de padres y hermanos que han perdido a sus hijos y carnales desde cuando Felipe Calderón declarara la guerra a los carteles y que dejara más de cien mil muertos, mientras en los dos primeros años de Enrique Peña Nieto dejaron un saldo de 40 mil fallecidos.

LUNES
En las grandes ligas del infierno

Cada uno de los días del periplo, Diego Osorno los va contando como si fuera un diario, aun cuando en realidad se trata de las crónicas publicadas en su periódico; pero, al mismo tiempo, pulidas y repulidas.

En una parte, página 62, por ejemplo, hace un recuento de algunos desaparecidos, entre ellos, el artista callejero de Monterrey, conocido como el Vaquero Galáctico.

Los cuatro hermanos de apellidos Trujillo, desaparecidos en el sur de México.

Coral, Judith y Mónica y otras chicas desaparecidas en el norte de México, un día cuando un traficante de carne humana pidió a los carteles más de cien chicas para la prostitución.

Minerva Romero, desaparecida en Oaxaca.

Y… Mauricio Aguilar Leroux, desaparecido en Córdoba.

Es decir, el nombre de Veracruz como tierra del horro y el terror, el miedo, la zozobra y la incertidumbre también desfiló en aquel viaje a Estados Unidos y que también fuera reseñado por la prensa escrita, hablada y digital del país de Barack Obama.

Veracruz, en las grandes ligas del infierno.

MARTES
Una familia desaparecida

En la página 83, con el capítulo Castro en la DEA, El Paso, Texas, se ocupa de una historia singular ligada a Veracruz.

La narrativa de Carlos Castro, a quien le desaparecieron una familia completa.

Publica Osorno:

“El 6 de enero de 2011, un grupo armado entró a su casa en Xalapa, Veracruz, y desde entonces no sabe nada de su esposa, Josefina Campillo, ni de sus hijas Johanna y Karla, así como de Araceli Utrera, la joven que trabajaba haciendo la limpieza de su hogar.

A partir de ese momento, Carlos Castro inició la búsqueda de su familia y ha visitado más oficinas públicas de las que debería: visitó las de la procuraduría de Justicia de su estado, las de la Agencia Veracruzana de Investigaciones, los despachos de diversos peritos, las instalaciones centrales de la Procuraduría General de la República, los pasillos de la secretaría de Gobernación y hasta el Castillo de Chapultepec, a donde fue a hablar con el presidente Felipe Calderón y con los candidatos de las elecciones presidenciales de 2012.

Pero no ha sido suficiente.

Como parte de su peregrinación por espacios gubernamentales, Castro visitó la sede de la DEA y del FBI en esta ciudad para protestar por la política antidrogas estadounidense.

También, ahora por Estados Unidos, Castro conocerá otras sedes de poder norteamericano, como las instalaciones donde fueron preparados los dictadores militares sudamericanos de los setenta y algunos de los oficiales de élite mexicanos que después fundaron los Zetas”.

MIÉRCOLES
El periodista exiliado

Un capítulo se intitula El periodista exiliado, en El Paso, Texas, y se refiere a Alejandro Hernández Pacheco, camarógrafo de noticieros de televisión, que huyera de México con su familia y que ahora forma parte de la ONG Mexicanos en exilio.

Publica Osorno:

“Actualmente, Hernández Pacho está ayudando a varios periodistas y familiares de periodistas mexicanos asesinados a conseguir asilo político.

Uno de ellos es hijo de Miguel Ángel Velasco, Milo Vela, reportero del periódico veracruzano Notiver, quien fue asesinado.

“Lo único que puedo hacer aquí es solidarizarme con la raza que está en México.

Yo digo acá en Estados Unidos que, la verdad, hay que  ser valientes para” ejercer el periodismo en varias ciudades del país donde el ejercicio reporteril es cuestión de vida o muerte.

En efecto, luego de que Milo Vela, su esposa y su hijo, fotógrafo de Notiver, fueron ejecutados, otro de sus hijos optó por el exilio, temeroso de que el fuego le llegara, mientras una de sus hermanas ha seguido viviendo en la discrecionalidad absoluta.

El caso es que en el libro de Osorno Veracruz sale mal librado, a partir de que en el duartismo han sido criminalizados once reporteros y fotógrafos en cinco años del sexenio, además de tres reporteros desaparecidos, más los exiliados.

JUEVES
Documental sobre desaparecidos

El tema de los secuestrados, desaparecidos y asesinados en México y, por añadidura en Veracruz, ha sido, incluso, llevado al cine.

Ahora, está listo un nuevo documental, Retratos de una búsqueda, que será exhibido en el festival cinematográfico Ambulante, filmado por la reportera Alicia Calderón y que incluye a las más de 20 mil personas desaparecidas hasta la fecha, sin rastro, por la llamada narcoguerra.

La cronista trabajó de una forma sencilla: identificó a los familiares de las víctimas y los acompañó en sus marchas.

“Son distintas facetas de la búsqueda, la espera, la agonía, la ausencia, cada una con sus historias”, ha dicho.
El documental competirá en los festivales de Santiago de Chile y Tesalónica, Grecia.

Y como está incluido Veracruz, Veracruz andará por aquellos lugares con su infierno y pesadilla.

VIERNES
Ahogados en tanta sangre

Un hecho resulta insólito: Veracruz está ahogado en la sangre de sus habitantes.
Secuestrados, desaparecidos y asesinados.

Y no obstante, el silencio ominoso de los 50 diputados locales. Y de los 30 diputados federales de Veracruz en el Congreso de la Unión. Y de los tres senadores.

Y de los partidos políticos. Y de los dirigentes sindicales. Y de la élite eclesiástica. Y de la mayor parte de los académicos.

Y de los medios, claro.

He ahí, el bozal que ha sido impuesto y/o en una decisión personal de autocensura… a los actores políticos y sociales del territorio jarocho.

Por fortuna, hay reporteros como Diego Osorno con su libro de crónicas y cronistas y cineastas como Alicia Calderón, que cuentan las historias que otros callan.

Granitito de arena en la playa. Un maíz en la mazorca. Un frijolito en el arroz. Y no obstante, una golondrina puede anunciar el verano del cambio que algún día habrá de darse.

Claro, el país lleva dos sexenios, Vicente Fox y Felipe Calderón, más el par de año de Enrique Peña, en la sangre, y por añadidura, las entidades geográficas.

Peor, no obstante, es cruzarse de brazos. Pero como una simple gota puede perforar la roca, entonces, nada más satisfactorio que seguir el modelo de Sísifo de Albert Camus, seguir luchando hasta un segundo antes de morir, pues ni modo que estemos condenados a tanta desventura.

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