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Corolario

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Raúl Contreras Bustamante

Suprema Corte en camino a la paridad

Dentro de las tareas encomendadas al Estado mexicano, una de las más delicadas es la impartición de justicia, función depositada en los tribunales que se encargan de garantizar los derechos de las personas y hacerlos justiciables.

Así, la labor que tienen los jueces es la de velar por el cumplimiento de la ley. No es poca cosa, pues es en la correcta aplicación de la norma donde la existencia del derecho cobra sentido. En él se encuentra contenido un complejo sistema de preceptos y principios que orientan la vida pacifica en una sociedad justa, el respeto a los derechos humanos, la libertad por opinar y por supuesto, la de elegir a nuestros gobernantes, entre muchos otros derechos.

En México, la interpretación última del orden establecido por nuestra Carta Magna y de los principios asentados en los tratados internacionales, está reservada para la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En la historia de la Suprema Corte sólo han llegado a ocupar un sitial en ese máximo tribunal catorce mujeres, casi todas ellas egresadas de la Facultad de Derecho de la UNAM: María Cristina Salmorán de Tamayo, primera mujer en el pleno de la Corte; Livier Ayala Manzo, quien falleció al día siguiente de su designación; Gloria León Orantes, Fausta Moreno Flores, Victoria Adato Green, Martha Chávez Padrón, Irma Cué Sarquis, Clementina Gil Guillén, Olga Sánchez Cordero, Margarita Luna
Ramos, Norma Piña Hernández, Yasmín Esquivel Mossa, Margarita Ríos Farjat y ahora, Loretta Ortiz Ahlf.

Todas ellas han sido —y serán— un ejemplo magnífico para todos los estudiantes de derecho en nuestro país, pues en su sus funciones sustantivas materializan atributos —no sólo deseables, sino imprescindibles en los juzgadores— como la sabiduría, la probidad, el compromiso con el derecho y la justicia, ejemplos de patriotismo y sobre todo de honorabilidad. 

La designación por parte del Senado de la doctora Loretta Ortiz Ahlf —quien ya se incorporó al pleno de la Corte y se le adscribió a su Segunda Sala que resuelve asuntos de derecho administrativo y del trabajo— se trata de un hecho histórico en nuestra vida institucional, pues nunca como hoy la Suprema Corte había contado con un número importante de mujeres en su composición, lo cual constituye por sí mismo un avance en la conquista por la paridad en el órgano supremo del Poder Judicial Federal.

Así, se auguran resoluciones y criterios que promuevan, respeten, protejan y garanticen los derechos humanos de todos los mexicanos, sensibles a los temas que tienen que ver con los temas trascendentes de nuestra sociedad e impregnados de una visión especial que las mujeres imprimen a sus labores.

La equidad de género en nuestro país es un tema inconcluso, datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística revelan que del total de la población ocupada de 25 años y más, que se desempeña como funcionarios y directivos de los sectores público, privado y social, tan sólo el 39% son mujeres. El trabajo por hacer es mucho y muy grande, hacer y conquistar espacios para que las mujeres transiten al papel protagónico que por derecho les corresponde en la vida de este país.

Hoy nuestro Poder Judicial federal transita por el camino correcto: fortalecer la equidad de género en nuestro máximo tribunal, lo cual es un buen ejemplo no sólo para los Poderes públicos, sino para la sociedad en general. De la labor que estas cuatro ministras desempeñen en la Corte dependerá en gran medida que sigan llegando más mujeres al tribunal constitucional.

Redaccion Diario de Palenque

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