Retrato escénico del pintor Manuel Rodríguez Lozano
Un retrato escénico de la vida y obra del pintor mexicano Manuel Rodríguez Lozano (1891-1971), miembro del grupo de los Contemporáneos, será presentado en el unipersonal Solo en el desierto, los martes, del 9 al 30 de agosto, a las 20:30 horas, en el Círculo Teatral.
La pieza, creada y dirigida por Vicente Ferrer, explora la niñez del autor de obras como Las tres parcas y La tragedia del desierto, así como aspectos de su matrimonio con Carmen Mondragón Nahui Olin, sus inicios como artista, la trágica relación amorosa con su pupilo Abraham Ángel y su relación con los muralistas.
El montaje, protagonizado por Leonardo Mackey, inicia en 1942, mientras Rodríguez Lozano se encuentra en el Palacio Negro de Lecumberri, donde pinta el mural La piedad en el desierto, actualmente expuesta en los muros del Palacio de Bellas Artes.
“A finales de 1941, Rodríguez Lozano fue nombrado director general de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la UNAM”, recuerda Ferrer.
Aquella designación fue controvertida y encontró oposición política.
Aquel año, organizó una exposición en la Academia de San Carlos en la que incluyó grabados de Alberto Durero y Guido Reni, los cuales fueron sustraídos, lo que ocasionó que Rodríguez Lozano fuera acusado de robarlos y derivó en su encarcelamiento durante cuatro meses en Lecumberri.
“En esa estancia, el pintor creó uno de sus murales más emblemáticos y, mientras da los últimos toques al mural, hace una remembranza de su vida, desde su niñez hasta su matrimonio con Nahui Olin y la relación amorosa que tuvo con su pupilo, Abraham Ángel, cuando ya se había asumido completamente homosexual”, explicó Ferrer.
En la pieza “también tocamos su relación tirante con los muralistas, dado que Rodríguez Lozano no compartía esas ideas de ensalzar la Revolución Mexicana y manifestó su desagrado por este inútil derramamiento de sangre, lo que le trajo la confrontación con los muralistas”.
A lo largo de la obra, abundó, también desfilarán las voces de Salvador Novo, Xavier Villaurrutia y Antonieta Rivas Mercado, con quien sostuvo una amistad entrañable.
Finalmente, aclara que en este montaje no se aborda a profundidad su relación con Antonieta Rivas Mercado.
Este monólogo es una consecuencia directa de Cita en Notre Dame, un monólogo previo que escribí, con Roxana Andrade, en donde ya se abordó, de manera amplia a Antonieta, dado que teníamos muchas ganas de escribir sobre el tema”.
