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Mundo Tlacuache

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El Imperio Mexicano
por Agustín Ramírez

Hace doscientos años la patria nacía con un sentimiento de monarquía, que era el plan original de los insurgentes de Querétaro. Hidalgo jamás busco que la América Mexicana fuese una República, tampoco Vicente Guerrero.

Toda la intención de la mayoría de los insurgentes, a excepción de José María Morelos, era que un gobernante español fuese enviado a reinar en la nueva ‘casa’ real de México.

El sueño aspiracioncita era tal que después de consumada la independencia, se envió una misiva a Fernando VII, el rey al que vitoreo Hidalgo la madrugada del 16 de septiembre, para que enviasen un digno representante de su familia a gobernar la naciente nación.

La corte española no solo dijo que no, sino que amenazó con retomar el control sobre el virreinato, cuyo domino efectivo era apenas el centro de México, dejando un basto territorio vacio y desierto.

Con Agustín de Iturbide al mando, el Congreso Constituyente buscaba la manera de consensar las propuestas de imperio, centralismo y de la república que se debatían en el salón de sesiones en el ex convento de San Pedro y San Pablo, sede de aquel incipiente congreso en febrero de 1822.

Había rumores de un levantamiento armado, dirigido por republicanos, que buscaban derribar a Iturbide. Aunque Agustín no tenía intenciones, muchos lo veían como el más prospecto para dirigir la patria nueva, fuese como fuese.

Los republicanos y centralistas no apoyaban la idea. Las logias masónicas imperaban y a sus intereses un sistema presidencialista, como el de Estados Unidos, era el idóneo para el correcto funcionamiento de México.

Lucas Alamán explicaría mas tarde que el verdadero sentimiento imperialista venía de la mano de Iturbide, quien buscaba mantener vivo lo dispuesto en los tratados de Córdoba y el Plan de Iguala. Veía con cierto desprecio a muchos insurgentes, menos Vicente Guerrero, por la negativa de sumarse al plan original.

Sin embargo, no quería ser emperador, esa era la ultima instancia que veía posible, ya que, en su opinión, su deber estaba con la Regencia real, misma que se encargaba de la defensa de los territorios y la organización del imperio.

Cuando en mayo de 1822 la tropa de alzó para aclamar a Agustín de Iturbide como emperador, el congreso no tuvo de otra y proclamó el Imperio Mexicano de forma oficial el 19 de mayo.

En junio de ese año, se alzó la Casa de Iturbide y el general criollo fue nombrado Agustín I (primero) de México.

La intendencia de Guatemala, formada por Chiapas, Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua se sumaron como provincias del Imperio. México alcanzó su máxima extensión territorial, desde el norte de California hasta tierras panameñas. Nunca antes ni después la bandera de México ondeó en tantos territorios unidos bajo el águila devorando a la serpiente posada sobre el nopal. El resto es historia.

Redaccion Diario de Palenque

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