LA CONSTITUCIÓN Y SU RESISTENCIA
DE LEY Y ORDEN
Nuestra Constitución tiene 136 artículos divididos en nueve títulos, que abordan mandatos relacionados con los Derechos Humanos y sus garantías…
ERNESTO ISIDRO
Nuestra Constitución tiene 136 artículos divididos en nueve títulos, que abordan mandatos relacionados con los Derechos Humanos y sus garantías, la soberanía y forma de gobierno, la división de poderes y el derecho al trabajo, entre otros. Actualmente, por efecto de reformas, hay otros títulos sobre las responsabilidades de los servidores públicos y la organización de los estados de la Federación y la Ciudad de México.
En 2015 el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en coordinación con el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, se dio a la tarea de realizar una revisión técnica del texto constitucional y proponer una Constitución reordenada.
En su diagnóstico, los expertos señalaron que nuestra norma suprema era ya, en ese año, una de las más extensas del mundo, eso sin contar los cambios ocurridos de octubre de 2015 a la fecha.
“De seguirse el ritmo de los últimos lustros, llegaremos a tener una Constitución de difícil acceso para quienes no sean profesionales del derecho, e incluso para ellos mismos”, apunta el estudio. La propuesta asegura que, si bien la Constitución es la norma suprema del Estado, no implica que deba contener toda la legislación y puede y debe ser breve. Explican, por qué es deseable que los ciudadanos la conozcamos en lo general, “lo que se hace cada vez más difícil por su extensión creciente y sus cambios frecuentes”.
En segundo lugar para que el legislador ordinario haga las adecuaciones institucionales que los tiempos exigen, pero no la someta a “ajustes incesantes que la han convertido en la más flexible de las normas vigentes en el país”. En tercer término, porque México ya tiene un tribunal constitucional “que controla el estricto cumplimiento de la norma fundamental, por lo que existe la garantía plena de que el Congreso nunca se exceda en el ejercicio de sus facultades”.
¿NECESARIA UNA NUEVA LEY?
Proponen dejar una Constitución reordenada, comprensible y breve y contar con una ley de desarrollo constitucional, la cual requeriría mayoría calificada en cada cámara del Congreso para ser aprobada y que atendería observaciones mediante control previo de constitucionalidad por parte de la Suprema Corte.
Obviamente, el texto original ha sufrido reformas y ajustes progresivos que no deben regatearse en sus méritos, que en conjunto nos dan hoy una base exigible de derechos y libertades que antes de la Revolución Mexicana e incluso en las últimas décadas del siglo XX se veían lejanos.
En el camino hemos cosechado, por ejemplo, la apuesta por un modelo que garantice la pluralidad en espacios legislativos, elecciones con candados de vigilancia para el voto efectivo, transparencia, rendición de cuentas y la reivindicación que en el 2011 potenció los derechos humanos incorporando el principio pro persona desde el artículo primero con el que abre nuestra Carta Magna vigente.
Sin embargo, hay todavía una distancia considerable entre los anhelos de justicia social que se plasmaron en el Teatro de la República en 1917 y la realidad de muchas mexicanas y mexicanos. Aquellas conquistas innegables en el papel del constituyente, como las jornadas laborales de ocho horas con salario digno en los artículos 5 y 123; o la educación laica, gratuita y obligatoria en el 3 constitucional enfrentan déficits que necesitan recorrer todavía un largo camino para traducir la justicia impresa en realidad cotidiana.
Hemos tenido avances como sociedad pero la justicia social, la desigualdad, sigue siendo el gran tema que debe ocuparnos.
Hoy acorde con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), tenemos 55.3 millones de personas en pobreza. La cifra es demoledora si consideramos que son en total 63.8 millones de mexicanos quienes perciben ingresos por debajo de lo que las mediciones llaman línea de bienestar . Es decir, más de la mitad de la población no cuenta con ingresos suficientes.
Más allá de la discusión de metodologías entre el Inegi y el propio Coneval, los datos coinciden en que la riqueza del país se concentra en pocos, en 20% de los hogares; mientras las carencias siempre tienen mayor acento en las mismas zonas rurales que hace un siglo pasado clamaban justicia en el contexto revolucionario.
DATO DURO
El ex presidente Peña Nieto, fue quien hasta ahora, más reformas realizó a la Constitución Política de nuestro país con 147 modificaciones, le siguen Ernesto Zedillo con 77, Miguel de la Madrid con 63 y Carlos Salinas con 55 reformas para un total de 342 en menos de 40 años.