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Tren Parlmentario

Una fiera disputa por el reconocimiento de la victoria ha sucedido a la firma del acuerdo migratorio-económico que el viernes pasado firmaron México y Estados Unidos. ¿Quién ganó y quién perdió, realmente? Han comenzado todos a preguntarse aquí, en México, y allá, en Estados Unidos, luego de que en ambos lados de la frontera unos y otros se arrebatan el sentido del triunfo.
Donald Trump parece un león enjaulado. Jura que ganó sobre México. Y todavía más: ha asegurado el presidente de los Estados Unidos: “Hemos firmado y registrado otra parte muy importante del acuerdo de seguridad e inmigración con México, una que Estados Unidos ha estado pidiendo durante muchos años. Se hará público en un futuro no muy lejano y requerirá el voto del poder legislativo mexicano”.
Trump está afirmando desde el domingo que México firmó, además de lo que se ha conocido por Ebrard, un “acuerdo adicional”, “secreto”, que pronto se dará a conocer desde los Estados Unidos.
Levantó las alarmas el presidente Trump, en los territorios del Congreso mexicano. ¿Qué ha estado pidiendo Estados Unidos durante muchos años?, muchos, todos, se preguntaban. Y de inmediato una ola de pronunciamientos se emitieron por doquier. Tiene que comparecer ante la Comisión Permanente el canciller Marcelo Ebrard, para que informe detalladamente sobre lo que está asegurando Donald Trump.
Desde ayer mismo, en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, el titular de Relaciones Exteriores reviró a Donald Trump: No se comprometió al país en nada secreto, sostuvo Marcelo Ebrard Casaubón, en el acuerdo migratorio firmado el pasado viernes con los estados Unidos. Y sostiene que México ganó, porque no se aplicó el arancel del 5 por ciento, como amenazaba el gobierno estadounidense sobre todos los productores mexicanos que fueran exportados a aquel país.
A decir de Ebrard, los compromisos fueron los siguientes: a). Separar lo migratorio de lo comercial; b). se revisará en 90 días si México logró detener sustancialmente la migración hacia ese país; c). en 45 días dará inicio la evaluación de las medidas acordadas sobre la reducción del tránsito de migrantes. Y d). si esto no funciona, entonces se convocarán nuevas conversaciones, a las que estarían invitados a incorporarse autoridades de El Salvador, Honduras, Guatemala, Panamá y Brasil, y al Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR).
Subrayaba Marcelo Ebrard que, además de haber detenido la aplicación del arancel de marras, Estados Unidos se había comprometido a impulsar el programa de Crecimiento para el Desarrollo; es decir, invertir para generación de empleos en los principales países de emigrantes de Centroamérica: El Salvador, Honduras y Guatemala. Y en México.
Cosa de rebotar los datos con la realidad: Marcelo Ebrard admitió que este acuerdo nada tiene de definitivo. Que apenas es un respiro, y que Trump sigue teniendo la sartén por el mango.
En cualquier momento, ese hombre que ya está catalogado en su país como el presidente más enloquecido y ruin de toda su historia, puede ordenar otra vez poner a México contra las cuerdas, chantajeándolo con la aplicación de los aranceles de marras.
De hecho, así lo dijo ya Donald Trump: si no cumple México con eso que ha dado en llamar estos días como el “acuerdo adicional, secreto”, entonces de inmediato se le impondrán los impuestos proditorios aquellos.
En los territorios del Congreso mexicano, hay dos posicionamientos claros, evidentes, sobre los acontecimientos del viernes pasado: por un lado, la gente del partido en el poder, Morena, ha estado reiterando el festejo lopezobradorista de que fue una firma favorable. Y hasta declaran que “le creen” a Marcelo cuando afirma que “no hay nada” más allá de lo que se dio a conocer ya sobre el acuerdo con los gringos. Que no hay nada secreto.
Pero la gente del PAN y PRD han comenzado a picotear la cresta al gobierno federal, cuando juran que fue un “pésimo acuerdo”, porque prácticamente cedieron los mexicanos en todo lo que Donald Trump les pidió.
El PAN y PRD, sin embargo, van a ten4r que bregar contra opiniones en los Estados Unidos que afirman que Doanld Trump perdió. Y expresan dos razones:
a). El economista Premio Nobel Paul Krugman ha afirmado que Trump se está “inventando una victoria”, cuando ésta no existe. Y sostiene que es una mentira del presidente de los Estados Unidos cuando dice que “México ha accedido a empezar inmediatamente a comprar grandes cantidades de productos agrícolas de Estados Unidos”.
Y perdió por partida doble, insistió Krugman, cuando tuvo que echar marcha atrás en la aplicación de los aranceles luego de que empresas estadounidenses le exigían que se detuviera porque causaría un verdadero desastre a la economía estadounidense y empujaría a México a entrar en recesión.
Aunque México cedió en el tema migratorio, Estados Unidos no consiguió que éste se convirtiera formalmente en “tercer país seguro”. Y lo que se firmó, respecto de que la Guardia Nacional se dedicará en las fronteras a contener el flujo migratorio, esto ya lo tenía decidido el gobierno mexicano desde el comienzo de su administración; y que sólo esperaba la creación de la Guardia Nacional.
¿Quién ganó? Trump se mira enojado, en tanto que acá, López Obrador afirma estar “muy feliz” por el acuerdo logrado.
En el Senado mexicano, ayer, el influyente senador de Morena Ricardo Monreal Ávila decía que “le cree” a Ebrard cuando dice que no hay acuerdos adicionales en la firma del viernes. Pero llama al canciller a comparecer ante el Congreso para que pormenorice la negociación conseguida con Estados Unidos el pasado viernes.

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Redaccion Diario de Palenque

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