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Hallazgos arqueológicos revelan entronización

 Hallazgos arqueológicos revelan entronización

Dos paneles de jeroglíficos y un trozo de estela desenterrada de las entrañas de los vestigios mayas en el departamento norteño de Petén revelan la entronización de gobernantes de esa ancestral cultura, que radicó en el norte de Guatemala y en el intercambio con reyes de Calakmul (México).

El arqueólogo estadounidense Marcello Canuto, de la universidad de Tulane, explicó a Efe que los dos paneles fueron encontrados en abril pasado en el sitio La Corona, situado al noroeste de la Reserva de la Biosfera Maya (RBM), en la que trabajan desde 2008 en busca de la historia de la antigua civilización.

Canuto comentó que a lo largo de estos años han descubierto, a través de un camino real localizado en ese centro, las alianzas políticas que existieron entre los gobernantes mayas del norte de Guatemala y México, sobre todo con Calakmul, situado en el sureste del estado de Campeche.

Aseguró que es “increíble” el estado del panel II porque fue encontrado como que si hubiese sido esculpido ayer mismo.

Los textos hablan de la historia del reino de Chak Ak’aach Kuy o “Pavo Real”, que vivió entre los años 689 y 721 después de Cristo y que en el panel I aparece con la imagen del rey de Calakmul en una ceremonia, vestido con un tocado muy sofisticado.

“También se observa que está jugando a la pelota maya con el yerno”, añadió.

Desde 2008 a la fecha han descubierto unos 40 paneles de jeroglíficos que fueron removidos por los propios mayas de sus lugares de origen y colocados en la esquina de un cuarto del palacio para preservarlos como si fuesen “piezas de museo”.

Los dos últimos fueron localizados por el estudiante de la Universidad de Tulane Maxime Lamoureux St-Hilaire, cuando realizaba excavaciones como parte de sus estudios, pero el descubrimiento fue informado la semana pasada.

Pese a que La Corona sufrió un fuerte saqueo, los paneles consiguieron escapar a los destrozos acaecidos en el lugar.

Y gracias a ello, se estudiaron las inscripciones, que cuentan historias fascinantes de rituales de entronización de gobernantes que incluyen investiduras, danzas, invocación a deidades y reverencia de ancestros.

El otro resto arqueológico, el trozo de estela, fue encontrado el pasado mes de mayo en el sitio conocido como El Achiotal, que está en el oriente de La Corona.

El fragmento mide 1 metro de alto y es una pieza más del rompecabezas de la antigua historia de Guatemala del periodo clásico.

La estela, que se exhibe esta semana por primera vez en el Museo Nacional de Arqueología en la capital guatemalteca, fue descubierta por el estadounidense Luke Auld-Thomas, quien realiza estudios para su tesis doctoral en la zona.

“Excavamos el eje central del edificio para exponer uno de los pocos segmentos no saqueados y rápidamente se descubrió una cámara que contenía dos fragmentos de una estela rota”, explicó el estudiante.

Pero lo “sorprendente” es que los mayas construyeron un pequeño santuario para conservar la estela y posteriormente le colocaron ofrendas por varias generaciones.

La pieza, que según el epigrafista estadounidense David Stuart de la Universidad de Texas corresponde al 22 de noviembre de 418 después de Cristo, retrata a un gobernante muy antiguo que perteneció a uno de los periodos menos comprendidos de la historia antigua de los mayas.

“El fragmento no está erosionado, se cree que hubo algún conflicto, recogieron el pedazo y lo colocaron en un santuario. Nos habla de un rey pero no sabemos de quién se trata, aunque estimamos que es el quinto de esa dinastía en El Achiotal”, subrayó Barrientos.

Este gobernante está conmemorando la llegada de otro rey foráneo, contiene títulos propios y tiene ofrendas de distintos tipos, algunas excéntricas, manifestó.

El sitio arqueológico La Corona, que corresponde a la cultura maya precolombina, fue documentado en 1996 y más tarde se acreditó que se trataba del llamado Sitio Q, una importante ciudad maya cuya existencia había sido inferida por otros hallazgos arqueológicos en esa región.

El hecho de que la estela y los paneles fueran conservados por los mismos mayas hace pensar a los arqueólogos en la importancia de su descubrimiento, ya que da un nuevo giro a la interpretación de cómo esa civilización valuaba su propia historia y se esforzaron por conservarla.

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