Interludio

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También Aguascalientes está en el paisaje nacional
Que nadie se muevaRomán Revueltas Retes
El catastrofismo es una de las más rentables prácticas de la actividad periodística. Dicho de otra manera, las buenas noticias no son noticias. Vivimos, además, momentos de un obligatorio pesimismo —no hay manera de reconocer nada bueno en el entorno de lo cotidiano porque, como me escriben furiosos lectores, “México está de luto”, “el país se está cayendo a pedazos”, “todos somos Ayotzinapa”, etcétera— dictado, justamente, por quienes han decidido fijar el comienzo de la barbarie nacional en los sucesos de Iguala siendo que este país había vivido ya las estremecedoras atrocidades de San Fernando, Tamaulipas y Allende, Coahuila, sin que a nadie pareciera importarle demasiado (algo que no me cansaré de repetir porque siempre me parecerá absolutamente escandaloso que se perpetren masacres de emigrantes, y de mujeres y niños, en una nación que pretende ser civilizada).
Pero la evidencia del otro México está ahí también: en Yucatán no hubo un solo secuestro de 2011 a 2013 y el estado de Aguascalientes, aparte de tranquilo y seguro, tiene unas envidiables tasas de crecimiento económico, por no hablar del comportamiento civilizado de sus ciudadanos o de la limpieza de sus ciudades. Quienes habitamos lugares así no compartimos la visión tremendista de quienes afrontan la violencia y el desorden en otras entidades; es más, el mismo hecho de constatar a diario estas bondades nos imbuye un sólido sentimiento de esperanza sobre el futuro de un país que, a pesar de todos los pesares, está cambiando para bien. Y así, espero con impaciencia el día en que podamos decir, qué mejor, “todos somos Aguascalientes.

Las campañas que vienen
Clara Scherer
En las próximas campañas de los partidos políticos, habrá 50% de candidatas y 50% de candidatos. Esta será una de las novedades que habremos de seguir de cerca para comprobar que se hacen con igualdad en recursos y apoyos de sus partidos. Además, y mucho más importante, escucharemos sus propuestas para atraer el voto y quizás, para modificar en algo, la desigualdad que agobia a millones de personas.
Llegó 2015, fecha para medir el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El Informe de México resalta logros, pero muestra una muy grave falta: no se disminuyó el número de muertes maternas en la medida en que se comprometió. Dice Ana Güezmes, directora de UNIFEM, parte de ONU Mujeres, para México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana que “el hecho de que este sea el objetivo más difícil de alcanzar es una prueba de la profundidad y el alcance de las violaciones de derechos humanos de las mujeres”. Lo sensato será escuchar propuestas en torno a este muy importante tema.
¿Por qué mueren las mexicanas por parto o por causas relacionadas con el mismo? Las causas son múltiples, pero tienen en común dos factores: la pobreza y el maltrato. Es frecuente escuchar que a una mujer embarazada se le debe alimentar y tratar bien. Eso no debiera ser sólo por el embarazo. Ellas deben comer suficiente y ser bien tratadas desde el momento mismo de nacer.
La Organización Mundial de la Salud advierte: “En todo el mundo, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación. Esta declaración reclama un accionar más enérgico, diálogo, investigación y apoyo en relación con este importante problema de salud pública y de derechos humanos”.
México no es la excepción. El maltrato a las mujeres es tan profundo como generalizado. Basta ver la televisión para que de inmediato seamos testigos de ello. La Organización Panamericana ha establecido un plan de acción a través de cuatro áreas estratégicas: I) Prevención de embarazos no deseados y de las complicaciones, II) Acceso universal a servicios de maternidad de calidad dentro del sistema coordinado de atención de salud, III) Recursos humanos calificados, IV) Información estratégica para la acción y la rendición de cuentas. Para estas áreas estratégicas propone indicadores para su seguimiento.
El Estado de México reporta la mayor cantidad de muertes maternas y Nayarit y Morelos parecen ser los que más cuidado les brindan a quienes están embarazadas y a la hora del parto. Si se aplica el enfoque de derechos humanos a la muerte materna, resulta que ésta es una violación fundamental a los derechos básicos de las mujeres. Al ser muertes evitables, según la evidencia mundial, es impostergable que las mujeres reciban trato digno durante toda su vida y, especialmente, en esa etapa.
Indigna saber que en México más del 80% de las muertes maternas en 2010 ocurrió en unidades de salud públicas o privadas, y más del 90% de las mujeres que fallecieron recibieron atención médica antes de morir. ¿Entonces? La discriminación hace su trabajo, pues las mujeres hablantes de lenguas indígenas enfrentan una sobrecarga desproporcionada de muertes maternas con respecto a su tamaño poblacional.
Aunado a lo anterior, esas muertes están relacionadas con situaciones de falta de respeto a la dignidad, maltrato, abusos, falta de sensibilidad, menosprecio o desprecio hacia las mujeres pobres, adolescentes, indígenas. Éste podría ser uno de los temas de los que, quienes quieran ocupar un lugar en los Congresos, deberían ocuparse.
Licenciada en pedagogía y especialista en estudios de género
claschca@gmail.com

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