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Clinton, responsable del ‘impasse’ cubano

 Clinton, responsable del ‘impasse’ cubano

Jorge G. Castañeda
Vacaciones crÛnicasEn la discusión sobre los alcances del histórico acuerdo entre Cuba y Estados Unidos ha faltado una pieza clave del rompecabezas. Un gran número de comentarios apuntan —con razón— que sin el levantamiento del embargo norteamericano al comercio, la inversión y el turismo hacia la isla, los efectos concretos para el cubano de a pie serán mínimos. El margen de maniobra del ejecutivo estadunidense es muy estrecho, y la derrama económica, sin una derogación del embargo, será raquítica. Por eso algunos hemos señalado que la única verdadera lógica del anuncio en Washington y en La Habana consiste en la desvinculación, en el tiempo y en la causalidad, del deshielo de hoy, con el cambio político interno unilateral en Cuba, después.
Ahora bien, conviene detenerse en esa pieza clave del problema, ya que suele pasarse por alto. En 1961, Kennedy decretó el embargo como una decisión del ejecutivo; nunca fue sancionada por el Congreso de Estados Unidos. Así permaneció hasta 1994, cuando Bill Clinton dejó entender que podría normalizar las relaciones con Cuba. De inmediato se movilizaron las fuerzas conservadores norteamericanas y se presentó la llamada Iniciativa Helms-Burton, en realidad llamada Cuban Liberty and Democratic Solidarity Act, aprobada en marzo de 1996 y firmada ese mismo mes por Clinton. El proyecto de ley había sido redactado por el senador Jesse Helms a finales de 1995, pero no le alcanzaron los votos. Sin embargo, después de que en febrero de 1996 el gobierno cubano  cayera ingenuamente en la provocación de sus compatriotas de Miami —en el mejor de los casos— y derribara dos avionetas de “Hermanos al Rescate”, Helms relanzó su proyecto y fue aprobado.
Clinton no lo vetó. Ciertamente, los republicanos habían obtenido una mayoría de 52 escaños en el Senado en 1994, pero para revertir su veto habrían necesitado 60 votos, y todo indicaba que no los tenían. Pero Clinton enfrentaba la batalla de su reelección en noviembre de ese mismo año, y prefirió no correr riesgos. Al final, el margen de su victoria sobre Bob Dole en noviembre de 1996 fue tan amplio que ningún veto u oprobio para Florida o los cubanoamericanos hubiera contado.
La aprobación de esa ley transformó el embargo ejecutivo de Kennedy en una decisión legislativa. A partir de ese momento, cualquier presidente norteamericano se vería obligado a reunir 60 votos para abrogar el embargo —algo imposible en las condiciones de entonces y de ahora, en Cuba y en Estados Unidos. Obama puede decir misa, pero no tiene cómo reventar ese cerrojo jurídico sin una votación en el Senado norteamericano.
Sé que Clinton es admirado por muchos gracias a sus posturas progresistas. Como cuento en Amarres perros, influyó —poco o mucho, no lo sé— en mi nombramiento como canciller en 2000. Me parece una figura fascinante —shakesperiana— por su talento y sus debilidades. Salinas, García Márquez y Fuentes lo admiraban por sus actitudes frente a Cuba, entre otras. Pero el responsable del impasse de hoy es él. Junto con quienes decidieron en La Habana derribar a dos avionetas inofensivas que volanteaban en aguas cubanas, pero que no infligían el menor daño a la dictadura cubana. Acuérdense.

La calle
Ayotzinapa: ¿y el “móvil” de la otra versión?
Luis González de Alba
La tolerancia de bloqueos, incendios, robos de comercios, golpes a policías hasta enviarlos al hospital con el cráneo roto, no le evitará al Presidente los gritos de represor y asesino en donde se pare. No están guiados por la razón ni los hechos, sino por la furia bien espoleada a favor de quienes pescan a río revuelto. Así es que Peña Nieto paga un alto precio por nada. Los bloqueos siguen por encima de su palabra. El Ejército permite que le vandalicen un cuartel en la zona de conflicto.
La única versión con datos, detenidos confesos y motivo acerca de los 42 normalistas de Ayotzinapa aún desaparecidos es la presentada por la PGR en voz del mismo procurador Murillo Karam a todos los medios de comunicación y sostenida con nuevos datos en entrevista con Carmen Aristegui.
Respondió a todas las preguntas de Aristegui. Nadie más ha proporcionado otra versión, otra historia con un motivo, un móvil. Quien habla a nombre de los padres de los normalistas, pero no es padre de ningún desaparecido, sostiene que los oculta, vivos, el Ejército. ¿Con qué fin? A nadie afecta más esa tragedia que al gobierno de Peña Nieto. ¿Y los tiene escondidos, vivos?
A los normalistas de Ayotzinapa los entregó un alcalde del PRD, José Luis Abarca, a narcos donde están padres y hermanos de su esposa; ambos huyeron y fueron localizados y detenidos por la PGR. Los jóvenes murieron a manos de narcos, Guerreros Unidos, porque eran o creían que eran de los narcos contrarios, Los Rojos. Están detenidos los autores intelectuales: el alcalde perredista Abarca y el capo Sidronio Casarrubias, y los autores materiales y confesos del crimen: los quemaron en 16 horas con llantas que alcanzan 1,500 grados, pulverizaron los restos, los embolsaron y vaciaron en el río San Juan. ¿Prueba?: buzos encontraron varias bolsas en el fondo. Un trozo de hueso calcinado dio ADN, según los genetistas de Innsbruck, de uno de los 43. ¿Qué más buscan?
En agosto supimos que El Pozolero confesó haber disuelto en sosa cáustica 300 cadáveres de víctimas del cártel de Sinaloa, y pueden ser más ya que en Tijuana, bajo tierra, “existieron dos cisternas que durante 9 años se llenaron con 17 mil litros de personas desintegradas en sosa cáustica. No se sabe cuántas, no se sabe quiénes”. El Universal, 24 de agosto de 2014. Hay otros 900 desaparecidos… que no han conmovido al mundo ni al Papa.
Por el crimen de Iguala están detenidos, también, los policías que hicieron la captura y entrega de los normalistas a los narcos que los asesinaron. No son todos los culpables: falta interrogar al Comité Estudiantil de Ayotzinapa que los envió. Y hay al menos tres versiones de a qué los envió.
También faltan los culpables de quemar vivo a Gonzalo Rivas, trabajador de la gasolinera incendiada por normalistas.
Sería magnífico leer la otra versión, donde con los mismos datos ya sabidos y los expuestos por el procurador Murillo a Carmen Aristegui en tv, nos expliquen, de forma aún más coherente, lo ocurrido a los 43 desaparecidos el 26 de septiembre. Ninguno de los que “no se la tragan” ha dado una versión mejor ni más redonda. En esa única versión con datos, fechas y motivos, a quien menos le conviene lo que está ocurriendo es a Peña Nieto.
Una activista con las tetas al aire (con este puto frío) fue reprimida por la Gendarmería del Papa sólo porque intentó llevarse al Niño Jesús del nacimiento. ¡Represión! ¡Fuera Peña Nieto!
Una empleada de la tienda departamental Liverpool apareció ahorcada. Una familia completa apareció muerta dentro de su hogar en Santa Fe. ¡Fue el Estado! ¡Peña Nieto asesino! ¡Fuera Peña Nieto!
La Peugeot tiene desde septiembre mi Pininfarina por un corto en los asientos. ¡Fuera Peña Nieto!
Dieciséis grados bajo cero en un municipio de Durango: ¡Fuera Peña Nieto!
Huellas de extraterrestres en un sembradío de cebada en Texcoco… ¡Fuera Peña Nieto!
Cae el precio del petróleo, medio México está nevado: ¡Fuera Peña Nieto!
CLÍO-José Revueltas:
Noté los hábiles cortes que me hicieron decir en tv lo contrario de lo que grabé.
Novedad: No hubo barco para mí, Cal y Arena (Ensayo Personal).
www.luisgonzalezdealba.com
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@luisgonzlezdea

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