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El 84 constitucional

 El 84 constitucional

Por: Francisco Álvarez Sanen
Ah quÈ buena medicinaEL lunes 17 de noviembre, en el diario de circulación nacional La Jornada se publicó un artículo del prestigiado abogado y ex procurador del gobierno del Distrito Federal Bernardo Bátiz, titulado “Si renunciara Peña Nieto…”
http://www.jornada.unam.mx/2014/11/17/opinion/020a1pol; en él, expresa de manera tácita, que el artículo 84 de nuestra carta magna maneja dos escenarios en caso de renuncia del titular del ejecutivo por una causa grave –la incompetencia y los casos de corrupción son argumentos de peso- y dada las circunstancias y el contexto nacional, aprovecho para compartir el desglose que el prestigiado Doctor en derecho hace del mencionado artículo:
“Si la renuncia se presenta antes del día último de noviembre, según el artículo 84 constitucional, el Secretario de Gobernación asumirá el cargo en forma provisional, sólo para que el Ejecutivo no quede acéfalo, pero de inmediato, el Congreso, en un término que no puede exceder de 60 días, deberá convocar a la elección de un presidente que concluya el sexenio que debería de celebrarse en un periodo no mayor de nueve meses. Se enviaría así el mensaje a la ciudadanía de que se le tomará en cuenta. Si la renuncia es con posterioridad al último de noviembre de este año, en el proceso de reposición del mandatario más importante del país no habría participación directa del pueblo mediante las urnas y el presidente sustituto, para concluir el periodo, sería nombrado por el Congreso. Nada saludable”.
Apuesto que muy pocos sin conocimiento de derecho constitucional, conocían el contenido del artículo 84 –un servidor desconocía el contenido-. La misma estabilidad del régimen durante décadas, sumió al mencionado artículo en la indiferencia de la gran mayoría, ya que cómo expresaba un palencano en las redes sociales, el sólo hecho de plantear tal escenario, es un sueño guajiro; sin embargo, hay que comenzar a observar el malestar social que se ha ido generando a partir de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, y la torpeza con que el gobierno federal ha tratado de sobrellevar la indignación de millones de mexicanos que observan lo lejano que se encuentra la sola posibilidad de esclarecer los hechos y brindarle justicia a los familiares de los afectados. Hay que recordar, que las primeras manifestaciones exigían la aprehensión de Abarca y su esposa, también la renuncia del entonces gobernador Ángel Aguirre, pero una vez que se fueron conociendo elementos y declaraciones testimoniales que involucraban a autoridades federales, ya sea por su omisión o por el desdén con que trataron a los afectados, se elevaron el tono de las protestas no sólo exigiendo la cabeza de los primeros, sino ya extendiendo la demanda a Peña Nieto y el gabinete encargado de garantizar la política y seguridad interior.
Hoy por hoy, las grandes concentraciones pacificas que se han dado principalmente en la capital del país y Guerrero, son señas de la inconformidad acumulada en los sectores más desprotegidos y susceptibles a la actual política económica y social de nuestro país; la desgracia de los normalistas de Ayotzinapa y sus familiares, es la gota que derramó el vaso, y, la torpeza, irresponsabilidad y soberbia con que el gobierno federal actúa al respecto, el vaso de cristal agrietado y en riesgo de colapsar. La rabia que se ha acumulado durante años en un estado azotado por la violencia gubernamental y caciquil, así como la pobreza y el abandono que durante décadas ha sumido a este estado en los niveles más bajos de calidad de vida, se ha manifestado en los actos violentos de manifestantes que desahogan su rabia, inconformidad o como se le quiera ver, causando destrozos en lo que consideran son los templos de los grandes responsables de la tragedia nacional, y nada parece indicar, que los ánimos se tranquilicen a corto plazo; por eso las declaraciones de Peña Nieto haciendo alusión al orden y la fuerza pública, pero también retando y con actitud provocadora, buscando la confrontación para desahogar sus ánimos represivos y autoritarios como en su momento lo hizo en Atenco y la barbarie que ahí desató.
El caso de la llamada “Casa Blanca”, vino a agudizar la crisis de credibilidad por parte del ejecutivo. Está de más decir que el tema suena más en los medios a nivel internacional, que en los grandes medios convencionales de nuestro país. La escueta explicación que dio Peña Nieto la noche que regresó de su injustificable gira por China y Australia, solo vino a confirmar la ausencia de liderazgo y determinación para dar un giro en la forma de gobernar y superar la crisis por parte del gobierno de la república. Al parecer, y como la actitud de los señalados lo ha demostrado, se busca darle carpetazo a un tema que en otras latitudes ya significarían una investigación profunda y la dimisión del cargo por parte del indiciado. El próximo 20 de noviembre seguramente veremos una movilización sin precedentes. Lo histórico de la fecha y el contexto nacional, así como las provocaciones y la soberbia con que el gobierno federal busca darle cauce a una crisis sin precedentes en las últimas décadas, han servido de abono para sumar simpatías a un movimiento que basa su movilización en la legítima exigencia de justicia, pero que también, conforme pasan los días y se hace evidente la incompetencia gubernamental, va sumando sectores que exigen un cambio general, radical, que comience con la renuncia de EPN y los que se han apoderado del gobierno y sus instituciones. Seguramente van a rodar más cabezas en los próximos días. Se habla de cambios en Gobernación y la Procuraduría a nivel cúpula, pero apuesto doble contra sencillo, que de poco o nada servirán estos movimientos para apaciguar los ánimos. Si algo hubiese servido para paliar los ánimos y calmar la sed de justicia era esclarecer los hechos y castigar a los responsables, pero de manera absurda decidieron darle una salida rápida y por demás cuestionada con la tesis del basurero de Cocula. Era la única salida, mientras no funcionen los distractores, provocaciones, infiltraciones, manipulación, desinformación y demás herramientas del régimen, allá afuera, seguirá retumbando un clamor unísono: ¡Fuera Peña!

Nada personal, solo negocios
El caballo negro de Soriana
Cuando todo mundo decía que la venta de las tiendas de Comercial Mexicana sería casi como la licitación del tren rápido México-Querétaro (es decir, con un solo postor) desde el norte del país llegó una voz de “ahí vamos”. Y así, Soriana entró a la puja por 160 tiendas de Comercial con una oferta que, cuentan, es más líquida y atractiva que la de Chedraui.
Como era conocido, los Chedraui habían ofrecido un mix de efectivo y pagos a plazos que sumaban casi 4 mil millones de dólares para adquirir los activos en retail y plantarse en la segunda cadena minorista del país.
Esta oferta se perfilaba como la única y parecía un hecho que la Comisión Federal de Competencia Económica tendría el paquete de aprobación de esta operación antes de fin de año. Hay que recordar que otros jugadores como la estadunidense HEB, así como Falabella (Chile) Tesco (Reino Unido) y Walmart, además de Chedraui, también querían con La Cómer.
Sin embargo, los Bringas entraron a escena (aunque en realidad nunca se habían descartado, pues su interés es aprovechar el paso en el que cayó Walmart desde 2012 en cuanto a la apertura de pisos de venta) con una oferta por 4 mil millones de dólares. La diferencia con la oferta de Chedraui es que Soriana pagaría en efectivo.
¿Qué es lo que llevó a los Bringas a poner su oferta sobre la mesa de los González? En primer lugar, la perspectiva de mejora en el consumo. A pesar de que el ingreso de Soriana disminuyó el tercer trimestre, sus ganancias mejoraron. Los analistas adjudicaron la caída en ventas a factores como débil consumo y el temporal por el huracán Odila. Sin embargo, la apuesta es que 2015 traiga mejores ventas en piso y ahí la oferta consolidada de Comercial Mexicana sería un carrito lleno de oportunidades para crecer.
Ahora le toca al banco Rothschild, que lleva el proceso de venta en nombre de Comercial Mexicana, deliberar lo que más conviene a su cliente, que muy al estilo de Gigante, se desprenderá de su unidad minorista pero continuará en otros negocios como restaurantes, formatos de consumo de lujo (con City Market, Sumesa y Fresko) y probablemente bienes raíces.

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