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Recuperando la memoria histórica

 Recuperando la memoria histórica

En un álbum de tres discos y cuatro cuadernillos se muestran su música y danza, así como su cocina tradicional, textiles y penachos.

Dar a conocer el patrimonio cultural vivo de los zoques de Tuxtla Gutiérrez es uno de los propósitos del álbum ¡Viva el Mequé! (Puertoarbor, 2014). Tres discos y cuatro cuadernillos recogen la riqueza musical y dancística, así como la cocina tradicional, textiles y la fabricación de penachos y ramilletes.

En el marco de celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, productos culturales como ¡Viva el Mequé! contribuyen a demostrar la vitalidad de los zoques. Cuando hablamos de esta comunidad, escriben los productores del álbum, “nos referimos a sus descendientes, a quienes se asumen como tales y a los sectores urbanos que se identifican con su culto y prácticas religiosas. Aunque en la actualidad su idioma ha caído en desuso, la ciudad de Tuxtla Gutiérrez está permeada por el pasado y presente de la cultura zoque”.

Fernando Híjar, productor del disco junto con Aurora Oliva, dice que el proyecto es una forma de recuperar la memoria histórica de los zoques. En los discos se analiza “lo que ha pasado con los zoques desde que se asentaron en este gran valle al lado del Cañón del Sumidero, cómo se dio el entrelazamiento con los españoles y la fusión de dos culturas, así como la situación de los zoques en la actualidad”.

El investigador y promotor cultural indica que lo relevante de los testimonios sobre los zoques es que se trata de “expresiones que tienen un uso social, que están inmersas en el calendario festivo de la Mayordomía Zoque del Rosario de Tuxtla Gutiérrez. Esta organización de cargos tradicionales sigue vigente, fuerte y se ha ido renovando en un enclave urbano”.

¿Cuál es la presencia actual de los zoques?
Del millón de habitantes que pueblan la capital de Chiapas, el 40 por ciento son zoques. En estas dos últimas décadas han ido ampliando sus espacios; ya no están únicamente en los barrios tradicionalistas, como ellos les llaman, sino que se han ido expandiendo. Sus tradiciones se mantienen fuertes y tienen una vida importante en la capital del estado.

¿Los jóvenes se acercan a estas tradiciones?
En la estructura de la mayordomía encontramos gente de todas las edades: los ancianos, que tienen el conocimiento de lo que son las tradiciones; los adultos, que tienen los cargos, así como la responsabilidad de que se realicen las fiestas, y los jóvenes, que participan activamente. Hay gente de entre 20 y 35 años que detenta cargos en la mayordomía, hasta un adolescente de 12 años que ya es prioste. En lo que se refiere a la música, entre los tamboreros y piteros (ejecutantes de los tambores y flautas) hay desde un adolescente de 14 años hasta el maestro pitero Leopoldo Gallegos, de 55 años, en quien se concentra la tradición que se transmite de generación en generación. La elaboración de ramilletes, que no pueden faltar en las celebraciones, está a cargo de un gran porcentaje de jóvenes y mujeres.

¿Cómo contribuye este álbum a la difusión del patrimonio de esta etnia?
El disco compacto sigue teniendo una presencia importante para renovar el patrimonio cultural, sobre todo cuando es incluyente, como en este caso, pues participan los propios creadores artísticos. A veces, por caminos insospechados, se va distribuyendo y filtrando. Eso ha ayudado a que muchos de los jóvenes e incluso los adultos, al momento de estar leyendo y escuchando, van identificándose cada vez más, descubriendo cosas de sus tradiciones que no tenían presentes o no conocían.

¿Cómo se distribuye ¡Viva el Mequé!?
Lo primero que buscamos fue que se distribuyera entre las comunidades y se presentara en los espacios locales, en las colonias tradicionalistas, para que fuera el primer nivel de difusión, como ya se hizo. Después vienen los otros circuitos de difusión. Se tiraron 2 mil ejemplares, de los cuales entregamos 400 discos a los mayordomos y priostes, tanto hombres como mujeres, en una celebración con los zoques en Tuxtla. Posteriormente, les dimos 600 copias a músicos, danzantes y el amplio grupo de ramilleteros.

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