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Un busto de Pedro Infante

 Un busto de Pedro Infante

Un busto del ídolo de México, Pedro Infante, es el único testimonio fiel del sitio del accidente que le costó la vida, pues hoy el lugar luce como si nada de lo sucedido ese 15 de abril de 1957 hubiera pasado.
De hecho, mucha gente piensa que el sitio del desastre fue en donde hoy está instalada una estatua de Pedro Infante a caballo, obra del yucateco Humberto Peraza, pero no, la tragedia que enlutó a México sucedió en la calle 54 X 87, en el pleno centro de esta ciudad.
El avión volaba procedente del sur sobre la ciudad y después de perder altura y -palabras de testigos- “tronar mucho”, se desplomó en el corral trasero de una casa.
El tanque del combustible explotó y volaron piezas del artefacto por todos lados, incluso se incendiaron las casas de ambos lados de la calle hasta una maderería, donde cinco muchachos trabajaban.
En ese lugar hoy está ubicada la esquina de “la Socorrito” como se le conoce y es habitada por la familia Canto García, que también fue marcada por el hecho trágico que se registró esa mañana de abril, la última de Pedro Infante con vida.
“Yo pensé que aquí pondrían la estatua, pero no, la pusieron ahí en la calle 62 con 87, cuatro cuadras más atrás de donde cayó el avión”, cuenta a Notimex Luis Canto García, cuyos abuelos fueron testigos de la tragedia.
“Mi abuela estaba en el patio de la casa sacando agua de un pozo, cuando escuchó el sonido ensordecedor del avión que caía y entró corriendo a la casa y le dijo a todos que se resguardaran, que bajo ningún motivo salieran e instantes después sobrevino la explosión”, comentó.
Recordó que durante el hecho, además de la tripulación, fallecieron dos personas que estaban en tierra, una fue el menor Isidro Martín y la joven Ruth Rossel.
“Nosotros suponemos que la diferencia fue que ellos salieron tras escuchar el sonido y fueron alcanzados por la onda expansiva de la explosión que quemó a varias personas”, narró.
Otra cosa que considera que fue de mucha ayuda para la familia, fue que originalmente ese predio tenía 70 metros de largo por 20, era mucho más grande de cómo lo vemos hoy y estaba lleno de árboles y mis abuelos creen que también fue determinante para sobrevivir, apuntó.
Desde entonces, empezó un peregrinar de gente que desde hace más de tres generaciones llega al lugar para conocer el sitio donde falleció Pedro Infante.
“Legaban camiones repletos para conocer el lugar y se decidió organizar cada 15 de abril un festejo para recordar al cantante de México”, abundó.
“Ha sido un ir y venir de gente que no te imaginas, gente que viene desde Baja California hasta este sitio para conocerlo”, añadió.
El entrevistado dijo que se ha hecho cargo de esos festejos desde hace 18 años, cuando tomó el lugar de su padre como organizador de los mismos y se siente afortunado de ser una especie de “guardián” de un momento histórico para todo el país y que sigue teniendo eco en las nuevas generaciones.
“Sin duda es un día muy emotivo para mi y para mi familia, pues convivimos con nuestros vecinos y la gente que recuerda a Pedro. Si bien no pusieron la gran estatua ecuestre aquí, en donde suponía cuando yo era un niño que debió estar, nos quedamos con parte de esa leyenda que hoy sigue latiendo en el corazón de muchos mexicanos”, finalizó.

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