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La comida mexicana no es sinónimo de “grasienta”

 La comida mexicana no es sinónimo de “grasienta”

El nuevo objetivo: promover y demostrar que la comida mexicana es también sana. “Si analizas los ingredientes tradicionales mexicanos, tenemos el maíz, fríjol, amaranto que son muy saludables, y de cierta manera lo que nosotros queremos es presentar a las personas opciones mucho más orgánicas, saludables y bajas en calorías”, explica Luis Encarnación, director de la Fundación Mídete.
Encarnación agrega que “la cultura gastronómica mexicana se ha desvirtuado con la incursión de los alimentos procesados altos en grasas, por lo que se hace prioritario recuperar la imagen de que la cocina mexicana es saludable.”
Desde 1980 los índices de sobrepeso y obesidad se han triplicado en México, sobre todo entre los adultos: 7 de cada 10 mexicanos tienen problemas de peso. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ocupa el segundo lugar en obesidad a nivel mundial, después de los Estado Unidos, y primer lugar de obesidad en mujeres. Además se encuentra entre los primeros lugares en obesidad infantil a nivel mundial.
Con la finalidad de informar a la población de la Ciudad de México sobre la importancia de llevar una sana alimentación, la Fundación Mídete llevó a cabo “La Feria Gastronómica: La Buena Comida Mexicana Baja en Calorías”.
“El objetivo de la feria fue presentarle a la población opciones orgánicas, sustentables y bajas en calorías de alimentos típicos mexicanos”, afirma  Encarnación. Y añade que “para combatir la obesidad es importante promover una buena alimentación,  y qué mejor que promoverla basada en la cultura gastronómica mexicana que es muy amplia e inigualable”.
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Revolucion 3.0:
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La feria logró congregar a productores, tiendas de alimentos orgánicos, cocineras tradicionales, además de restaurantes de comida tradicional. “Lo principal es conocer cómo llevar un estilo de vida más saludable, mejorar la alimentación, cómo apoyar a productores locales, tener un huerto urbano y aprender a  leer etiquetas de valor nutricional”, agrega Encarnación.
Políticas públicas contra la obesidad
México consume 163.3 litros de refrescos por persona al año, un 40% mayor al promedio del consumo en Estados Unidos que son de 118 litros. Este promedio convierte este país latinoamericano en el primer consumidor de refrescos en el mundo. Así se ha podido constatar de acuerdo con cifras del 2010 del Euromonitor International y del Doctor Kelly David Brownell de la Universidad de Yale.
Ante esto, a partir del primero de enero de 2014 se empezó a cobrar el impuesto del 16%  a los refrescos y comida chatarra. “Este tipo de política es un primer paso hacia medidas más integrales para poder combatir la obesidad y reconoce el gran esfuerzo que están haciendo tanto los diferentes niveles de gobierno como de la sociedad civil”, opina Encarnación.
En este sentido, asegura que ellos fueron uno de los principales promotores desde hace algunos años de la imposición de medidas fiscales a este tipo de alimentos,  y señala que no únicamente por el hecho de que México sea el mayor consumidor de refrescos en el mundo, sino todo lo que implica, ya que éstos exceden la cantidad de azúcar recomendada e inciden en la diabetes, problemas de sobrepeso y obesidad, entre otras enfermedades.
De acuerdo con cifras de 2010 del Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria de la Secretaría de Salud de México, el costo total para tratar enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad se duplicó entre el 2000 al 2008 de $35.500 a 67.000 millones de pesos, y se estima que aumentará a $150.860 millones de pesos en 2017. Esta cifra equivale a cinco veces el presupuesto de 2012 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que fue de $32 mil millones de pesos.

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