Cancel Preloader

Tren Parlamentario

TREN PARLAMENTARIO
Conmociona Porfirio Muñoz Ledo al Congreso
VICENTE BELLO
Desde hacía seis horas venían tirios y troyanos librando un feroz debate parlamentario, unos defendiendo a Porfirio Muñoz Ledo, los otros acometiéndolo sin el menor respeto a la enormidad de su historia. Súbitamente este hombre legendario que convertido está en el vértice de la 64 Legislatura paró en seco a todos, diciendo: “Vengo a anunciar mi retiro de la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados”.
Fue un trueno, lo que dijo a su regreso a la curul de la presidencia, de donde prácticamente estuvo ausente las seis horas del debate, por la aprobación o no, de una reforma a la Ley Orgánica del Congreso General que tenía por dedicatoria la continuación -seis meses más- de Porfirio como presidente de la mesa directiva.
El Pleno de la Cámara de Diputados, en su primera sesión ordinaria del periodo que ha comenzado, se había transfigurado en un campo de batalla donde el Pan, Pri, Prd y Mc se oponían a ultranza, a huevo, que Porfirio siguiera como presidente. Y donde Morena, Pt y Pes insistían en que no sólo continuase hasta completar año y medio, o sea 18 meses, sino que también -así lo planteaban en la reforma de marras- las siguientes mesas directivas sólo fueran de seis meses: seis para el Pan, seis para el Pri y seis para el Pt.
El alto grado de enojo expresado por el Pan no deja de sorprender. Rayan con su oratoria los linderos de la majadería. Una majadería que chocó con un posicionamiento tan histórico como súbito de Porfirio, cuando decía: “Compañeros, he escuchado con cuidado a las oradoras y oradores durante estas horas y he reflexionado: vengo a anunciar mi retiro”…
Un grito de sorpresa escapó entonces de docenas de gargantas. Porfirio refulgía con luz propia en el recinto de la Cámara de Diputados, a esas horas de la noche incipiente (20:30 pm). Y el destello enceguecía al panismo enmudecido.
En ese preciso instante, en que aquel trueno cayó, ocurrieron dos cosas: se abría una puerta, un resquicio, por donde Acción Nacional acaso podría presidir la mesa, como ha estado peleando desde el principio, y, segundo, se abría la opción también de que la reforma a la Ley Orgánica quedase paralizada como si un viento alisio la congelara.
Sin miramientos consigo mismo, sin que le temblara la voz -a pesar de que se la ha martajado la edad desde hace un tiempo-, Porfirio dijo al Pleno conmocionado: He estado hasta hoy obligado a mantener la unidad de la Cámara y el equilibrio entre el dercho a la voz y al voto de los parlamentarios, y el orden de la Cámara, privilegiando siempre, como dice la ley, los intereses generales a los de facción o de grupo”.
Comenzaban a reaccionar algunos legisladores. Y comenzaban a gritar: “Porfirio… Porfirio”. Y Porfirio continuaba: “En virtud de que existe una laguna en la ley que no va a ser subsanada hoy, y se crea el peligro de una crisis constitucional, la solución política es propiciar los entendimientos para lograr un entendimiento que nos permita transitar institucionalmente”.
Y remachaba esta leyenda viva de la política nacional: “Promoveré y acompañaré los diálogos parlamentarios que conduzcan a este fin. No seré obstáculo para los entendimientos y garantizaré la legalidad de un proceso democrático, a fin de evitar esa delicada crisis que se nos avecina”.
Estaba, en ese preciso instante, desarmando Porfirio a la facción opositora más recalcitrante y necia, como ha querido parecer el Pan. Entre líneas, Porfirio avisaba acaso que estará al frente de la negociación anunciada sobre la nueva Reforma Política del Estado. Una reforma que, a toda costa, el panismo quiere, que abomina.
Porfirio Muñoz Ledo remachaba: “Reitero mi compromiso indeclinable de seguir impulsando la transformación en cualquier posición en que me encuentre. Seguiré siendo su amigo y seguiré siendo un luchador a la par de ustedes por la democracia”.
Y entonces se despedía con una frase que alguien, algún día, se le achacará con letras de oro: “Toda mi vida he pensado que la principal virtud de un político es la congruencia. También que se puede tener el poder y no pasar a la historia, y se puede pasar a la historia sin tener el poder”.
Lloraban. Ya. Ya. Lloraban algunas diputadas. La sublimación total de Porfirio. El Pan, en shock, dijo en voz de Juan Carlos Romero Hicks: “Don Porfirio, para una razón de Estado, un hombre de estado. Gracias. Quiero subrayar mi admiración y afecto y mi gratitrud a Porfirio Muñoz Ledo. Estos son tiempos de humildad, prudencia, inclusión y sobre todo de diálogo. Ahora lo que viene es un espacio muy delicado. Este ejemplo que usted nos da debe servir para que entremos en el espejo del alma y en la reflexión”.
Un grito atajó al panismo y a romero Hicks: “Hipócritas”. Gerardo Fernández Noroña, también desde su curul, dijo: “Una vez más, Porfirio, demuestras tu grandeza política ante la mezquindad de la oposición. Sus felicitaciones son hipócritas, porque si hubiera un mínimo de consecuencia, apoyarían que tú siguieras frente a esta Cámara. Nos enorgullece la historia viva. Nos enorgullece que tú, Porfirio, seas parte de la izquierda y parte de la historia del pueblo de México”.
Todos echaron incienso a Porfirio. Sobresalió René Juárez Cisneros, pastor priísta: “Estimado Porfirio Muñoz ledo, quiero reiterarte nuestro respeto, por tu congruencia, visión de Estado y profundo amor por México”.
Dio Porfirio por concluida la sesión y citó para hoy. En seis horas, mucha agua pasó bajo el puente. Hoy, el desenlace.

Redaccion Diario de Palenque

Notas Relacionadas