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Hablando de Historia

Durante la siguiente fase de ocupación, el Clásico Temprano (ca.150-600 d.C., periodo Picota y Motiepa), las dos secciones se unieron formando un asentamiento de un mayor tamaño y un área cercana a 65 hectáreas. Los son sondeos con presencia de material asignable a este periodo representan el 64% de la muestra y los materiales identificados constituyen el 17.6% del total de tiestos analizados. La cerámica del periodo pertenece a los tipos cerámicos Águila Naranja y Polvero Negro, entre otros. El crecimiento de la ciudad aparentemente fue el resultado de un proceso de concentración de población y el desarrollo de una dicotomía rural-urbana: tenemos evidencia que sugiere que algunas aldeas de ocupación Preclásica fueron abandonadas al inicio del Clásico Temprano, siendo el caso mejor estudiado a la fecha la comunidad rural de El Lacandón. Esta concentración de población subyace a la inversión de trabajo necesaria para que los edificios cívicos como el Palacio, el Grupo Norte, el Juego de Pelota y el Grupo de la Cruz, fueran objeto de transformación arquitectónicas masivas al final del periodo, durante este periodo se observa una creciente educación de espacios para utilizarlos y construir más viviendas para la población en constante crecimiento, la colonización comienza a dirigirse a las partes elevada, de una manera radial y lineal. Es importante señalar que la ciudad comienza a crecer en anillos concéntricos alrededor de los asentamientos existentes durante el periodo Preclásico, en vez de una expansión del oeste hacia el este, como ha sido propuesto por otros investigadores.
El inicio del periodo Clásico Tardío en Palenque está marcado por la presencia de materiales asignables al periodo Otolum (600-690 d.C.), localizados en el 71% del total de la cerámica localizada. De acuerdo con la interpretación epigráfica, se asume que la ciudad alcanzó su mayor auge durante este periodo, evento marcado por el reinado de Pakal. Los materiales representativos cubren un área de 109 hectáreas, misma que no es el tamaño máximo alcanzado, como se verá más adelante. El siguiente periodo, Murciélagos (690-750 d.C.), representa El apogeo de la ciudad, pues como se pudo constatar con la evidencia obtenida por el Proyecto Crecimiento Urbano, los sondeos con presencia de material asignable esta fase cerámica representa el 86% de la muestra, constituyendo el 39.7%de la muestra total de tiestos analizados. La ciudad ocupo durante esta fase alrededor de 192 hectáreas, llegando a su máximo crecimiento poblacional y de área ocupada; ningún otro periodo reflejará este crecimiento tan evidente. La distribución de los materiales sugieren una ocupación en las partes altas y con gran pendiente, modificando la topografía local mediante grandes rellenos, nivelaciones y terrazas artificiales, una labor emprendida como una respuesta a la necesidad de seguir colonizando y propiciando mayor cantidad de lugares habitables para su población en constante crecimiento. en este sentido, creemos que es posible sugerir que la ciudad se volvió más grande y también más densamente poblada.
El Clásico Terminal inicia en Palenque con el periodo Balunté (750-810). La ciudad experimentó una importante reducción en el área ocupada, pues únicamente tuvo 82 hectáreas en comparación con las 192 de la fase anterior, con el consiguiente decremento poblacional y de disponibilidad de formas cerámicas diagnosticas al interior de la ciudad, que para este periodo incluyendo materiales importados del Grupo Chablekal Gris y otros de producción local. El periodo Balunté representa el 26.5% del total del material cerámico analizados por el PCU y su presencia es detectable en el 77% de los sondeos realizados. Investigaciones previas en la región han señalado que durante este periodo se poblaron áreas previamente ignoradas o con escasa presencia, como la sección de las Llanuras intermedias situadas entre las Sierras Bajas y el Río Usumacinta: creemos que la inestabilidad política de la dinastía palencana favoreció el abandono de la ciudad y el movimiento de la población a las áreas antes mencionadas . esta idea ha sido presentada anteriormente por los epigrafistas, y los datos arqueológicos también la soportan.
El último momento de la vida urbana palencana ocurrió durante el periodo Huipalé (810-900 d.C.), mismo que fue identificado por materiales cerámicos a los tipos de pasta naranja fina y otros de producción local como las ollas con decoración pintada de líneas y puntos rojos en el cuello y hombro. Los materiales fueron encontrados en el 35% de los pozos, representados por el 1.7% del total de la cerámica analizada, y se distribuyeron en ocho pequeños sectores que en total alcanzaron un área cercana a las 11 hectáreas. Este periodo representa el abandono total de la ciudad y también la presencia de actividades de destrucción de esculturas y modificaciones de edificios, especialmente en la Acrópolis sur. Si bien estos eventos han sido interpretados como evidencia de la llegada ocasional de visitantes foráneos, que da por explicar la razón por la que decidieron destruir los espacios mencionados y en cambio nunc fueron afectados los monumentos y esculturas más impresionantes, como el templo de las inscripciones.
Este proceso de abandono ha sido observado también en otras ciudades de la Región Noroccidental del Área Maya, como Piedras Negras. Futuras investigaciones permitirán notar si otras ciudades fueron abandonadas de la misma manera, así como detectar con certeza los espacios que siguieron habitados.

Redaccion Diario de Palenque

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