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AMLO-TRUMP y la nueva relación bilateral

Julio César Torres

En el intercambio de cartas que sostuvieron López Obrador, virtual ganador en las pasadas elecciones presidenciales y el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, AMLO explico en la misiva cuales eran los rubros de interés a tratar una vez que tome posesión como Presidente Constitucional, asimismo, explico en la misma algunos de sus proyectos regionales que llevara a cabo en su administración, delineo algunos principios que regirá en la política exterior con el vecino país del norte y abundo en invitarlo a construir un fondo regional de crecimiento para Centroamérica que mitigue la desigualdad social, combata la pobreza y disminuya la migración ilegal, cabe mencionar que al fondo invertirían ambos nuestro países de acuerdo a su capacidad económica, propuesta interesante para integrar a los países hermanos de Centroamérica y crear condiciones de crecimiento.

Históricamente nuestro país nunca ha tenido un trato justo y digno de parte de Estados Unidos de América, hemos recibido un sin número de agravios, en declaraciones, acciones políticas y medidas económicas y financieras de mano de todos los expresidentes estadounidenses, quizá el único que podría decirse que tuvo un trato menos hostil para México fue Bill Clinton, la tónica de las relaciones bilaterales de EUA hacia México ha sido ventajosa en perjuicio de nuestra nación, siempre se anteponen los intereses y beneficios del país del norte, siempre intervienen en nuestra política interna, las empresas trasnacionales gringas manejan gran parte de la economía nacional, en política y temas de seguridad seguimos ciertos planes y estrategias impuestos desde Washington, y por si fuese poco o para rematar, hemos tenido presidentes sumisos, miedosos y sin carácter ni voluntad política para hacer respetar la investidura presidencial y el honor de México.

Ejemplos claros de la sumisión presidencial de nuestros mandatarios los hay, Vicente Fox mantuvo una relación con George W. Bush vergonzosa, le prosiguió Felipe Calderón quien no solamente se dejó ver benevolente con el mismo, sino que además, impusieron desde EUA el Plan Mérida, una iniciativa internacional de carácter de seguridad nacional que vulnera nuestra soberanía y política interna, continuamos las relaciones políticas incomodas con el periodo de Barack Obama, de quien se tuvo mucha expectativa porque en campaña prometió una reforma migratoria para la regularización de los migrantes residentes en aquel país y de quien se empeñó en reforzar las medidas de deportación de latinos, reforzó las zonas fronterizas y las persecuciones y hostigamientos contra las comunidades migrantes. Actualmente vivimos padeciendo la administración de Trump, intolerante, racista, déspota y bélica, no solamente contra nuestro país, sino para con la mayoría de los países de centro y sur américa.

Con el nuevo gobierno electo en nuestro país, los mexicanos esperamos mayor endurecimiento político y económico hacia el trato que nos brinda Estados Unidos, las expectativas es de al menos, tener un gobierno que defienda la honorabilidad y orgullo nacional, no solo en el terreno político sino en los terrenos de soberanía, economía, seguridad, migración y cultural.

 

Andrés Manuel López Obrador deberá ser muy inteligente y desarrollar astucia política-institucional en las nuevas relaciones bilaterales con EUA, desde luego, a título personal no espero que el nuevo gobierno asuma una actitud de confrontación política y económica, porque se desperdiciaría tiempo, esfuerzo y capacidad para iniciar una nueva etapa de cooperación, desarrollo y crecimiento sostenible regional, deseo un gobierno mexicano con decisión y seriedad, que respondan enérgicamente a través de los canales jurídicos y políticos debidos las agresiones que se reciban de nuestro vecino, sin caer en la descalificación y desgaste, que únicamente nos restaría buena imagen a nivel internacional. Por el contrario México tiene una oportunidad inmejorable de recuperar credibilidad y el liderazgo en Latinoamérica que desde hace muchísimos años perdimos y nos fuimos convirtiendo en el país parecido a una extensión de intereses corporativos, económicos y políticos de los estadounidenses.

En la nueva dinámica que se construirá a partir del 1° de diciembre de este año con los EUA, deberá ser sobre la base del respeto a la auto determinación de los pueblos, la soberanía, cultura e identidades nacionales propias, el mandatario federal deberá darle realce a nuestra identidad nacional, crear confianza nacional y a estimar el orgullo mexicano como motor de fuerza para lograr los cambios internos que necesitamos y proyectar una imagen de progreso en el concierto de naciones, esto implica que la nueva administración federal implemente una política interna inteligente, vanguardista y progresista de acuerdo a nuestras costumbres, multiculturalidad e idiosincrasia, para evitar que continúe la americanización de México, la identidad nacional debe integrarse en una sola de acuerdo a las regiones, costumbres y usos, la reserva y riqueza cultural que poseemos como sociedad debe ser un elemento fundamental para robustecer e integrarse en los rubros de educación, desarrollo económico y social.

Hay un principio que AMLO ha sostenido por mucho tiempo, aquel que reza que la mejor política externa es la interna, pareciera un argumento simplista y anacrónico, sin embargo, si se analiza con profundidad y reflexión de altura, podemos recaer en un sin número de aspectos importantes en los cuales conducir nuestra política interna y vernos fortalecidos en el exterior, contra un gigante como Estados Unidos de Norte América, el principio en mención, por ejemplo, implicaría en fortalecer nuestro mercado interno, proyectarnos y avanzar a lograr nuestra soberanía alimentaria, eso implicaría un programa intensivo de rescate y reactivación de las actividades productivas; agrícolas, ganadera, pesca, reforestación de zonas naturales, conservación de zonas protegidas, no solamente se estaría hablando de incentivar al trabajo a la gente sino darles empleo y con ello ganarse la vida empleándose con proyección a producir lo que consumimos de acuerdo a las zonas y regiones de nuestro país, tener la proyección de una nación productiva desde luego, que implicaría que nuestro país se encuentre mejor comunicado, para ello, sería importante un programa nacional de conexión e interconexión de todas las zonas y regiones de México, incentivando la obra pública, creando empleos directos e indirectos y facilitando la comunicación y transporte para la movilidad de personas y servicios.

Otro rubro que nos haría crecer seria lograr la soberanía energética, producir en nuestro país los hidrocarburos que consumimos, energía eléctrica, gas natural, gasolinas y derivados del petróleo, aunque en el ambiente político se sostenga que la actividad energética específicamente la refinación de petróleo quedara obsoleta, por razones ambientales, lo cierto es que nuestro país hoy en día consume hidrocarburos, existe una demanda considerable, por lo que no podemos darnos el lujo de comprar gasolinas a precios altos, teniendo nosotros gran cantidad petrolífera, y que además, tenemos la posibilidad de satisfacer nuestra demanda interna y poder exportar petróleo refinado al exterior, pasando de ser importador de gasolinas a exportar hidrocarburos refinados, lo anterior no significa que se desecharía la posibilidad de generación de energías limpias, las cuales tendrían que ir en la misma proporción para generar nuevas fuentes de energía renovables.

De modo que los lineamientos que nuestro país desarrolle en las relaciones exteriores a partir de la nueva administración y gobierno democrático, será el fortalecimiento de la política interna, transitando a la soberanía alimentaria y energética como pilares fundamentales de la soberanía nacional y potenciar el crecimiento económico interno, comenzar a competir al exterior en igualdades de condiciones sociales y económicas, se sabe que es un reto complejo, pero no es imposible, el nuevo gobierno deberá tener voluntad política para romper con anclajes institucionales que impiden el crecimiento y progreso, deberá existir mayor atrevimiento del presidente para lograr que sea visible un cambio verdadero en el corto, mediano y largo plazo, el cambio efectuado en las urnas deberá ser el comienzo de una nueva etapa nacional, de tener y exigir gobiernos progresistas y que procuren el crecimiento nacional.

Redaccion Diario de Palenque

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