Cancel Preloader

Diario de un reportero

 Diario de un reportero

carton-grande•Periódicos boletineros
•Las grandes igualas
•Obreros de la pluma

Luis Velázquez
31 de enero de 2015

DOMINGO
Dos redacciones en un periódico

Gabriel García Márquez siempre hablaba de que en la prensa deberían existir dos salas de redacción.
Una, con un grupo de reporteros para cubrir los eventos del día. Y la otra para escribir crónicas y reportajes de largo alcance y de investigación.

Partía de un argumento inapelable: los hechos del día que han de seguirse al pie de la letra, tal cual, sin distorsionar datos ni manipular escenas, y más aún en el tiempo del internet, cuando las redes sociales están desplazando a muchos medios en la inmediatez, cierto; pero también, en la calidad.
Y, por el otro, la crónica, que es contar la historia de cada día. La crónica vívida, llena de datos; pero más, mucho más, de vivencias, detalles, la exploración psicológica de los personajes del suceso noticioso, como si el lector leyera un cuento; pero de la realidad tal cual.

El reportaje; pero más aún el reportaje de investigación, considerando que los políticos, por ejemplo, y porque tal cual es su naturaleza, tienden a ocultar los hechos incómodos, en tanto la chamba del reportero es hurgar, remover, quitar el escombro.

Y es que, según el Gabito, el periodismo pasó del qué del hecho al cómo y por qué sucedió el hecho.

LUNES
Periódicos boletineros

Basta, sin embargo, mirar la realidad periodística en la provincia, sobre todo: la mayor parte de los medios están llenos de boletines de prensa.

Por lo regular las noticias principales de primera plana son declaraciones, puntos de vista, opiniones de los entrevistados que en un 80, 90 por ciento, son políticos.

Y políticos, además, que de pronto, y en nombre del poder público, se vuelven expertos, todólogos, y hablan de todo, hasta de la energía nuclear, sin tener el mínimo conocimiento.

Y su diarrea verbal se va a portada porque además tienen convenios verbales, no escritos, con los políticos (los alcaldes, el gobernador, los secretarios del gabinete legal, los diputados, etcétera) para que con cargo al erario les publiquen y destaquen sus notas.

Un periodismo, pues, para cumplir la tarea de manera burocrática, dispuestos, incluso, a tergiversar y ocultar los hechos para tener contenta a la elite partidista en el poder.

Nada fácil sería que algún día un magnate periodístico saliera del clóset y publicara un diario que se llamara “El boletinero”.

MARTES
Auge editorial en Veracruz

Por eso mismo es que el mercado periodístico se ha llenado de medios escritos, hablados y digitales.
Por ejemplo, en el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016 publicado por Javier Duarte se asienta que en Veracruz hay más de cien periódicos y revistas, además de 50 periódicos digitales (que ahora llegan a unos 90), más los noticieros radiofónicos y televisivos, y televisión por internet.

Así, diríase que los magnates ponen un periódico como si se tratara de un changarro, un tendajón, para vender información boletinera y, por tanto, para lucrar, de igual manera como el señor de la esquina apuesta a la venta de hotdogs y Frutsis.

Estamos, pues, ante la evolución del periodismo romántico, idealista, soñador, de Enrique Flores Magón, Filomeno Mata, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y Francisco Zarco… al periodismo empresarial, donde entre más medios posea un magnate más convenios con los políticos y más ingresos y más riqueza.

Y más alianzas entre unos y otros que, como en el caso de Veracruz, está visto que otorgan hasta cargos públicos, diputaciones locales a los reporteros y a los hijos de los magnates de la información para así comprar más complicidad y más silencio.

MIÉRCOLES
Los aboneros

Claro, los empresarios periodísticos arriesgan y mucho.

Y arriesgan, por ejemplo, como ahora, cuando según las versiones, el gobierno de Veracruz les adeuda unos 1,600 millones de pesos porque la Secretaría de Finanzas y Planeación se ha atrasado en el pago mensual, no obstante que los medios les siguen publicando las noticias oficiales en portada, con frecuencia a 8 columnas, la noticia principal.

Por eso, en las oficinas de SEFIPLAN, por ejemplo, se miran a los gerentes y contadores de los medios tocar puertas como unos aboneros, en tanto en la dirección de Comunicación Social la mayor audiencia la ocupan ellos mismos, que suelen pasar el día de una a otra dependencia.

Pero además, con frecuencia sucede que acomodan las facturas pendientes de pago en un maletín negro y entonces se van a la caza del gobernador en una ceremonia pública para ahí exponer el pago pendiente y en nombre de los 8 millones de habitantes de Veracruz rogar, pedir, mendigar, solicitar, casi casi de hinojos, el pago correspondiente lo más pronto posible.

Incluso, en algunas ocasiones llegan a la humillación porque, ni modo, el periódico vive del ingreso oficial y les urge el dinerito fresco para pagar la nómina siguiente.

JUEVES
Obreros de la pluma

Paradojas de la vida: hay magnates de la información ricos con trabajadores pobres y jodidos.

Magnates con residencias, casita de campo, casa en Estados Unidos, departamento en España, ranchos ganaderos y hasta avión.

En contraparte, hay reporteros, fotógrafos, editores y secretarias con un miserable salario y sin prestaciones sociales ni médicas ni económicas.

Cierto, se dirá que un diarista, por ejemplo, acepta un embute, digamos, de unos mil pesos; pero el dueño del medio se queda con un millón, dos millones, tres millones de pesos, también, oh paradoja, de iguala.

El magnate y su familia se bajan de un avión procedente del extranjero y trepan a otro para seguir en la farándula, en tanto, el trabajador de la información mira su vida y la vida familiar reducida a excursiones, si bien le va, a la Isla de Sacrificios, al Acuario, a la plaza comercial del pueblito.

El magnate vive siempre quejándose de que no hay dinero, ni siquiera, vaya, para un préstamo de mil pesos para terminar la quincena, mientras tiene tres, cuatro, cinco automóviles en la cochera para utilizarlos según su estado de ánimo.

El dueño del medio y los hijos son gente bonita, gente VIP, lo más selecto de la sociedad, en tanto el obrero de la pluma es un paria, pobrecito, que vive a la quinta pregunta.

VIERNES
Matrimonio por conveniencia

He ahí, pues, el periodismo que leemos y padecemos.

Bastaría referir que si un lector comprara los periódicos publicados en la ciudad donde viva y cotejara unos con otros sólo en los titulares de portada consignaría que, en efecto, están llenos de boletines, reproduciendo las mismas noticias en la mayoría de los casos.

Y lo peor, y con frecuencia, hasta con los mismos titulares y las mismas palabras.

Todavía más: el lector advertirá en un estudio semanal que la sabia enseñanza de García Márquez de apostar a la crónica y el reportaje como oferta informativa son letra muerta, caso omiso.

En todo caso, el medio sólo está para satisfacer al cliente número uno, que es el gobierno en sus tres niveles (municipal, estatal y federal) y cuya compra de espacios resulta un ingreso definitivo para su economía.

Incluso, la mayor parte de los medios sólo llegan al estanquillo para que los políticos vean que allí se exponen; pero, además, hay medios que sólo son distribuidos en las oficinas de los funcionarios públicos para cumplir con una simple presencia; pero sin circulación efectiva.

root

Notas Relacionadas