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El punto G de la economía

 El punto G de la economía

Roberto Dionisio Pérez
cartonEl Buen Fin…

El Buen Fin es un formato similar al Black Friday (viernes negro) de Estados Unidos que fue lanzado aquí en México en 2011 bajo el nombre: ¡Buen Fin!, con esfuerzo conjunto de empresas comerciales y gobierno federal para lanzar ventas con descuentos extraordinarios. Tenía como objetivos: 1) la reactivación de la economía a partir de la cooperación de los sectores público y privado y 2) que el consumidor tenga acceso a productos y servicios a precios bajos y con promociones generalizadas, como no son vistas en otra época del año.

El Black Friday se festeja un día después del Día de Acción de Gracias (a finales de noviembre) y marca el inicio de la temporada de compras navideñas y es de un solo día. En México el Buen fin se realiza en fines de semana ‘largos’ (es decir, que coincidan con un día de descanso obligatorio) como el festejo de la Revolución Mexicana. El Buen Fin tiene una duración de cuatro días, y es más tranquilo y nuevo.

El lanzamiento de la iniciativa que busca reactivar el mercado interno a través del fomento al consumo generalizado, vía gangas, en todas las tiendas departamentales, con la intención de promover el consumo y evitar los despidos estacionales que se dan en esta época. Para las empresas les funciona en desplazar mercancías obsoletas en tecnología o quitar mercado algún producto de los estantes para dar cabida a otro, sirve como escaparate para promover el impulso de un nuevo producto. La maquinaria de la mercadotecnia del Buen Fin, para mover la economía de uno o varios sectores a través de las compras, es decir sostener un sector con deuda pública de los consumidores es un juego muy peligroso.

Más que un programa para beneficiar a los trabajadores, El Buen Fin es una campaña publicitaria para incrementar las ventas de las empresas participantes a costa del endeudamiento de los asalariados, coincidieron académicos. De acuerdo con un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la UNAM, 75 por ciento de las supuestas ofertas no corresponden a descuentos en el precio, sino a facilidades de pago a meses sin intereses. El organismo precisó que efectivamente, El Buen Fin servirá para detener la caída estacional del empleo que se da al finalizar el año.

Ha sido positivo, pues durante los primeros años las personas gastaron de más, hoy son más conscientes en lo que compran y necesitan. Todo pinta para que este programa dure muchos años más. Por los beneficios que ha traído en los empleos y el éxito dependerá de las empresas participantes que realmente ofrezcan verdaderos descuentos y que los consumidores estén más informados de esas ofertas y haga comparativos de los precios.
correo: rodip20@yahoo.com.mx

Duda razonable
Las larguísimas colas de quienes nos gobiernan
CARLOS PUIG

Es reveladora la reacción de los partidos políticos frente a la revelación de la casa de los Peña comprada a un importante proveedor del gobierno.

Silencio.

En cualquier otro país del mundo, el reportaje de Aristegui hubiese sido un manjar delicioso e irresistible para la oposición, no se acabarían las conferencias de prensa, las intervenciones en la tribuna. Por mucho menos los presidentes de partidos han puesto (inútiles) denuncias frente a la PGR.

El silencio ha sido estruendoso.

Porque si Ciro Gómez Leyva preguntaba con toda razón ayer ¿qué espera señor Presidente?, hoy habría que preguntar ¿por qué callaron los partidos de oposición?
No es producto de la casualidad que sean las reformas que tienen que ver con la corrupción las que se han quedado olvidadas en el cajón del Pacto por México y sería muy tonto culpar solo al gobierno de ese olvido.

La tragedia mexicana tiene parte de su origen en que lo que une a nuestros partidos es la facilidad con la que se han corrompido cuando tienen posiciones de poder. Nadie se ha salvado. Hay matices, pero no muchos.

Lo único que se ha democratizado es la pasión de políticos y funcionarios por el dinero del erario. Todos tienen su César Nava, su René Bejarano, su Moreira, su Duarte, su Granier, su Julio César Godoy, los chamacos Bribiesca…

La federalización del dinero arrancada hace un par de décadas, en lugar de dar poder a los ciudadanos más allá del Distrito Federal, lo que hizo fue enriquecer a los gobernantes de los estados. Supongo que habrá algunos que no agarran un peso. Pero no son ni los más ni los que mandan.

Es por eso, por ejemplo, que nuestras leyes electorales siguen siendo generosas con los partidos, no solo en los montos, sino en complicar la fiscalización real. Frente al Congreso hoy, por ejemplo, hay un borrador de ley de transparencia que fortalecería el poder ciudadano para saber qué y cuánto tienen los gobernadores y funcionarios locales. Eso, me dicen, ya está siendo objetado por los partidos.

Veremos cómo termina el asunto de la casa ahora que la primera dama dé explicaciones. Lo que ya va quedando claro es que temerosos de que les saquen a la luz sus casas y sus coches y sus relojes y sus barcos y sus cuentas… los de oposición han quedado exhibidos.
dudarazonable@milenio.com
Twitter: @puigcarlos

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